Prisma, La Sucuba

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Silla
Corea del Sur.

Valen era una jovencita soñadora, tierna y llamativa.

Habían muchos reinos que la querían como prometida de sus hijos, se llevó a cabo una fiesta para elegir al mejor, y sus padres, en comunión con ella escogieron al mejor pretendiente.

Jungkook, un joven varonil con rasgos marcados, que no le interesaba dicho compromiso, él, ya tenía los ojos puestos en la hija del herrero.

Se molestó con su padre cuando le dijo de aquel compromiso, le molestaba en gran manera y apesar que su prometida era realmente hermosa y bella, no le cautivaba como aquella plebeya que con solo una sonrisa de sus labios lo hacía feliz.

Valen, era la muchacha más feliz cuando supo que al fin el heredero de Baekje sería algún día su esposo, apenas cumplieran la edad suficiente y reinará en sus tierras, la unión se llevaría a cabo.

A su hogar, llegaba esa dichosa y tan esperada carta que confirmaba que Jeon, estaba listo para recibirla en sagrado matrimonio, sus padres arreglaron sus pertenencias y con un par de escoltas tomo rumbo a las tierras de Baekje.

Ilusionada de tanta espera, emosionada, imaginaba el momento en que su prometido corriera a sus brazos para recibirla, pasaba una y otra vez las imágenes tocándose guardar compostura y comportarse como lo que era, una señorita.

Un viaje de 7 días, en los que debía acampar por las tardes, pero ya quedaba cada vez menos para ser la mujer de su majestad.

Estando cerca, miro desde una colina junto a Taeyang, el protector que su padre le asigno, un espadachin que mataría por ella si se lo ordenara.

— ¿Es ese Baekje? —pregunto suavizando su voz.

— Lo es, Majestad, mañana por la tarde estaremos llegando.

— Al fin —murmuro para sus adentros y sonrió con total felicidad.

— Debe descansar, vaya a la tienda, haré guardia.

— Gracias, Taeyang. —juntos se encaminaron hacia donde estaba el campamento y ella se recosto en los aposentos que sus criadas le habían formado.

Solo un día para al fin, ver a su apuesto y deseado novio, estaba tan feliz que nadie quitaría esa sonrisa de sus labios.

Con los rayos del sol, comenzó a despertar a todos, no había dormido esa noche de los nervios y quería llegar lo antes posible al pueblo.

Al hacer el ingreso se encontró con gente feliz que le daba la bienvenida a través de las cortinas de aquel carruaje, era emosionanye recibir las buenas vibras de extranjeros, era aun más emosionante sentir su corazón palpitar por aquel encuentro que ha soñado por tanto tiempo.

Yoongi, la mano derecha de Jungkook llegaba mientras él tenía un combate de espadas de madera junto al maestro de artes, se lucia bajo la mirada de Lyu.

Había cumplido con su palabra de llevarla a vivir a su casa, aunque sea como una de sus criadas, pero dentro de las paredes de su villa todos sabían que ellos algo tenían, por la manera en que se miraban.

Jeon guiño en dirección a la chica quien sonrió placenteramente al ver que había ganado una vez más una de las tantas batallas.

Incubus              ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora