Capítulo 11. Como mirarse en un espejo

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—¡Jesse! Gracias por venir. —exclama Elizabeth al ver a Jesse entrar por la puerta de empleados— Nos hacían falta un par de manos.

—Hola, Eli, lo siento, no me quedaré mucho. —responde Jesse acercándose al casillero de Raúl— La mamá de Raúl me pidió que lo mantuviera vigilado estos días, ¿lo has visto últimamente tomarse sus pastillas?

—No me he fijado, lo siento. —comenta Elizabeth acercándose al casillero junto a Jesse— Sí sabes que es ilegal abrir el casillero de otro empleado en su lugar de trabajo, ¿verdad?

—No si la gerente me hace un pequeño favor para cuidar del chico que le gusta. —Jesse por fin logra abrir el candado de Raúl—.

—Le diré a Laura que estás coqueteándome, tonto.

—¿Qué? No, no hablaba de mí. —responde Jesse rápidamente buscando entre las pertenencias dentro de su casillero— Todo el mundo sabe que te gusta Raúl.

Elizabeth se queda un momento en silencio —¿Quién dice eso?

—Tu hermana. —le responde Jesse sin pensarlo al encontrar el frasco de las medicinas de Raúl— Veintisiete, veintiocho, veintinueve, treinta, treinta y uno. Mierda, dejó la medicación hace semanas, otra vez.

—¿Cómo lo sabes?

—La fecha del frasco es de inicios del diciembre pasado. Está completo. —Jesse se sienta en los banquillos detrás de ellos— ¿Has sabido de él? Llevo marcándole toda la mañana pero nunca me contesta a no ser que haya un crimen en progreso.

—Estuvo aquí hace un par de horas. Ayudó a los nuevos a orientarse en el lugar y a asignarles sus tareas.

—¿Ese no es tu trabajo?

—¿Qué no es mi trabajo? —responde con seño molesto a lo que Jesse mejor guarda silencio— En fin, le dije que se fuera temprano, ya sabes, por hoy.

—Entonces no sabes dónde podría estar. Perfecto. —recalca Jesse poniéndose de pie nuevamente y caminando hacia la salida— Regresaré a echarle un vistazo a su casa a ver si regresó, me llevaré sus pastillas conmigo. Mandaré a Mike a que conduzca por el centro a ver si lo encuentra en alguno de los locales de por ahí.

Jesse abre la puerta por la que entró hace un par de minutos antes de ser detenido por Elizabeth.

—Jesse, le dije que se fuera temprano por "hoy". ¿Entiendes?

Jesse toma un segundo antes de comprender lo que quiere decir.

—Bárbara. —se dice a sí mismo pasivamente, hace una semana que murió— Dios, lo olvidé por completo. Gracias Elizabeth.

Responde aquel joven armando su bufanda de vuelta y saliendo en busca de su hermano.

—Sí, por nada. —se responde a sí misma preocupada antes de tener que volver al trabajo—.

Esto es incómodo.

—"De celeste a celeste".  Vaya. —comenta Raúl frente a aquel sujeto en tunica oscura con capucha— Tenía entendido que nos estábamos extinguiendo.

—Sé que puede ser sorpresivo, lo siento. —responde Dimitri cálidamente— Con todos esperando a que las cacerías comiencen nuevamente, la mayoría de nosotros fueron reclutados por La Esperanza al suplicar por su protección.

—¿Puedo asumir por tu manera de vestir que no formas parte de su grupo? No me malinterpretes, me encanta el traje de "espía asesino", sólo que no es su estilo.

—¿Siempre te la pasas haciendo bromas? —contesta Dimitri tajantemente— Con el debido tiempo, hasta tú aprenderás que confiar ciegamente en ellos es un camino con un único destino. Tu muerte.

SURROUNDED [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora