Capítulo 19

92 6 2
                                    

Nerea

Era de noche y la puerta de la diminuta habitación que me habían dado estaba cerrada con llave y bajo la vigilancia de guardias. Sabía que jamás podría salir por ahí pero tenía que buscar otra alternativa.

Más arriba de la altura de una persona promedio había una ventana lo demasiado grande como para que una persona pequeña pudiera salir.

Nerea: Sé que ya no soy la joven delgada que solía ser pero si hago un esfuerzo seguro que puedo salir por ahí -pensé.

Sin embargo aún estaba el problema de como llegaría hasta ahí, dentro de esta habitación apenas había una cama y un par de objetos inútiles.

Nerea: Algo de agua... algo de agua por favor -dije para mi misma mientras la buscaba.

Encontré un par de flores que adornaban el lugar y parecían haber sido cambiadas hace mucho, estaban por marchitarse.

Nerea: No creo que tengan mucha agua pero solo necesito un poco.

Con un movimiento de mano y usando mi agua control saque el agua de esas flores. En efecto, no era mucha agua pero sí más de la que había pensado.

Formé una especie de cuchilla de hielo y luego convertí ese hielo en fijo, sabía que no sería una buena idea tomando en cuenta mi estado actual y que recién había recuperado mis poderes. Hacer hielo fijo era una técnica avanzada.

Al principio no sentí nada pero al finalizar mi técnica sentí un picor que subía mi garganta y me obligó a toser, cubrí mi boca con mi mano y al separarla pude ver que estaba pintada de color carmesí. Acababa de toser sangre y sabía porque.

Nerea: Mis poderes... mi cuerpo ya no soporta que los fuerce -pensé con molestia.

Ya pensaría en eso después, mi objetivo ahora era salir de aquí para buscar a mi hijo en donde sea que estuviera. Después de la reunión con el Señor del Fuego ordenaron que Zarheo fuera llevado a una de las grandes habitaciones para la gente importante del Palacio y que yo fuera apartada de él.

Para ser sincera me sorprendía el hecho de que no haya ordenado matarme pero ya me hacía una idea de porque no lo había ordenado.

Nerea: Seguro se dio cuenta de que Zarheo no confia en nadie aquí, si me elimina entonces Zarheo nunca confiará en ellos... me necesita por ahora.

Usé la cuchilla para escalar el muro hasta llegar a la ventana, para mi mala suerte los bordes estaban llenos de irregularidades en la construcción que parecían picos puntiagudos y afilados. No me di cuenta de eso hasta que me sostuve de allí y se quedaron enterrados en la palma de mi mano.

Quise gritar del dolor pero sabía que si lo hacía los guardias en la puerta entrarían al escucharme. Apreté los dientes resistí hasta que pude levantar mi cuerpo hasta el hueco. Me tomé mi tiempo para salir sin ser alcanzada por esos picos de nuevo en otra parte de mi cuerpo y al salir de nuevo baje usando aquella cuchilla de hielo.

Al fin estaba fuera pero mi palma me dolía demasiado y estaba sangrando. Pensé en usar el agua de mi cuchilla para sanarme pero estaba mezclada con escombros por haberla usado en la pared.

Nerea: Necesito encontrar algo de agua para poder sanarme.

Caminé en cubierta y escondiéndome para que nadie me viera hasta encontrar alguna pista sobre el paradero de mi hijo. En el camino me encontré con un par de sirvientes que discutían sobre lo que parecía ser un nuevo visitante.

- Entonces ¿quién se supone que es este niño?

- Nadie lo sabe pero parece tener el consentimiento de Su Majestad. Incluso le dio una de las habitaciones principales.

Tribu NacionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora