Capítulo 7. Historia de familia

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—Existen tres reglas básicas para la elaboración de una buena trampa. —expone Jesse en el proyector de Raúl dentro de su habitación— ¿Alguno quiere preguntar cuáles son?

Bárbara, se encontraba sentada en el escritorio de Raúl leyendo sobre la historia de Colombus, Ohio en libros antiguos de la biblioteca local. Su gran abrigo negro, antes en posesión de su padre, se encontraba colgando en la silla detrás de ella sobre el frío piso junto a la cama de Raúl, quién yacía ordenando el mapa de las apariciones del asesino de la R. Marcando de rojo los lugares dónde saben que han estado presentes, tratando de encontrar lo que sea en aquellos sitios de la ciudad que los haga estar un paso más cerca de encontrarlo.

—¿Hola? ¿Alguno quiere prestarme su atención?

—¿De verdad crees que el paso a seguir es ponerle una trampa, a esto? —menciona Bárbara alzando la mirada con irritabilidad—.

—Bueno, no lo sé, ¿tienes una idea mejor?

—Cualquier idea sería mejor que creernos más listos que la policía. —responde Bárbara inquieta—.

—No me creo más listo que la policía.

—Porque no lo eres. —Raúl alza la vista al escuchar la repuesta de Bárbara—.

—Lo dices como si hubiera sido mi casa a la que entraron para secuestrar a mi hermano.

—¡Hey! —exclama Raúl interrumpiendo a Jesse— Ya fue suficiente.

Bárbara, completamente enfurecida, se levanta rápidamente del escritorio de Raúl dirigiéndose hacia la puerta de su habitación —Imbécil. —le responde a Jesse antes de salir del lugar—.

Raúl toma su sudadera azul y se levanta de la cama para seguirla.

—Amigo, lo siento. —le dice Jesse a Raúl quién sólo pasa de largo sin responderle—.

—Bárbara, espera. —Raúl baja las escaleras rápidamente detrás de ella antes de llegar a la cocina— Él realmente no quiso decir eso pero, lo hizo, lo siento.

Bárbara se recarga en el lavamanos de Raúl dándole la espalda, este último, se mantiene cerca de ella pero dándole su espacio para no presionarla.

—Él puede ser un imbécil en ocasiones, pero no lo hace a propósito, está asustado.

—¡Todos estamos asustados! ¿Qué lo hace diferente a él? ¡Oh cierto! Que su familia no está muerta.

Toma un segundo escucharse a sí misma para saber que no fue correcto lo que dijo, mucho menos con la persona con la que habla.

—Lo siento, lo siento. Es sólo que, él no lo entiende, Raúl. No nos entiende.

—¿Segura que no lo hace? —Raúl saca su celular de su bolsillo y comienza a buscar una foto que enseñarle a Bárbara— ¿Lo ves? Ese somos Jesse y yo hace años, cuando apenas llegué aquí, después de la muerte de mi padre.

Bárbara toma el celular de Raúl y ve a esos dos niños junto a un hombre detrás suyo, parecía que habían ido a pescar.

—Él señor detrás de nosotros es el padre de Jesse, nos llevaba a pescar dos veces al mes cuando su trabajo se lo permitía. —Bárbara le regresa su celular— Un día Jesse y su hermano simplemente despertaron, con más gritos que lo usual, con su mamá más ebria que lo usual, y su papá más cansado que lo usual. Abrió la puerta de su casa y no lo volvieron a ver nunca más, simplemente se largó. La madre de Jesse, la cuál ya era un caso aparte empeoró, y su pequeña hermana de apenas pocos meses tuvo que quedar a cargo de sus abuelos porque nadie más iba a cuidar de ellos tres.

SURROUNDED [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora