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— ¿Has sabido algo de Bonnie? No responde mis mensajes... — pregunté a Caroline a mi lado.
Desde que le escribí a Bonnie para decirle que los vampiros habían escapado de la tumba, ella no había vuelto a responder ninguno de mis mensajes, lo cuál me preocupaba un poco.
Caroline sonrió y asintió mientras caminábamos hacia el salón de historia.
— Si, hablamos a diario. — comentó y yo traté de disimular mi mueca.
Bueno, tal vez el problema era yo.
Ambas entramos al salón de historia y saludamos al maestro Saltzman. Me senté en mi banco de siempre, pero frunci el ceño cuando Stefan se sentó a mi lado y sonrió, saludandome.
Yo traté de sonreír y lo saludé de vuelta, tratando de no parecer mal educada. Usualmente su lugar era junto a Elena, así que no tenía idea de que hacía ahí.
— Esta semana haremos a un lado el programa para concentrarnos en historia local. — informó Alaric— Se acerca el día del fundador y al parecer, los líderes de la comunidad creen que es más importante que la segunda guerra. Pero, en fin...
La puerta del salón se abrió y me sorprendió ver a Bonnie entrar, no la había visto en varios días, desde... Bueno, lo de Sheila.
— Lamento llegar tarde. — se disculpó.
— Bienvenida, Bonnie.
Alaric la dejó entrar y la morena se sentó detrás de mi en el único puesto libre.
Me giré y le sonreí a Bon en forma de saludo, pero ella apenas me miró. Me dió una sonrisa que se notaba forzada y luego solo bajó la vista a sus libros.
Yo frunci el ceño y volví a mirar al frente, pero decidí no hacer preguntas hasta después.
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— ¡Bonnie! — la llamé, ella volteó y al vernos a Elena y a mí, siguió caminando.
— Hola. — murmuró.
— Hola... Oye, tratamos de hablarte al salir, pero ya te habías ido. — dijo Elena y Bonnie se detuvo para mirarnos— ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu familia?
— Luchando. — suspiró y su rápida mirada hacia mi no pasó desapercibida— Ha sido duro.
— Te extrañamos mucho... — murmuré.
— Si... Es que fue muy difícil. — dijo, incluso parecía que no tenía ganas de hablar— Después de funeral y... No lo sé, creo que cuando me dijiste lo de la tumba, ya no quería volver.
