• Separación •

292 22 120
                                    

Había tomado una decisión.

El día había sido cálido, el sol resplandecía de forma agradable sobre la isla entre brisas frescas y el agradable cántico de las aves a su alrededor.
El erizo de orbes esmeraldas, espinas alargadas de cobalto y tez melocotón avanzaba por la senda entre los árboles, silbando alegremente en la senda del destino.

Ahora, con el ocaso precipitándose por el horizonte era el momento ideal para estar cerca de aquella a la que más amaba.

Estaba emocionado, entre sus manos sostenía una caja aterciopelada de azul rey con un anillo en su interior. Solo Dios sabía la cantidad de favores que tuvo que hacer, el tiempo que tuvo que ahorrar y los sacrificios que hizo con tal de obtenerlo. Valdría la pena.
Hoy sería ese día, el día especial que su madre le dijo que algún día tendría, el día que rechazó por años tras verse desmotivado, el día que había estado posponiendo por sus inseguridades, el día donde todo cambiaría para bien...

Cuanto deseaba que siguiera viva para acompañarlo ahora, a minutos de hacer su sueño realidad.

Su plan de esta tarde era simple.
Después de pensarlo bien por un par de semanas había planificado algo sencillo pero agradable para los dos.
Le pediría a Amy que fuera su esposa en la intimidad de su hogar, sin nadie que pudiera molestarlos, sin esas incómodas miradas de la multitud, sin nada que pudiera interrumpirlos, solo ellos dos, en su lugar favorito, después de una buena cena.
Solo un “Sí” y su vida estaría completa, para siempre.

Respiró de forma profunda tras divisar la casa de su hermosa novia, con sus mejillas encendiendose ante el calor de la emoción.
Escondió la pequeña caja entre sus manos, caminando con sigilo hacia la puerta, deteniéndose en frente con la intención de tocarla, deteniéndose tras notar que se encontraba abierta...
Sonrió de forma pícara, si algo sabía sobre las puertas es que verlas abiertas era sinónimo de una invitación para entrar.

Cuidadosamente entró en la casa, recorriendo la sala de rosa, viendo todo en perfecto orden como siempre.
Sus orejas se tensaron al escuchar algo en la habitación principal, un gemido seguido de una pequeña risilla aguda. Sonrió de oreja a oreja, aguantando las ganas de precipitarse.

Lentamente se fue acercando hacia la puerta del dormitorio, con los gemidos de Amy aumentando en volumen, haciéndose más fuertes con cada paso que él daba ¿Acaso su chica traviesa estaría divirtiéndose con el juguete que le había dado para su cumpleaños? ¿Se estaría masturbando pensando en él? ¿Se estaría preparando para él?

Se asomó por el marco de la puerta, viendo el interior de la alcoba gracias a un espacio dejado por la puerta semibierta, con su sonrisa desvaneciéndose como el sol tras una tormenta.

Ella...
La chica con la que quiso casarse, la chica a la que le confesó sus peores miedos e inseguridades, la mujer que deseó fuera la madre de sus hijos, estaba con alguien más.

Acostada boca arriba, con las piernas abiertas, gimiendo con una sonrisa, extasiada mientras la penetraban una y otra vez, enloquecida por el placer, gimiendo el nombre de ese maldito, ese hijo de perra, ese villano, ese ser cruel, egoísta y...
Y mejor que él.

Todo ocurrió demasiado rápido.

Sintió una punzada aguda en el corazón, punzada que se hacía peor con cada lágrima que escapaba de sus ojos, marcando sus mejillas con la humillación, el dolor, la tragedia que era estar en su lugar ahora.
Similar a un infarto sintió que el tiempo se le acababa, el rechinar de aquella cama, el ruido de ambos jadeando, verlos besándose, con ella viiendo a ese Demonio con la misma mirada que creyó era solo para él, era terrible.

El tiempo se detuvo.
La misma tristeza que había inundado su corazón mutaba en una rabia sin precedentes, las punzadas aumentaron, todo a su alrededor se tiñó de rojo y las lágrimas brotaron con más fuerza.
Había recibido golpes antes, desde su infancia se le entrenó para resistirlos, pero ninguno había sido tan fuerte como éste.

Two Sides ft. Sonamy/Shadamy BoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora