Capitulo 22

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Nerea

Tenía poco que la reunión del Consejo había acabado y yo tenía la esperanza de ver a Zarheo al menos a lo lejos en uno de los pasillos o algo así pero nunca sucedió.

En vez de eso un montón de sirvientas acudieron a mi habitación sin preguntar y empezaron a decir cosas entre ellas pero nada conmigo.

Nerea: Amm... disculpen ¿entraron a la habitación correcta? -pregunte pensando que quizá no venían a verme.

- No Señorita, venimos a prepararla para esta noche.

- Si, se nos encomendó dejarla lista para la petición de un hombre importante.

Miré todas las cosas que traían, entre ellas ropa, maquillaje y adornos lindos para el cabello.

Nerea: ¿La petición... de un hombre importante? -dije sin creerlo.

Tragué saliva de la impresión, supe de inmediato a que habían venido todas estas sirvientas.

Nerea: Seguro Zuko solicitó verme esta noche -pensé para mi misma con un poco de nervio.

Me llevé una mano al pecho cuando sentí mi corazón latir más rápido, puedo apostar que me ruboricé y mi expresión cambió pero no pensaba darle el gusto a las sirvientas de hablar sobre eso.

Comenzaron a preparar las cosas que traían y ni tiempo me dieron para comer o comentar cuáles eran mis gustos, solo decían cosas como:

- Esto fue lo que pidió aquel hombre.

- Esto seguro le gustará, va de acuerdo a los gustos de los hombres de la Nación del Fuego.

- Debe comportarse bien señorita, el hombre no tiene fama de ser una persona muy paciente.

Me sorprendió que en todo este tiempo llamaran a Zuko "el hombre" y no "Su Alteza" o "El Príncipe" pero sabía que preguntar no serviría de nada, estas sirvientas estaban tan concentradas en vestirme y maquillarme que no me hacían caso.

***

***Momentos antes (Al finalizar la reunión del Consejo de Guerra)***

Todos los generales y altos mandos de la Nación del Fuego se habían ido tras la última petición de la reunión. Solo habían tres personas en aquella sala y una de ellas era apenas un niño que no podía entender nada de lo que hablaban los otros dos hombres.

Concejal Ron: Estoy sumamente agradecido con Su Majestad por aceptar mi petición, le juro que yo...

Ozai: No debiste haberme pedido eso, estoy seguro de que aún siente algo por ella, no ha podido estar en sus completas facultades desde que la trajo de vuelta.

Concejal Ron: Pero ella ya no es su esposa, ella misma decidió abandonar la Nación del Fuego y SECUESTRÓ a uno de los Príncipes. Una mujer así no puede ser la pareja de un gobernante -dijo haciéndo énfasis en sus palabras.

Ozai: ¿Y por qué no? -dijo con un tono severo ante el cual ningún hombre se hubiera atrevido a contestar, pero el hombre con el que estaba no era cualquier hombre- Ya demostró que tiene agallas y se niega a morir aunque la ración de comida que ordené que se le diera no alcanza ni siquiera para saciar a un niño. Definitivamente está dispuesta a hacer lo que sea con tal de salvar a su hijo, y es astuta... más de lo que era hace cinco años.

Concejal Ron: De igual forma, el Príncipe no decidió reclamarla cuando la pedí para mi.

Ozai: Aún es débil, le dije que ni pensara en reclamarla como esposa y parece que hace caso a todo lo que le diga.

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