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*NOTA DE AUTOR: Me he dado cuenta que, a veces, al publicar la historia, algunos símbolos desaparecen y tengo que corregirlos varias horas después, cuando lo descubro. Me disculpo por eso. Procuraré ser más cuidadosa antes de subir el siguiente capítulo. Las correcciones a éste ya fueron hechas, pero si, durante su lectura, se topan con alguna falla de cocción o enlazamiento por falta de (...) o (") siéntanse en la libertad de comentarlo, para hacer la correspondiente edición. Gracias por leerlo =)

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―Enid ―murmuró Wednesday mientras miraba a la rubia dormir. Se había despertado unos minutos antes y, con mucho cuidado, había logrado zafarse del abrazo para poder levantarse. Ahora, junto a la cama de Enid, la escuchaba respirar profundamente. Con su dedo movió un mechón de la rubia cabellera y la contempló un instante más, miró su nariz y el movimiento de sus labios al suspirar en sueños, observó sus hombros y su mirada se deslizó por la piel rosada de su espalda. Turbada, se enderezó rápidamente y cubrió un poco más el cuerpo. Al hacerlo, respiró el aroma de la chica lobo y se inclinó para darle un beso en la cabeza. Enid se removió en su sueño, pero no se despertó.

Wednesday caminó hacia su escritorio, donde tomó un pedazo de papel y un bolígrafo solamente para garabatear un mensaje en caso de que Enid se despertara informándole que volvería más noche, pero que no se preocupara. Dejó el mensaje en el buró de Enid y se encaminó a la puerta. Al cerrar con cuidado, echó un vistazo más hacia la cama de la chica y salió, pero al dar la media vuelta, se paró en seco. Dedos esperaba sentado en el barandal de la escalera, moviendo los dedos como si de piernas se tratara.

La pelinegra sintió cómo comenzaba a ruborizarse antes de carraspear y dirigirse a las escaleras. Dedos la alcanzó, saltando hacia la mochila que ésta siempre llevaba con ella. En su hombro, Dedos gesticulaba graciosamente, como insinuando un "Vaya vaya..."

―No. Digas. Nada. ―dijo Wednesday, apretando los dientes. Dedos se acomodó en su hombro, volviendo a mover los dedos de la misma manera. El sol ya comenzaba a ocultarse mientras la chica caminaba hacia el bosque, donde la luz se apagaba más rápidamente. Unos minutos más tarde, se acercaron a la cripta de Crackstone, donde la cera de las velas aún se encontraba derretida en el suelo, pero los frascos con pedazos humanos ya habían sido removidos por la policía. Una vez dentro, Dedos saltó del hombro de Wednesday para caminar por su cuenta, recorriendo el lugar.

Wednesday caminaba despacio, el sonido de sus zapatos hacía eco en el lugar. Con los dedos rozó el sello donde su sangre había servido de llave y siguió rozando alrededor de la tumba. Miraba despreocupada hacia su alrededor. La tenue luz de la luna se colaba por el tragaluz, dándole un tono más lúgubre a todo. Después de un rato, soltó un suspiro y se sentó frente a la tumba, quedando ante su vista la entrada de la cripta. Abrazó sus rodillas y se sumergió en sus pensamientos.

Un rato después, Dedos tocó en su zapato, llamando su atención.

―Cientos de veces me has visto disfrutar de mi soledad en una cripta, ¿qué te hace pensar que esta vez es diferente?

Dedos tamborileó, esperando una respuesta más sincera. Wednesday soltó un suspiro, detestando el momento en que aquel pedazo de anatomía se había vuelto tan cercana a ella.

―Para ser tan pequeño, eres bastante intrusivo. ―Dedos respondió con un pues bueno... y Wednesday, aún dubitativa, decidió ponerlo al tanto de la situación. ―No entiendo qué me pasa. Desde aquella noche, me ha costado conciliar el sueño y he perdido completamente el apetito. Pienso en Goody y en lo que me dijo acerca de aprender a usar mis visiones. Creo que una parte de mi tiene miedo de que algo aún peor que esto vaya a suceder. Pero lo que más me aterra es que esta vez sea incapaz de detenerlo, sea lo que sea. Enid tenía razón, pongo en peligro a todos para conseguir lo que quiero... Quizás sí es mejor que me quede completamente sola. Soy una persona egoísta que piensa que el fin justifica los medios. Sin embargo... ―se abrazó con más fuerza las rodillas y Dedos le palmeó cariñoso el zapato, animándole a continuar ―sin embargo, mi egoísmo no me impide sentir un temor aún más grande cuando veo el rostro de Enid. Cuando miro las heridas que lo atraviesan... Dedos, lo que le pasó es total y absolutamente mi culpa. Me está torturando la conciencia de ese hecho. Y ni siquiera lo estoy disfrutando. No puedo imaginar un escenario peor que cualquiera en donde Enid no salga librada con un par de rasguños. Lo que estoy sintiendo me incomoda. Quiero permanecer a su lado el mayor tiempo posible, como si temiera que algo la pusiera en peligro de alguna manera... Anoche, cuando Enid me pidió quedarme a su lado no pude negarme. ¿Entiendes a lo que me refiero? No sé qué es, pero... ―calló de pronto, decidida a que no era necesario que le diera todos los detalles a Dedos sobre las últimas horas. Hundió el rostro entre sus rodillas, ocultándolo de Dedos ―no me puedo sacar a Enid de la cabeza.

Snap Twice | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora