siete

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acting


La noche había entrado y Heeseung caminaba lentamente hacia la que una vez fue su habitación y probablemente el lugar más seguro en esa gran mansión.

Cada paso que daba le recordaba a las tantas veces que corrió dentro del espacioso cuarto para cerrarlo con llave mientras escuchaba gritos de su padre y gimoteos por parte de su madre.

Él lo odiaba, odiaba a su antiguo yo que corría de todos y temía ser lastimado. La vida era dura y ahora con veintiséis años lo sabía perfectamente.

Sus pasos eran lentos, pero se encargaba de no dar su antigua y patética imagen. Él ya no era un pobre diablo bajo la sombra de su maldito viejo, él ahora era Lee Heeseung, el millonario y poderoso de Lee Heeseung y nadie más podría lastimarlo de ahora en adelante.

Cuando estuvo frente a la habitación tomó aire antes de tomar el picaporte para girarlo y abrir no solamente su antigua habitación, sino a un mar de emociones que le afectaban al cerrar los ojos.

Dio un paso dentro y observó todo con cuidado. No estaba como lo dejó el día que se largó, sus cosas no estaban esparcidas por el piso sino estaban en perfecto estado, al menos las que lograron rescatar.

Tomó su teléfono del bolsillo y se apresuró a marcar a una de sus asistentes.

—buena noche — dijo cuándo le respondieron y la mujer le devolvió el saludo amablemente —. Dile al chófer que vaya por simoneth a la casa de Sun, que le pida al botones que le dé acceso...ya lo conocen — recibió una afirmación y la llamada acabó tan rápido como empezó.

Sus pasos se sintieron más pesados de lo normal cuando se dirigió a la cama y al ver esas sábanas justamente naranjas tan solo podía ver a su yo de diecisiete años abrazando con fuerza a una gatita que le habían regalado en ese entonces.

Simoneth fue su compañía en los momentos más oscuros de su vida y por eso le tenía un cariño demasiado grande.

En ese momento fueron Simoneth y él contra el mundo, ya que el pleito con su padre era tan grande que su madre tenía prohibido apoyarle abiertamente.

Desacomodó su cabello con frustración y se lanzó a la cama con fuerza. Odiaba no poder ser fuerte cuando estaba solo, odiaba seguir recordando vívidamente cada mal momento de su vida.

Siempre terminaba pensando en ello y sentía volverse más oscuro por dentro ante cada recuerdo.

Escuchó la puerta abrirse y no se molestó en alzar la mirada, no sabía que tan normal era, pero reconocía las pisadas de Sunoo tan bien que asustaba un poco.

La puerta volvió a cerrarse y Kim Sunoo se quedó parado frente a la puerta con cierto felino en brazos. Le acariciaba con dulzura, pero su mirada seguía fija en su ahora prometido.

No sabía cuánto tiempo había perdido en su mente, pero ya habían traído a su gatita y Sunoo estaba ahí con ella en brazos.

Sunoo aclaró su garganta para llamar la atención del mayor que al fin se puso de pie y sintió felicidad pura al ver a su gatita que tanto adoraba.

Se acercó rápidamente, olvidando que se sentía pesado estando ahí, olvidó todo y de nuevo dejó que Simoneth fuera su salida de la cruda realidad.

—oh, tan bonita~ — dijo en tono cantarín mientras la tomaba con cuidado de los brazos de Kim quien no pudo evitar sonreír.

Heeseung se encargó de masajear la cabeza de la vieja gata que cerraba sus ojos complacida por el tacto. Sunoo amaba ver esa faceta tan única de Heeseung y podía jurar que era el único afortunado que podía verlo hablando con ese tono juguetón y dulce.

acting - HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora