[ Yellow ] • Karmaland V • PAUSADA

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⋘ 𝑃𝑙𝑒𝑎𝑠𝑒 𝑤𝑎𝑖𝑡... ⋙

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𝐍𝐨𝐰 𝐥𝐨𝐚𝐝𝐢𝐧𝐠...

𝐍𝐨𝐰 𝐥𝐨𝐚𝐝𝐢𝐧𝐠...

ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴇ!.

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Quackity miro al bebé.

Hace un rato le había hecho una especie de hamaca para dejarlo allí mientas trabajaba. Estaba haciendo una pequeña ampliación a su hogar para darle su propia habitación al niño (No iba a seguir teniendo su espacio lleno de juguetes y cosas de bebé por allí tiradas). 

Miro lo que llevaba de construcción, era bastante sencilla, ya que no quería demorarse demasiado. Aun siendo de día y con el niño cerca, no podía dejar de sentirse nervioso y alerta en todo momento. Mirando cada cinco minutos donde estaba el bebé para ver que estuviera bien. Volviendo al tema de la construcción, iba bastante bien. Tenía las paredes, techo y suelo listo, solo le faltaba agregar una pequeña ventana y una puerta y estaba completamente listo. Agarro una de sus herramientas y antes de empezar a hacer algo, escucho al niño quejarse. Se giró y se acercó donde estaba, solo para verlo con la cara arrugada en señal de enojo.

—¿Y a ti qué te pasa? - preguntó al aire, sabiendo muy bien que el bebé no le iba a responder. — ¿Mm? - El pequeño castaño se volvió a quejar mientras se removía en la tela, el mayor tuvo cuidado de afirmarla para que no tuviera ningún tipo de accidente - ¿Qué quieres? - volvió a preguntar, dejo la herramienta en algún lado y empezó a revisar al niño. Le ofreció leche, la negó. Vio su pañal, limpio. Le ofreció otro juguete, lo negó - uh. . . ¿Qué pasa pequeño? - preguntó con más suavidad cuando el niño volvió a quejarse y ahora sus ojos se llenaron de lágrimas, suspiro y opto por lo último que pensaba. Tomo al niño en sus brazos y lo acerco a su pecho, dejando su cabeza justo en donde estaba su corazón. Al instante el niño se calmó y soltó una risita mientras movía su pequeña cola de borrego - ¿De verdad? - suspiro, bien, iba a tomarse un descanso.

Quackity, camino a la sombra de uno de los árboles que tenía cerca, se sentó aun sosteniendo al niño y lo coloco en sus piernas. El bebé lo miraba dando balbuceos y moviendo sus manos, el mayor le sonrió con cierto cariño. Había pasado ya dos semanas desde que el niño estaba a su cargo y aún no lograba darle un nombre apropiado. No lograba encontrar uno que se sintiera bien para el niño, pero tampoco quería seguir llamándolo 'bebé' y 'niño'.