II

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"Hola, roomie"

La luz del teléfono se encendió en medio de la noche, haciendo que Wednesday abriera los ojos a la oscuridad de su habitación. Tardó apenas un par de segundos en entender dónde se encontraba y qué la había despertado antes de tomar el aparato de la superficie del buró.

"Enid, ¿qué haces despierta?" Respondió. Después de bloquear el celular, lo colocó sobre su pecho, quedando completamente en penumbra. Un extraño sentimiento le escocía en el esófago y al darse cuenta de una involuntaria mueca que daba paso a una sonrisa, su semblante se puso serio de inmediato.

"No puedo dormir..."

Wednesday soltó un suspiro desesperado, poniendo los ojos brevemente en blanco.

"Claramente."

Los pequeños puntos en la pantalla aparecían y desaparecían, seguidos por un ininterrumpido espacio en blanco. Por extraño que pareciera, eso la inquietó.

"¿No deberías estar en plena transformación? Hay luna llena."

Se quedó contemplando la pantalla, esperando una respuesta.

Las vacaciones habían llegado a marchas forzadas a Nevermore. Después de la muerte de la directora Weems, los cursos habían terminado abruptamente. Y aunque Enid había prometido enviarle una invitación a San Francisco, Wednesday realmente no esperaba que ésta llegara. Después de todo, las últimas noches con Enid habían sido...

Wednesday se dio cuenta de que se estaba mordiendo el labio cuando volvió a encender la luz de la pantalla.

"No me puedo transformar. Es decir, sí puedo, pero... no sé cómo explicarlo. ¿No tengo ganas?"

"Creí que era involuntario."

"Yo también."

Nuevamente silencio. Mirando fijamente a la pantalla, Wednesday pensaba en una respuesta apropiada, pero su mente estaba completamente bloqueada. El repentino recuerdo de las últimas noches en Nevermore le había abierto un torbellino de emociones que con mucha persistencia había logrado doblar y almacenar en cajones dentro de su cerebro. La simple idea de estar experimentando algo ya era para ella bastante incómodo.

"¿Es normal entonces?"

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Enid miraba la pantalla cuando recibió el último mensaje. Soltó un suspiro de frustración. Por supuesto que no era normal. Al menos eso le había dicho su madre antes de que toda su familia saliera rumbo al bosque detrás de la cabaña donde pasaban los veranos. A diferencia de ella, aquella noche todos se habían transformado, y esperaban ansiosamente compartir este momento con la menor de la manada.

Vaya, pues debo confesar que resulta bastante decepcionante, Enid. ­—había dicho su madre al notar que no había rastros de transformación en ella mientras todos los demás comenzaban el proceso. Enid sintió de nuevo aquella molesta voz en su cabeza recordándole lo poco valiosa que resultaba a los ojos de su madre.

¿Algo te inquieta, hija? ­—cuestionó en cambio su padre. Al mirarlo a los ojos tuvo un estremecimiento y estuvo a punto de soltarse a llorar en sus brazos. Con un esfuerzo gigantesco le regaló una encantadora sonrisa y le dijo que no se preocupara, que quizás aún estaba en el proceso de evolución. Su padre, aún desconfiado, aceptó la explicación y le dio un beso en la frente antes de retirarse con los demás, dejándola sola en casa.

Ahora, Enid volvía a sentir esas ganas de llorar mientras hablaba con Wednesday. No podía sacar de su mente que, en realidad, sospechaba que el motivo de ese bloqueo de transformación se encontraba al otro lado del teléfono. En algún lugar, mientras investigaba si se convertiría en mujer lobo en algún momento, había leído un fragmento que, recientemente, había resurgido de entre los escombros de su memoria.

Snap Twice | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora