Capítulo 28. El refugio de mi exilio

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El frío desolador se adueñaba del piso principal de la estación de policía, un escenario que había sido testigo de un ataque brutal perpetrado por un ser más allá de la vida y la muerte misma. La recepción, ahora envuelta en un silencio sepulcral, era un sombrío recordatorio de la tragedia que había tenido lugar segundos antes de la llegada del capitán de policía. Los pasillos estaban salpicados de escombros y manchas de sangre proveniente de los cuerpos abatidos y sin vida esparcidos por el lugar, testimonio silencioso de la ferocidad de aquel enfrentamiento entre la luz y la inmensa oscuridad.

El aire pesado estaba impregnado de un aroma metálico y el eco de los movimientos vacilantes de aquella moribunda joven resonaba en las paredes, mezclándose con el susurro del viento que se colaba por las ventanas rotas a medida que Bárbara trataba de ponerse de pie con lo que restaba de sus fuerzas dentro suyo. Alexis, herido de gravedad y totalmente exhausto, se movía entre los destrozos, sintiendo cada centímetro del lugar como un campo minado lleno de peligro y desesperación mientras trataba de acercarse al cuerpo sin vida de su viejo amigo a escasos metros de él. El gélido abrazo del piso principal de la estación de policía, marcado por la pérdida y la violencia, se había convertido en un sombrío apiladero de almas que les recordaría para siempre las terribles consecuencias de enfrentarse a lo desconocido.

El capitán Andrews no podía creer la masacre que sus ojos presenciaban ante sí mismo, el lugar había sido destrozado con severa brutalidad y sus hombres, yacían bajo sus pies bañados en su sangre, despedazados y en ruinas a lo largo del lugar que alguna vez fue su hogar. Al ver los débiles intentos de una joven por levantarse de su misera mientras sus pequeñas manos se incrustaban pedazos de vidrio por sobre su cuerpo, rápidamente pidió auxilio a través de su radio mientras se acercaba a ella corriendo para sujetarla y sacarla de ahí. Alexis lentamente comenzó a reincorporarse cerca del cuerpo inmóvil de Raúl, recargando su espalda sobre un muro todavía en pie, sacó su celular de entre sus bolsillos y lanzando lejos de sí su bufanda color rojo, procedió a hacer una llamada.

—No, no me toque. ¡No me toque! —gritaba Bárbara en completa desesperación mientras el capitán sólo intentaba ayudarla a ponerse de pie— No se atreva, a tocarme otra vez.

Mientras un equipo forense atravesaba aquel lugar de extremo "A" a extremo "B", oficiales dentro y fuera de servicio comenzaron a hacerse presente junto al capitán a medida que los cuerpos de sus compañeros iban siendo sacados de ahí hacia la morgue. Un equipo médico se hizo presente en el lugar al mismo tiempo que las fotos para la evidencia comenzaron a ser tomadas. La noticia de aquella brutal masacre sin igual recorrió la noche estrellada de Penneabaker City como agua viajando a través de un río agitado.

Antes de siquiera notarlo, el tiempo había avanzado con suma desdicha a su alrededor mientras Bárbara sólo sujetaba entre sus brazos el cuerpo del hombre al que habría amado hasta la infinidad. Su llanto se extendía a través de sus mejillas al igual que la sangre recorriendo sus heridas los bañaba a ambos en el interminable sufrimiento en el que su mundo yacía justo ahora. El capitán se acercaba lentamente hacia ellos dos por la espalda, incapaz de hacer algo más que separarlos para que Bárbara fuera atendida por un equipo médico, y que Raúl fuera trasladado junto al resto de cuerpos al sótano, dónde la morgue esperaba por un nuevo huésped a su merced.

—Todo esto, todas estas muertes, son culpa suya. —le recriminaba Bárbara de frente al capitán mientras era atendida por un paramédico sentada al filo de la ambulancia— Todas y cada una.

El capitán sólo podía bajar la mirada y hacer caso omiso ante la verdad en sus palabras. Mr. Dark había acabado con la mayor parte de su equipo en una noche al igual que con la vida del celeste más poderoso de la ciudad, sus mejores esfuerzos no serían suficientes. Estaba desesperado, y necesitaba nuevos aliados.

SURROUNDED [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora