• Masturbación Al Activo •

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El cielo se había teñido con tonos violetas entre nubes de esplendor lila, moviéndose lentamente con el viento entre el oleaje que rompía contra las costas en un vaivén intenso cuyo murmullo se escuchaba aún en las lejanías.

La más joven había terminado de bañarse, saliendo así del baño entre una nube de vapor mientras se tapaba todo desde sus pechos hasta sus muslos con un paño rosado con cuadros blancos, serena aún con todo lo que le había tocado vivir hace apenas una semana, dispuesta a dejarlo como algo del pasado que no la volvería a atormentar.

En la sala se encontraba el erizo de espinas cobaltosas y orbes esmeraldas, recostado de medio lado en el sillón violeta mientras observaba con algo de aburrimiento la película que se transmitía en aquel gran televisor, algo decepcionado de que los dirigentes del canal hubieran programado algo tan aburrido para aquella hora.

Las luces de aquella sala rebosante de calidez hogareña se encontraban en un nivel bajo, con el ventilador de madera y oro anexado al techo rotando de forma suave, propinado un poco de frescura al ambiente sin dejar que se calentara mucho.

Aquel de espinas cobaltosas bostezó, abriendo sus fauces tanto como podía, dejando ver aquel par de pequeños colmillos que ocasionalmente se asomaban. Rascó su cabeza mientras entrecerraba sus ojos, deseoso de que llegase la hora de que su siguiente compromiso llegase.

Alzó levemente su mirada, topandose con su novia misma que se había quedado en el pasillo secando sus espinas en lo que intentaba desenredarlas, sorprendiéndolo.
Sus ojos se abrieron cada vez, apreciando de mejor forma el aspecto de aquella que había aceptado en su corazón, viéndola de cierta forma irresistible, con una belleza que no llegaba a ser morbosa pero que al mismo tiempo lo atraía más que nada.

Su corazón empezaba a latir cada vez con más fuerza y brusquedad tras irse fijando con mayor detalle en las curvas de su cuerpo, haciéndole conocer hasta qué punto podía llegar su imaginación con tan solo un ligero apoyo visual. Sus mejillas empezaron a arder una vez que se detuvo en su cintura y en lo poco que lograba ver de sus muslos y piernas desnudas. Quizás ella estuviera acostumbrada a verlo a él de forma pura y directa, sin prendas que estorbaran en su vívida y natural imagen, pero para él esto era remotamente nuevo a la vez de intrigante, al menos tratándose de ella.

Se sentía extraño, sus mejillas y orejas no eran lo único que ardía al rojo vivo, no, también había algo que empezaba a despertar, algo que iba más allá de su imaginación o repentinos deseos.
Empezó a temblar, realmente no estaba acostumbrado a este tipo de sensaciones.

La de orbes jades lo vió de soslayo, sonriendo de forma pícara tras verlo tan confundido y nervioso, dándose una idea de lo que estaba pasando, pobrecito, sin duda lo ayudaría más tarde.

Caminó directamente hacia su habitación, encendiendo la luz de esta para posteriormente cerrar la puerta.
El erizo de azul suspiró de forma aliviada tras salir de su trance, dejándose caer entre los cojines, exhausto, sorprendido de que tan agotador podría ser ocultar un deseo de esa magnitud a alguien a quien estimas y amas con tanta ilusión.

Sacudió su cabeza, resignado a seguir prestando atención a la televisión y a lo que quedaba de la película, aprovechando para subir un poco el volumen y así adentrarse por completo en lo que sea que estuviera pasando.

Los minutos pasaron y su amada novia finalmente salió de su habitación, mostrándose diferente a lo habitual.

Sus espinas estaban peinadas de forma lacea y ahora vestía una camisa blanca ligeramente holgada con un par de shorts rojizos, portando un par de medias blancas con detalles de flores rosados.
El joven erizo no pudo evitar sonreír tras verla nuevamente con aquella imagen pura y dulce, convencido de que sin duda esa era la verdadera Amy de quién se enamoró, la verdadera chica por la cual se sentía atraído y la única por quien abriría su corazón.

Two Sides ft. Sonamy/Shadamy BoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora