Capítulo 24. Oh, pobre, solitario corazón

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Septiembre se acercaba sigilosamente hacia los demás, trayendo consigo un aire de serenidad mezclado con melancolía a la vida del equipo de Raúl. Con cada hoja que caía lentamente de los árboles y cada brisa fresca que susurraba en sus oídos, el recordatorio de su cumpleaños se hacía cada vez más presente. A medida que los días se acortaban y el verano llegaba a su fin, aquel joven celeste sentía una extraña mezcla de emociones en su interior.

Septiembre siempre había sido un mes complicado para él, lleno de asientos vacíos frente a la mesa bajo el pastel, sintiendo necesitar más de lo que la vida tenía para darle, pero este año las vibras eran diferentes.

A medida que se acercaban hacia una forma de salvar a Bárbara, Raúl reflexionaba sobre los años que habían pasado y las perdidas que aún no habían superado. Las expectativas y los sueños que había tenido en años anteriores parecían estar un poco más lejos de lo que ahora esperaba.

La vida de todos había dado un giro crucial, del cuál recuperarse, no parecía una opción viable. ¿Cómo hacerlo, cuando lo que te mantenía anclado a la vida que conocías se ha ido por completo? Renacer no era algo que a todos se les diera bien. 

—Hola, madre. —se repetía en la mente de Raúl una y otra vez mientras esperaba impaciente la llegada de Alexis— La encontraron, a Bárbara. Ella realmente volvió.

—Pero no como la recordábamos. —mencionaba Raúl mientras se ponía al día con su último familiar con vida— Max encontró un camino de registros médicos falsificados que conducían a un pequeño hospital a las afueras de la ciudad de Neverville.

—Josh nos cedió un pequeño equipo de búsqueda y rescate, mandé a Alexis con ellos. Yo no tenía, esperanza de que fuera finalmente el día. Bueno, me equivoqué. Bárbara está en casa una vez más, al menos su cuerpo, porque ella cómo tal, no.

—He estado cuidando de ella desde aquel día, la he alimentado, la he bañado, rogando porque en cualquier momento ella regrese a mí. —añadió Raúl antes de dar un fuerte respiro de agotamiento— Porque lo hará, voy a salvarla. Y una vez que lo haga, tendremos que lidiar con quiénes somos ahora, y quiénes queremos ser.

Los días seguían pasando, y las cosas no parecían mejorar. Tras el episodio violento que Raúl tuvo el día que vió a Mike, Laura y él se habían distanciado considerablemente. La sensación de desapego a la realidad lentamente comenzaba a invadir de nueva cuenta a Raúl, poniéndolo paranoico, sin saber a ciencia cierta si sus sentidos le eran confiables o si se encontraban igual de fragmentados que él mismo.

—No tienes que irte, lo sabes. —le decía Laura a Raúl mientras este terminaba de empacar sus cosas en su maleta de mano— Raúl, escúchame. Por favor.

—Creo que esto es lo mejor para los dos, Laura. —respondía él sin mirarla— Esto fue, reconfortante mientras duró. Pero no puedo pedirte que lidies con todo el peso que añado justo ahora.

—Sabes que no es así cómo me siento, simplemente, necesito tiempo para acostumbrarme a esto, a nosotros.

—Laura, tienes una buena, segunda oportunidad aquí mismo justo ahora. No la desaproveches, ¿quieres? —comenta él mientras pasa frente a ella por la cocina camino a la puerta principal— ... Tienes mi número, sabes dónde encontrarme si, cualquier cosa llegara a pasar.

Laura se acerca a Raúl y este la recibe con un cálido abrazo de despedida. Ambos habían estado el uno para el otro en el momento que era necesario, pero lo que tenían no era algo destinado a trascender en su historia. Mientras Raúl sale de aquel antiguo hogar, ambos se miran una vez más con tristeza mientras la puerta se cierra entre los dos.

SURROUNDED [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora