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Corrí por toda la casa buscando mi teléfono, nuevamente lo había perdido y por más que recordaba haberlo dejado sobre mi cama, no estaba allí.
— ¡Maldita sea! — maldije al escuchar la bocina del auto de Bonnie fuera de mi casa.
Me asome por la ventana y vi a Elena en el asiento copiloto con la cabeza asomada mirando a mi ventana. Sin poder evitarlo, una leve sonrisa se asomo por mis labios al verla.
— ¡Voy enseguida! — le avise en un grito.
Elena sonrió levemente y asintió.
Volví a mi desesperada búsqueda mientras soltaba un quejido al ya haber desarmado toda mi cama y aun así no encontrar rastro de mi maldito teléfono.
— ¿Buscas esto? — se escucho una voz a mis espaldas.
Al darme vuelta vi a Matt en el marco de la puerta sonriendo con burla mientras me mostraba mi teléfono. Solté un suspiro de alivio y rodé los ojos mientras tomaba mi celular.
— ¿Dónde estaba? — pregunte, estaba segura de haberlo dejado sobre mi cama.
- Justo donde estoy parado, en el suelo. - se burlo mi hermano.
— Presumido... — bufe en un susurro.
Me apresure a tomar mi bolso, le di en beso en la mejilla a mi hermano y salí de mi casa. Matt no se iba con nosotras porque aun estaba dolido y no quería toparse con Elena luego de su ruptura, y Vicki ya se había marchado hace unos minutos, por lo que me subí al auto sin ninguna culpa de dejar solo a alguno de mis hermanos.
— Perdón la demora, no encontraba mi teléfono. — me disculpe en un suspiro mientras Bonnie emprendía marcha a la escuela.
— ¿Otra vez? — rio Bonnie.
— En mi defensa, estaba segura de haberlo dejado sobre mi cama. — me defendí y mis dos amigas rieron.
— ¿Saben? Mi abuela dice que soy psíquica. — comento la morena al volante— Nuestros ancestros son de Salem, las brujas y todo eso... Ya se que es una locura, pero ella sigue y sigue hablando de eso y creo que hay que ponerla en un asilo.
Solté una risita. Bonnie siempre nos hablaba sobre las locuras que decía su abuela y aun no podía creer todo lo que una persona era capaz de inventarse cuando bebía de más.
— Sin embargo, empecé a pensar que yo predije a Obama, predije lo de Heath Ledger y sigo creyendo que Florida se separara en pequeñas islas. — siguió Bonnie.
En ese momento note como la vista de Elena estaba perdida en algún lugar de el auto, como si estuviera sumida en sus pensamientos y sabia que no era nada bueno que sus recuerdos la embargaran.
