Incubus ~Terminada~

La venganza del Incubo.

Estaba completamente molesto, caminando de aquí para allá en un callejón oscuro, como un verdadero león enjaulado, queriendo comerse a los del circo que lo tenían prisionero, frente al departamento de aquel idiota, viendo su ventana de vez en cuando.

Como era que ella se atrevía a pedirle eso, era su latido, y le indignaba que le pidiera el amor de otro tipejo que no supo valorarla.

De irá, crecieron aquellos cuernos rojos intensos enormes y deformes, aquella cola roja con un tridente en la punta, sus ojos se volvieron oscuridad absoluta en todo el contorno, humo salía y llamas en sus manos. Estaba transformado en su verdadero aspecto.

Los demonios que pasaban por ahí de casualidad se alejaban inmediatamente, los rumores le presedian era el más temible de todos. 

—Itzel —grito cuando vio a una Sucuba pasar.

— Sargento —se detuvo en su frente, no podía mantener la vista en el, realmente era terrorífico.

— ¿Sigues sin campo?

— Si, señor, he enviado solicitudes pero no me aceptan aún.

— Te acepto en el mío si haces un trabajo ...

— ¿Como una prueba? —la estusiasta chica junto sus manos disponible ante cualquier petición.

— ¿Podrás cumplirla?

— Lo que ud me pida, Señor.

— Bien, —llevar a cabo su plan lo hizo calmarse un poco, y mientras veía unos cuantos pisos arriba aquella cola, cuernos y ojos desaparecieron de su cuerpo.

Ambos fueron transportados al pequeño balcón, podían oírse los gemidos falsos de aquella chica, notaron de inmediato que ella fingía el placer y tenía expresiones de aburrida.

Pronto el término, cansado, exhausto se dejó caer, y ella se levantó para vestirse.

— Dale el mejor sueño de su vida a ese idiota.

— Sí, —volvio a verlo— ¿Cuando dice mejor?

— El mejor —resalto la frase y una sonrisa malvada salió de sus labios, dándole a entender a ella que debía proceder.

— Será un placer —Itzel fregó sus manos y provocó el suelo en el.

Itzel era la nueva, la novata, pero tanto como Jeon tenían planes oscuros en su ser, eran pocos los Súcubos que seguían sus pasos, y para ella, Jungkook era un ejemplo a seguir, un rey, un maestro del que debía aprender en demasía.

Busco en sus pensamientos sus peores miedos, y se encontró con uno muy entretenido.

Floto en el aire y pego su cuerpo con el de él, solo se separaban por milímetros, entonces el show comenzó.

Al rededor de Jungkook todo se tornó oscuro, apareció una mujer hermosa, acercándose sensualmente al muchacho que sonreía amarrado a una silla.

— Te ves hermosa, Haydee —murmuro el, Jeon apretó su mandíbula, aquella voluptuosa cambiaba de apariencia y la molestia volvía a su cuerpo.

— Te daré la mejor noche Oppa —dijo ella abriéndose de piernas y sentándose sobre él, besándose animosamente.

Cuando la chica se apartaba de sus labios, el no podía respirar, entonces la Sucuba se levantó asustada y de la boca de DoJun comenzaron a salir las más aterradoras arañas, de todos los coloresz de todos los tamaños.

Asustado por lo sucedido, comenzó a gritar, las arañas se metían entre su piel, y los bultos se movían por doquier, hasta que salían por su pene, llenas de sangre y trozos de carne.

— Ayudame!... Ayúdame Haydee.

— Oppa —fijo ella aún coquetamente — No debes temerle a nuestros hijos— el alzó la vista aún más asustado.

De la espalda de la chica comenzaron a salir enormes patas peludas, y su cuerpo se deformo en una negra y horrenda araña gigante, el grito desesperado y apenas se acercó a él, se despertó del sueño.

—  ¿Que tal lo hice? —pregunto emocionada.

— Me sorprendes —dijo sin emoción— Estás dentro

Ella empuñó su mano y apretó su brazo, había al fin entrado al campo de Jeon, el primero en su lista, lo admiraba y sentía que ahí, haría lo que en realidad le gustaba.

Le agradaba la manera de pensar de él, los sueños con personas que en serio valían la pena y malos sueños a tipos como el que acababa de pasar.

— ¿Y ahora? ¿A quien atormentamos? —le siguió los pasos

— Busca a quien, no soy de esos que andan encima de mis subordinados para vigilarlos.

— Oh!... Esta bien... Si me necesita, me llama. —su cuerpo se esfumó como si de polvo se tratase.

Jeon traslado su cuerpo al departamento de la que se decía ser amiga de su latido, sentía la venganza en sus manos, no dejaría que nadie nunca le hiciera daño, y comenzaría desde ese día.

Quien lo viera y quien lo ve.

Si solo hace unos días estaba diciendo que no necesitaba de ninguna humana, que la mataría si así fuera, y ahora, haría lo que fuera para hacerla feliz y no permitir que nadie la obligará a derramar lágrimas.

Tessa entraba por su puerta, Jeon debía esperar pacientemente a que ella se duchase y se fuera a dormir, notaba su aburrida vida, planeaba como hacer sufrir a los demás solo para sentirse mejor.

Pero se metió con la persona equivocada.

Estaba en un profundo sueño, Jungkook, se ingreso en ellos, y los poseyó para su beneficio.

Miraba a una niña arrinconada mientras otras le lanzaban piedras, una de ellas le rompió la frente y solo ahí las pequeñas se alejaron.

La niña lloro, sola, pudo ver en sus sueños que sufrió de pequeña, estaba vacía y el sufrimiento de los demás le causaba paz, se ventana de personas que no debía.

Pero para Jeon no era suficiente, en su corazón no había piedad, ni perdón ni mucho menos compasión, y tomo del cuello a la pequeña y la levantó, mostrando su verdadera forma, acarició su rostro y la dejo caer a un abismo oscuro, en donde ella al fin despertó con la cama mojada, se había orinado una vez más.

Orgulloso de sus planes concluidos, se dirigió hasta el balcón de Haydee, y la observo dormir en la misma posición en que la había dejado.

No podía creer lo que fue capaz de hacer, mucho menos de lo que pensó en ese momento.

Su cuerpo se transformó, no a un demonio, no a su apariencia real, sino, a DoJun, aquel maldito que jugaba con ella.

No podía hacer que la amara, mucho menos que se olvidara de la arpía de su amiga, pero si sería el quien estuviera con ella de esa manera.

Solo así, podría estar con ella. Solo así, podrían ambos ser felices junto al otro.