XIV

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Wednesday abrió los ojos ante el insistente sonido de decenas de voces cerca de ella y su primera visión fue la de las copas de los árboles a su alrededor. Despacio, se puso de pie, sacudiéndose la tierra ligeramente húmeda del vestido negro. Miró hacia todas direcciones, sin terminar de entender dónde estaba. La luz era apenas un leve resplandor del atardecer previo a la oscuridad que se reflejaba en la neblina, muy levemente podía distinguir sus propios zapatos en aquella blanca espesura. Comenzó a caminar con calma, con ambas manos detrás de la espalda, intentando determinar de dónde provenían aquellas voces que se escuchaban sin tregua. Curiosamente, no sentía miedo. Las experiencias paranormales eran, de hecho, uno de sus juegos familiares favoritos. Sentados alrededor de la gran y oscura mesa de madera, la familia Addams solía invocar cualquier espíritu que deseara pasar un rato con ellos respondiendo preguntas acerca del más allá y, a veces, siendo víctima de las bromas de su padre y su abuela. Sin embargo, después de sentir que había caminado una eternidad, le era imposible encontrar la fuente de aquellos perturbadores lamentos. Se detuvo y decidió cambiar de estrategia. Quizás, si no podía encontrar el origen, podría escuchar lo que decían. Cerró los ojos y se dejó absorber por sus palabras...

"Doscientos noventa y nueve..."

"¡No, ya no, por favor!"

"Él lo hizo, ¡él me traicionó!"

"Shhh, la abuela está aquí..."

"¿Dónde estoy? Estoy perdida..."

"Wednesday."

Abrió los ojos y notó que las voces ya no estaban ahí. Volvió a mirar a su alrededor, pero nada había cambiado, excepto que ahora notaba un poco más despejado el suelo a sus pies. Con cuidado, se puso en cuclillas y con una mano retiró las hojas del piso, dejando al descubierto una superficie lisa, brillante y oscura. "Obsidiana", pensó. Volvió a levantarse y comenzó a recordar lo último que había leído en la biblioteca Thorpe. Recordó que, además de que la obsidiana daba paso a las divinidades para contactar el mundo terrenal de los aztecas, a veces ocurría a la inversa y eran los hombres comunes los que se veían atrapados en el mundo de los espíritus. Con una de sus manos buscó el amuleto en su pecho, pero no lo halló en su lugar habitual. ¿Acaso estaba ella dentro del reino espiritual?

―¿Goody? ―pronunció en voz alta, pero no hubo respuesta. La chica reflexionó por algunos minutos y decidió sentarse nuevamente y cerrar los ojos, comenzando a calmar su respiración.

VOX IMAGO ANIMAE...

Más que escucharlas, aquellas palabras la envolvían. Continuó sin abrir los ojos mientras su memoria le recordaba que había estado leyendo esas palabras antes de despertar en aquel lugar...

...IN ANIMA EST SENSU...

―Goody Addams... ―pensó con fuerza Wednesday y en su mente un fuerte resplandor estalló, abriendo dentro de su cabeza un canal que se inundó de voces nuevamente. Wednesday, con sólo pensarlo, consiguió hacer silencio y pronunció las últimas palabras al mismo tiempo que aquel sonido que la envolvía en la oscuridad de sus párpados cerrados.

...IN SENSU EST VERITAS.

―In sensu est veritas.

"Wednesday."

Cuando abrió los ojos, Goody estaba sentada frente a ella, en la misma posición, mirándola fijamente.

"Estaba buscándote"

―Estaba buscándote... ―dijeron al mismo tiempo.

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Wednesday abrió los ojos en la habitación inundada de la luz matutina. Con su mano libre se cubrió del fuerte resplandor del sol y tardó casi un minuto en adaptarse a él. Intentó incorporarse, pero tenía a Enid en sus brazos. Miró su perfil adormilado y sintió un estremecimiento dentro de su pecho. Había algo obstruyendo su respiración, una fuerza imponente que la empujaba a aferrarse a aquella chica lobo y no soltarla más. Pero predominaba aún más la fría voz de su conciencia. Con un suspiro frustrado, Wednesday revivió los acontecimientos de la noche anterior y, al hacerlo, fue como volver a sentir las caricias de la rubia sobre ella. Cerró los ojos con fuerza, presa de un incómodo sentimiento de culpa, arrepentimiento y autodesprecio. ¿Por qué le era tan fácil caer bajo los encantos de aquellos ojos azules? Estaba casi segura de que Enid ni siquiera entendía el poder que ejercía sobre ella y el magnetismo que la atrapaba en cualquier lugar donde ella estuviera presente. El día anterior había decidido establecer un límite infalible mientras colocaba nuevamente la negra cinta en el piso. Soltó una risa lacónica, pensando en lo absurdo que resultaba ahora aquello desde este lado de la habitación.

Snap Twice | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora