La Promesa.

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Año 667Baekje (suroeste de Corea del Sur)

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Año 667
Baekje
(suroeste de Corea del Sur)

— No puede cambiar las reglas a su gusto, Majestad —reclamo uno de sus consejeros, el más anciano y que todos respetaban.

— Escuchen bien lo que les diré, desde ahora, la realeza podrá casarse con quién se enamore, aunque sea una plebeya, podrá elegir ser feliz ante la conveniencia.

— Señor... Ud no está en sus cabales, acaba de llegar del ejército, dando órdenes, su padre estaría muy avergonzado.

— Mi padre puede revolcarse en su tumba —se levantó de aquel trono en el que estaba— todos saben que no fue el mejor en liderar Baekje, les aseguro que yo lo haré bien, solo, no me casare con Valen de Silla, lo haré con quién mi corazón estime conveniente, ahora, retirense, necesito descansar.

Había cumplido con su palabra, se fue al ejército con aquel brazalete que Lyu había tejido con sus propias manos, de cuero y género que tomo de la cinta con la que tomaba sus cabellos y lo dio como despedida y recuerdo del amor mutuo.

Jungkook debió posponer sus actividades porque su padre fue muerto por una enfermedad, que se contraía por andar con mujerzuelas, y su madre, los había abandonado hace mucho por los recurrentes ataques de su ira mezclados con la bebida alcohólica.

Debía tomar el trono, por lo que enviaron por Jeon y así, el encabezará las nuevas decisiones de su pueblo.

Pero todos pensaron que era un error apenas llegó, se sabía que desde niños fue comprometido con Chan Valen, la heredera de Silla, esa unión traía consigo paz entre ambas localidades rivales, y negarse a dicho acuerdo, los llevaría a una batalla eterna.

Eso no le importo al joven sucesor, el simplemente quería estar con la jovencita, hija de un herrero en su pueblo, Lyu, y quería cumplir con su promesa.

Cuando entro en su caballo al reino, ella llegaba corriendo a verle en la multitud, seguía tan hermosa como cuando la dejo, sus miradas cruzaron la una con la otra y sus corazones enloquecieron al verse mutuamente.

Sabía que cuando la noche invadiera de oscuridad el sector debían encontrarse en el lugar de siempre y las horas pasaban lentamente.

La agonía aumentaba sus ganas de estrecharla en sus brazos y por primera vez se dijo a sí mismo querer al fin besar sus labios.

Cuando al fin pudo escapar de sus guardias, se escabulló entre las sombras  recorriendo el mismo camino de siempre, entre árboles, la luna era la única testigo de sus proezas para llegar hasta la muchacha y con su luz alumbraba fuertemente el camino para ayudarle.

En aquella roca estába ella, sentada, dándole la espalda, viendo la cristalina agua en donde se reflejaba a la perfección el firmamento, perfecto y lleno de luces.

Llegó hasta su lado, sentándose ahí, ninguno dijo nada, no sabían cómo actuar, cada idea ante el otro era eclipsada por la vergüenza o miedo de actuar el otro, pero los dos, sentían las mismas ganas y deseos de abrazar y besar.

Lyu, apoyo su cabeza en el hombro de Jungkook y suspiro, el, tomo de su mano y la acarició.

— Te extrañe —dijo ella en un murmullo.

— Ya di la orden de cambiar mis leyes —dijo en respuesta— Te sacaré de tu casa y serás mi esposa.

La muchacha, levantó un poco su cabeza, viendo con detención el rostro en enfrente de ella, Kook, nervioso, movió sus ojos en su dirección y luego su rostro.

— Te amo, Jungkook, seré la mujer más feliz a tu lado.

El corazón de su Majestad rebosó de alegría, jamás había oído esas palabras de nadie, tenía recuerdos vagos en los que su madre lo decía de pequeño, pero eran tan borrosos que no causaban sensaciones de calidez.

Al oírlo tan cerca, tan sincero, tan perfecto lo lleno de fuerza y sin esperar más, se acercó a los labios de ella, acariciando a la vez su mejilla, un simple roce que los dejo anhelando más de ello.

— No se cómo hacerlo — dijo ella sobre los belfos de él, quien sonrió con ternura.

— aprendamos juntos —respondio y volvió a acercar.

La sincronía llegó de inmediato, siguieron los instintos de sus cuerpos y de a poco aprendieron a besar.

La mano desocupada del varón fue hasta su cintura, atrayendola hacia su cuerpo, acortando la distancia del otro, subió sus dedos por su costilla y si no fuera por el quejido de dolor que ella emitió, no se habrían separado del otro.

— ¿Que te paso?

— No fue nada... —dijo nerviosa y tomo la distancia de nuevo.

— Lyu —dijo con molestia, por primera vez usaría su jerarquía a su favor— Te ordenó que me muestres.

Atónita por sus palabras ella se levantó con molestia, su pecho se elevaba ante el miedo a su reacción, su Majestad tomo pocisión frente a ella, agarró las tiras del Hankook y soltó la falda, pero ella sujeto con fuerza y no dejó ir más allá.

— Lo siento su Majestad —dijo con lagrimas en sus ojos— recibiré mi castigo pero no le mostrare.

En su corazón sabía lo que sucedía, tenía muy en claro el temperamento de herrero, además, su pasado le predecía, a golpes había asesinado a la madre de Lyu y no fue encarcelado porque supuestamente la mujer era una cualquiera y el tenía todo el derecho, el mismo padre de Jungkook lo apoyo en esa devoción y decreto que los hombres podían tomar las vidas de sus mujeres por aquel acto.

Con cariño y precaución se acercó a ella, la abrazo con delicadeza para no dañarla más, beso su cabeza y dejo caer sus lágrimas, la impotencia era incontrolable en ese momento.

— Te sacaré de ahí, de una u otra forma. —dijo sobre su coronilla.

— Se que lo harás —respondio en su pecho— es la única razón por la que he aguantado tanto tiempo.

Levantó su rostro y sonrió, Jungkook la veía enamorado, admiraba a aquella muchachita que siempre reía apesar de la vida que le tocó, se enamoró así de ella, cuando era un niño y recorría las calles conociendo Baekje, su reino, su padre la estaba escarmentando, el anciano que lo llevaba aquel día detuvo tan atroz golpiza, la niña vistió su cuerpo con yagas en su espalda y le sonrió de una manera agradable, reverenciado ante él.

En ese momento, Jungkook creyó que estaba loca, que podía ser de esas personas que les gustaba el dolor, pero luego de conocerla, solo se dio cuenta que aunque sufría, nadie le quitaba esas ganas de sonreír ante las cosas bellas de la vida.

Solo una vez la vio llorar, y fue cuando amarró en su muñeca el brazalete que hizo para el, en su despedida por ir al ejército.


Hola

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Hola... Aquí algo del pasado del Incubo.

De a poco entre capítulos iré dando a conocer más y se darán cuenta que todo está conectado.

Gracias por leer y sus estrellitas.

Les quiero..

Feliz 2023 y que este año este colmado de bendiciones para uds.

Que el incubo les visite 😏

Incubus              ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora