Capitulo 11

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Zuko

Corrí tan rápido como pude para alejarme de allí, no sé porque lo hice, debería haberme quedado y comprobar que realmente era ella. Pero pensar en esa realidad me había dejado helado y no sabía si me sentía así por miedo, impresión o emoción.

Cuando estuve lo bastante lejos al fin dejé de correr y empecé a procesarlo todo. Recuerdos de Nerea y Zarheo golpearon mi mente; Nerea sonriéndome, Zarheo durmiendo tranquilamente en nuestra habitación... ellos felices.

Se me fue la fuerza y caí al piso de rodillas en estado de shock. Todo mi cuerpo estaba temblando porque apenas podía concebir la idea de que esto era real.

Zuko: Nerea... y Zarheo... ¿están con vida?... ¡¡Nooo!! Debe ser otro maldito sueño. ¡¡Ellos están muertos!! -dije al borde de la demencia.

Mi razón me decía que regresara al lugar, que regresara a aquel lago y comprobara que esto no era otro de mis malditos sueños con alucinaciones. Pero mi cuerpo apenas se movía y no tenía fuerzas ni para ponerme en pie.

Estaba tan tenso que de un momento a otro todo se volvió negro, mis ojos se sentían cansados y sin previo aviso caí desmayado por la gravedad de mi estado de shock.

***

Desperté cuando sentí un rayo de sol que pasaba entre los árboles y me daba en la cara. Sentía mi cuerpo totalmente agotado y sin fuerzas, parpadee un par de veces para acostumbrarme a la luz y luego intenté levatarme del suelo. La primera vez caí de rodillas y a la siguiente al fin estaba de pie.

Por mi mente solo pasaba una cosa. Ellos. Mi família.

Me oriente y en cuanto supe dónde estaba el pueblo me dirigí hacia él. No tenía pleno conocimiento de qué estaba haciendo, solo sabía que mi cuerpo se estaba moviendo solo en busca de alguien que quería encontrar.

Un rato después ya estaba en las afueras del pueblo. Era de día así que cualquiera podría verme, por eso juntando toda la concentración que pude intenté que nadie se percatara de mi presencia.

Zuko: Rayos, no sé en qué casa vivan.

Miré a todos lados en busca de algo que me diera una señal de su presencia. Un poco de hielo o algo hecho con fuego quizá.

Zuko: ¿Zarheo... será un buen maestro fuego? -pensé con miedo de verlo de nuevo.

Entonces la encontré, a algunas casas de dónde estaba salió una persona, una mujer y era ella. Ahora podía verla con la luz del día y no con la oscuridad de la noche. Estaba más mayor, supongo que eso era obvio. Un poco más alta pero seguía siendo mas pequeña que yo, y su cabello... ya no era largo como siempre lo había tenido, ahora estaba corto hasta el cuello.

Entonces una lágrima resbaló por mi mejilla ¡¡Realmente era Nerea!! No había forma de que pudiera confundirla teniendola a tan solo unos metros de mí.

Luego tras ella salió un niñito de quizás unos cinco años. Tenía la edad justa que debería tener Zarheo en estos momentos así que supuse que era él. Aunque no podía verlo de frente sí pude notar que su cabello era igual al mio, negro.

Zarheo: Ya nos vamos mami, el señor Colt nos pidió que lo ayudaramos con su cosecha.

Mar: Está bien cariño, tengan un buen día y no regresen tan tarde -le dijo mientras le acariciaba la mejilla dulcemente-

Veía la escena de lejos y me resultó de lo más tierna. Por un momento quise estar ahí, formar parte de su vida y también despedirme de mi hijo como lo haría cualquier padre normal.

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