Capitulo 12

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Zuko

Ambos estaban frente a mi y ninguno se veía contento, ni cerca de estarlo.

Mar: ¿Qué rayos haces aquí? y no quiero esa respuesta de "no lo sé, fue casualidad". Quiero la verdad.

Podía notar en su rostro lo molesta que estaba, de hecho creo que nunca antes la había visto así de enojada.

Estábamos dentro de su casa, la casa que ambos tenían y que yo apenas podía asimilar. Odiaba que él estuviera aquí... ¡¡¿Por qué él?!!

Zuko: ¿Qué haces con él? -le pregunte a Nerea sumamente enojado y confundido refiriendome a aquel soldado traido del Reino Tierra a mi Nación y que ahora vivía con ella.

Mar: Te hice una pregunta.

Ni siquiera me escuchó, simplemente me contestó como si mis palabras no le importaran... como si yo no le importara.

Zuko: Mi padre me envió a deshacerme de los pueblos rebeldes de la frontera del Reino Tierra, de todos ellos. Yo no sabía que estaban aquí ¡lo juro!... los encontré por casualidad.

Nerea se estaba enojando más y más, tanto que se le notaba el enojo aunque intentaba esconderlo.

Mar: No te creo... dime la verdad -exigió otra vez.

Zuko: Ya te la dije ¿Por qué crees que estoy mintiendo?

Mar: ¡¡Porque es lo que siempre haces!! ¡Desde que te conozco siempre has sido un mentiroso con todos, hasta te mientes a ti mismo! Pero no soy estúpida, dime la verdad.

Merodac: Oye... calmate un poco Mar, no te servirá de nada que te alteres así -dijo nervioso y con miedo, al parecer le temía a Nerea.

Ella le hizo caso y se calmó, eso me hacía hervir la sangre porque a mi no me escuchaba pero a él si. Y no había nada que yo pudiera hacer, ellos estaban juntos ahora. Sin embargo deje eso de lado por un momento y me centré en la otra cosa que tanto me intrigaba.

Zuko: ¿Dónde está? -pregunte en un tono más calmado y casi suplicándole.

Merodac: ¿Qué? ¿De que hablas? -preguntó sin entenderme.

Mar: No te incumbe saberlo ¡Ibas a matarlo aunque fuera tu propio hijo!

Me enorgullecia que Nerea y yo nos siguieramos entendiendo apesar de todo el tiempo y las circunstancias, supo de inmediato que hablaba de Zarheo; ese tipo solo estaba aquí como un extra en la conversación. Si no fuera por Nerea ya lo hubiera sacado con mi fuego. Sin embargo mi orgullo se fue cuando note lo que ella dijo, simplemente no podía ponerme altanero ahora.

Zuko: Sábes que no es cierto... -dije bajito.

Mar: ¡¿Ah no?! ¿Entonces que pretendías cuando me envenenaste? ¡¿Que él no saliera afectado por todo lo que pasaba?! ¡No pienso dejar que estés en su vida, ya no!

Nerea no dejaba de mirarme con los ojos llenos de odio, algo que nunca pensé que pasaría.

Mar: Déjanos solos Merodac -le ordenó sin apartar la vista de mí.

Merodac: ¡Pero Mar! ¿Estás segura? -le dijo preocupado- No quiero que te pase algo, nunca se sabe con estas personas cuando pueden hacerte cosas horribles -dijo esta vez mirándome a mi con cierto odio.

Mar: No te preocupes, no es más fuerte que yo. Nunca lo fue y jamás lo será -comentó mientras me miraba despectivamente de pies a cabeza- Además, si se me acerca tan solo un milímetro más no dudare en atacarlo.

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