Caminaba por el pasillo mientras acomodaba la armadura de mi traje para asistir al Consejo de Guerra. Estaba a tiempo y seguro que iba a llegar temprano pero no podía dejar de pensar en la plática que había tenido con mi sirviente personal el día anterior.
***
Zuko: ¿Hay algo más que tengas que decirme?
- En realidad ya no Su Alteza, ya no hay nada urgente para decirle pero... si hay algo que en lo personal me preocupa.
Zuko: Bien, habla.
- Sigue teniendo pesadillas ¿verdad?
Me quedé estático cuando me dijo eso porque era cierto que tenía pesadillas de vez en cuando, pero no me daba cuenta de que la gente lo supiera porque en lo personal, jamás le había dicho a alguien que las tenía.
Zuko: ¿Cómo es que sabe eso? -le pregunté un poco molesto, pero solo era para ocultar la sorpresa que me dio cuando lo preguntó-
- Su Alteza, soy su sirviente personal desde hace mucho tiempo. Puedo atinar a que he estado con usted casi desde que regresó de su exilio al capturar al Avatar hace poco más de siete años, así que lo conozco bien.
No le contesté nada, solo le aguanté la mirada en silencio esperando que siguiera hablando.
- Desde hace cuatro años que usted siempre tiene pesadillas en esta época del año... es por ellos ¿cierto? Extraña a su familia...
Zuko: ¡No es eso!... y no sé de que hablas.
- Su Alteza, no puede seguir engañandose a sí mismo. Nunca ha tocado a ninguna chica que le ha enviado el Señor del Fuego desde que la Princesa Nerea falleció.
Zuko: ¡Cállate! ¿Tú que sabes de esto?... ¡¿Qué podrías saber tú de mí?!
Mi sirviente no dijo nada pero tampoco pareció asustarse cuando le levanté la voz. Simplemente me miro con tristeza y esperó para hablar.
Zuko: Y lo que piensa no es cierto, claro que paso la noche con mujeres. Soy el Príncipe de esta Nación así que puedo tener a cualquier mujer que desee en mi cama.
- Pero la que usted quiere ya no está a su lado... debería aceptarlo.
Me di la vuelta para dejar de verlo porque lo que me decía en realidad me dolía.
Zuko: ¡Vete! Y no quiero que vuelvas a hablar de esto conmigo.
Escuché como caminó a hacia la puerta y la abrió.
- Recuerde Su Alteza... usted es la única persona que puede cambiar su propia vida.
Luego de eso se fue y escuché como cerraba la puerta detrás de el.
En cuanto lo hizo dejé de aguantar el dolor que sentía en el corazón y formando un puño en mi mano le di un fuerte golpe a la pared en la que estaba. Seguro que mi golpe se escuchó en todo el Palacio pero no me importó.
***
Volví la mente hacia donde estaba, en el presente.
Ya pronto llegaría a la sala de reuniones del Señor del Fuego y cuando al fin llegué, entre casi media hora antes de la hora acordada.
No fui el primero en llegar pero apenas había unos pocos miembros del Consejo y lo que más me calmó fue saber que Azula aún no había llegado.
Me senté a la derecha de mi padre quien ya estaba ahí y no dijimos nada. La verdad no era como que yo quisiera que dijera algo o platicar con él, porque no era así; pero a la vez me snetía incómodo al tenerlo a un lado... tan tranquilo... tan sereno.
ESTÁS LEYENDO
Tribu Nacional
FanfictionEl Príncipe de la Nación del fuego y la Princesa de la Tribu Agua del Norte, eran la pareja Real hasta que aquel incidente los separó y sin saberlo también los rompió... las cosas nunca volverían a ser como antes pero... ¿era acaso eso algo malo? Vi...