.XXVI.

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Era el último día de clase y eso significaba la vuelta a Grimmauld Place

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Era el último día de clase y eso significaba la vuelta a Grimmauld Place. Una vez más, Sirius estaba muy nervioso por volver a "casa" y ver de nuevo a sus padres. Regulus tampoco se salvaba y diariamente le repetía muchas veces a su hermano que no quería volver.

Aunque todo lo malo tiene su lado positivo. Sirius volvería a casa, tomaría la crisálida de polilla y pasaría todos los trazos irregulares del supuesto mapa a limpio. Incluso añadiría algunos hechizos aunque se supone que los magos menores de edad no pueden usar magia fuera del colegio. Aunque quién se lo impediría si incluso sus padres lo maldecían constantemente y nadie les decía nada.

-Sirius: Llenemos todo el colegio de purpurina mágica.

-Remus: Que gran idea, así se pegará al suelo y no se podrá despegar.

-James: Eso hice una vez en mi casa. Aún hay purpurina esparcida de entonces, y eso que fue hace 4 años.

-Peter: ¿Podemos poner la purpurina azul?

-Sirius: Mejor roja y dorada, así combina con los colores de nuestra casa- James le dio la razón-.

Trazaron el plan entre los cuatro y James y Peter tomaron el pasadizo de la bruja tuerta para ir a conseguir la purpurina.

De mientras volvían Sirius fue a ver al director ya que este lo reclamaba.

-Dumbledore: Se que es el último día de clase y prometo no quitarte mucho tiempo, ¿Un caramelo de limón?.

Sirius negó la oferta amablemente. Odiaba el limón.

-Dumbledore: Lástima, pero más para mí- se metió uno en la boca y volvió a mirar al muchacho- Quiero pedirte que mantengas el oído pegado a cualquier conversación que oigas acerca de Voldemort cuando estés en casa. Es crucial que ganemos la guerra que se avecina y tú eres una gran arma que podemos usar a nuestro favor.

¿Usar a su favor? Dumbledore no sabía que en apenas unos años la marca tenebrosa mancharia su brazo eternamente y marcaría su destino.

-Dumbledore: Recopila toda la información que puedas y traela a mi despacho cuando vuelvas de vacaciones- Sirius asintió aunque bien sabía que no lo iba ha hacer. Ya se inventaría algo- Puedes retirarte, chico, disfruta del día.

Se levantó y se dirigió a los terrenos del castillo pues allí había quedado con el resto de los merodeadores.

-Remus: ¿Que quería Dumbledore?- Él hizo un gesto despreocupado con la mano-.

-Sirius: Tonterías de viejos- miró a los otros dos- ¿Lo tenéis?- ellos asintieron- Maravilloso.

Se quedaron un rato más bajo el sol abrasador y el frescor de la hierba. Hacia tanto calor que su camisa larga se pegaba a su cuerpo y lo hacía sentir incómodo, le recordaba a la sensación de la pegajosa sangre. En cambio, James se la había quitado y Peter se había desabrochado los primeros botones y arremangado las mangas. Lástima que Sirius no pudiese hacer lo mismo.

No es que estuviese avergonzado de las marcas en su cuerpo pero tampoco queria mostrar sus cicatrices a sus amigos. Largas marcas perpendiculares adornaban simétricamente sus brazos por culpa de su madre, pues en más de una ocasión lo había cortado adrede y había hechado whisky de fuego por encima para que sintiese el escozor. Las marcas irregulares en su espalda de todos los azotes y maldiciones. Las cicatrices en sus manos de todos los golpes y alguna que otra calva que su largo pelo disimulaba por todos los jalones que le habían dado sus padres. Las quemaduras en sus muñecas y cintura por las cuerda que lo ataban mientras era torturado.

No quería mostrar todo eso. No aún.

Evidentemente Remus estaba en la misma situación. Nunca había visto el cuerpo del licántropo al completo pero sabía que este estaba cargado de cicatrices permanentes.

Tras un rato de lamentarse internamente mientras en el exterior bromeaba animadamente con los demás, decidieron que era hora de dar comienzo a su broma.

Se dividieron por secciones y cada merodeador cubriría un ala. Sirius haría el ala norte. Pronunciando hechizos a doquier hizo que parte de toda la purpurina que tenían almacenada en su habitación se adhiriese al suelo, las paredes, el techo... Sería imposible de eliminarla.

Cuando finalmente las puertas del gran comedor se abrieron para dar paso al alumnado para la cena, McGonagall miraba con cara furiosa a los chicos. Y evidentemente se acercó.

-McGonagall: Os castigaría pero este ya es el último día de clase. Ahora sí, como esto para septiembre no haya salido, dar por hecho de que estaréis limpiando hasta que al profesor Binns le salgan canas. Y es un fantasma así que difícil lo tenéis- dijo mientras con la uña raspaba un pegote de purpurina de su túnica- Que aproveche- Y con las mismas se marchó-.

-Remus: Bueno, no ha sido tan malo.

-James: "Como esto para septiembre no haya salido, dar por hecho de que estaréis limpiando hasta que al profesor Binns le salgan canas"- repitió divertido-.

-Sirius: "Y es un fantasma así que difícil lo tenéis"- le siguió-.

-Remus: Sí, no ha ido tan mal.

-Peter: Pero la purpurina no va a salir- dijo aterrorizado-.

-James: Eso es lo divertido.

-Peter: Sí, hasta que tengamos que limpiarlo nosotros.

-Sirius: Le quitas lo divertido a todo.

-Sirius: Le quitas lo divertido a todo

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