El Dios de todo.

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Baekje

— Te dije que me trajeras un Té —grito molesta Valen.

—Ya le dije que yo no soy de la servidumbre —respondio molesta Lyu.

— Hablaré con Jungkook para que te eche, faltas el respeto a mi persona y eso, no te lo perdonaré.

— Haga lo que quiera Señorita, mientras Mi Majestad —recalco— no me diga que la atienda, eso no sucederá.

— ¿Quien demonios eres tú para hablarle como si fuera de tu propiedad?— Dijo amenazante mientras se acercaba.

— Yo... Yo soy... —guardo silencio sin saber que contestar.

— Ella es mi mujer —Respondio Jungkook con autoridad— Ella no es de la servidumbre si quieres un Té, puedes prepararlo tu misma.

— Jungkook! —reclamo celosa.

— Majestad, para tí —tomo de la cintura a Lyu— Vamos a dar un paseo —hablo con la ternura más grande viendo a la chica que le robó el corazón.

Salieron juntos de aquella estancia, dónde la discusión se llevaba a cabo, dónde humillaba a su mujer y el no permitiría tal cosa, había escuchado todo desde el principio, Valen se dedicaba a humillar constantemente a Lyu y pocas veces el podía defenderla, pues otras, no estaba en esos momentos.

Por lo mismo comenzó a pedirle que a cada lugar, ella debía ir con el, solo así, Lyu no sería atacada por esa chiquilla mal educada.

Ambos paseaban por las praderas del reino, Jungkook miraba de reojo a su novia y sonreía enamorado, solo de pensar en ella su corazón latía fervientemente, amaba esa sensación.

— ¿Te gustan las flores? —prrgunto al verla acariciar una bella maravilla de la altura de su novio.

— Me encantan, pero me dan alergia, eso no quiere decir que las ame.

— ¿Se puede amar algo que te hace daño?

— Claro que sí, las flores no tienen la culpa de que una parte de ellas me haga daño —dijo tocando sutilmente en centro de ella— Pero gracias a su polen las abejas producen la miel, y esa miel es la que pongo a mi té cada tarde —Jeon rio con diversión, era una excelente manera de explicar el amor doloroso hacía algo o alguien.

— En ese caso llenarte el reino de flores, diferentes flores, así las abejas producirán mucha miel para que no te falte ninguna tarde —la abrazo con sinceridad, llamando su atención.

Ambos sonrieron al tenerse al otro, ambos estaban en la mejor etapa de sus vidas, haciéndose compañía.

— Te amo, Majestad.

— Y yo te amo a ti, mi bella Damicela.

Kook bajo su rostro unos centimetros, y junto sus labios mientras ella rodeaba su cuello con sus brazos.

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Incubus              ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora