Capítulo 12. Segunda oportunidad a medias

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—Dime que tú también lo ves como yo. —comenta Raúl caminando por su misma ciudad, a través de los mismos árboles, las mismas calles, pero con un tono diferente ante sus ojos— Todo es, un déjà vu constante.

—Sí, lo veo. —responde Alexis notando como las personas en la calle se le quedan viendo debido a su atípico traje— La primera vez que hice esto no supe que estaba en el pasado hasta que algo dentro de la película en mi cabeza me hizo recordar la diferencia.

Raúl se queda esperando que Alexis termine de explicarse.

—El color. Para nosotros ahora mismo es como, si siempre hubiera sido así. Tan brillante, tan frío, como una foto antigua. Una vez que regresas al tiempo al que perteneces, te das cuenta de lo diferente que es. —termina de explicar Alexis mientras ambos se acercan a una cafetería local— Es como si abrieras los ojos y pudieras ver todas las rarezas de tu sueño una vez que estás despierto.

—"La primera vez". ¿Significa que lo haz hecho varias veces? —pregunta Raúl mientras continúa revisando cada estación de periódicos que encuentra por la calle para verificar la fecha—.

—Solamente un par. —responde Alexis entrando a aquella cafetería seguido de Raúl— Yo, hubo una vez, en la que cometí un error y la persona equivocada pagó las consecuencias.

Ambos pasan entre las demás personas tomando su café matutino y se sientan en uno de los asientos al final del establecimiento.

—Traté de volver atrás, sólo unas semanas, unos días. Evitar que mi error fuera el suyo. Lo que pasó después, no mejoró nada en lo absoluto.

Raúl, por primera vez en su pequeño viaje, entiende exactamente dónde es que se encuentra. Está a una semana exacta de que James Dabrozki asesine a Bárbara Moore. Está a una semana exacta de que todo el infierno por el que pasó por fin termine.

—Permíteme un segundo. —interrumpe Raúl mientras se levanta rápidamente con dirección al baño del local—.

Abre la puerta casi aventándose sobre ella a la cuál traba con una cubeta y trapeador que se encontraban frente a los lavabos. Su corazón comenzaba a latir más fuerte de lo que podía soportar, sus manos por más que intentase no podía mantenerlas firmes y comenzaban a temblar de nuevo. La náusea que crecía dentro de su estómago sólo era comparable en fuerza con las ganas que tenía de que el suelo a sus pies dejase de temblar.

Estaba teniendo un ataque de ansiedad, y con justa razón, pues el homicida que le había arrebatado la vida entera seguía en su ciudad. Libre. Y no podía hacer nada por atraparlo.

Raúl se acerca al lavabo más limpio dentro de aquel baño y abre una de las llaves para limpiarse la cara con agua fría. Antes de cerrar sus ojos ante ella se mira así mismo en la ropa que traía; su camisa de vestir blanca y un pantalón formal negro con los cuáles fue a visitar la tumba de Bárbara aquella mañana. Pasa sus manos por sus ojos y cuando apenas vuelve a abrirlos su escenario ya ha cambiado, se encuentra nuevamente en aquel bosque dónde la vió morir con su sudadera color azul bañada en sangre que no le pertenece y una herida de bala que no lo mató.

—... Cuánto yo te amo. —dijo Bárbara—.

—¿Gusta ordenar algo, joven? —pregunta una camarera a Alexis—.

—Me encantarían unas tostadas si no es mucha molestia.

—Por supuesto, ¿le gustaría una taza de café para acompañar?

—Me leyó la mente. —responde mientras Raúl vuelve a sentarse frente a él al mismo tiempo que la camarera le pregunta si él gusta algo de comer—.

SURROUNDED [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora