𝐓𝐇𝐈𝐑𝐓𝐘

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»𝗠𝗮𝘀𝗰𝗮𝗿𝗮𝗱𝗮«

»𝗠𝗮𝘀𝗰𝗮𝗿𝗮𝗱𝗮«

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Miré a mi alrededor, asegurándome que nadie me viera y corrí a esconderme en el armario de utensilios del Grill.

Tomé mi teléfono y me apresuré a marcarle a Elena. La noche anterior había sido muy agitada para ella, pues el estúpido de Damon provocó a Katherine, y la vampira, como venganza porque Stefan y Elena nunca se separaron, hizo que Jenna se clavara un cuchillo en el estómago.

Esa había sido la gota que colmó el vaso. Elena terminó con Stefan de inmediato.

Por suerte Jenna ya estaba fuera de peligro, pero aún así estaba preocupada. Me hubiera gustado estar con ellas en este momento, pero me era imposible, ya que hoy estaba trabajando en el Grill, pero al menos mi hermano tenía libre y el estaba con ellas, cosa que me aliviaba un poco, pero aún así quería hablar con mi amiga.

— ¿Al? — su voz se escuchó al otro lado de la línea.

— Hola, El, ¿Cómo va todo? — pregunté y pude escuchar su suspiro.

— Acabamos de llegar a casa con Jenna, los médicos dijeron que tuvo suerte... — murmuró— Fui una tonta, Ali, nunca debí desafiar a Katherine. Todo esto es mi culpa.

— No te culpes sola, Lena, todos la subestimamos. — suspiré— El... ¿Estás segura de que no intentará nada más?

— No hará nada, atacó a Jenna porque no hice lo que quiso. — pude escuchar como trataba de ocultar su tristeza— Y bueno, ya lo hice. Stefan y yo terminamos... Ella ganó. Es todo.

Estuve a punto de decir algo, pero fui interrumpida por unos golpes en la puerta que me hicieron entrar en pánico.

— Lo siento, El, tengo que colgar, pero prometo llamarte luego. Te quiero. — dije rápidamente y colgué la llamada.

Tomé aire y rápidamente me dirigí a la puerta, pidiendo internamente que no fuera mi jefa.

Pero al abrir la puerta, me encontré con quién definitivamente no esperaba ver aquí.

— ¿Stefan?

El entró al armario junto conmigo y cerró la puerta a sus espaldas.

— Hola, Angioletto.

El espacio del armario era bastante reducido, por lo que nuestro cuerpos estaban tan juntos que incluso podía sentir el calor de su respiración. Los nervios me invadieron al instante, el estaba demasiado cerca y yo no podía alejarme.

Traté de ignorar todo y recomponerme rápidamente.

— ¿Qué haces aquí? — pregunté y el suspiró.

— En pocas palabras, mataremos a Katherine, y te necesitamos... — suspiró— Te necesito.

Demasiado cerca, demasiado cerca, demasiado cerca...

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