acting - Heesun

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acting

Era nuevo.

Ese sentimiento era demasiado nuevo, porque Heeseung nunca en su vida se imaginó así mismo corriendo como si su vida dependiera de ello. Sus piernas flaqueaban y miles de tragedias hacían presencia en su mente produciéndole más nervios.

Escuchó los gritos de Jay, claro que lo hizo, pero aun así decidió ignorarlo y salir corriendo del departamento del menor. Se topó con algunas personas y probablemente los maldijo, no le interesó mucho si lo reconocían o afirmaban en internet que era una mierda de persona,

Quizá lo era. No, de hecho, Heeseung sabía mejor que nadie que era una mierda, que era un ser aborrecible. Por Dios que Heeseung lo sabía y si todo ese teatro había iniciado por dar una imagen correcta de él, si todo eso antes era una mentira definitivamente no estaría intentando abrir su auto con manos temblorosas.

Quería ver a Sunoo, abrazarlo, besarlo, protegerlo y fundirse en él. Quería darle todo a Sunoo y recibir todo de él. Se maldecía por no haberle respondido, por hacerlo reaccionar de esa manera.

Definitivamente era una mierda, una mierda egoísta que le hacía daño a Sunoo pero aun así quería tenerle en sus brazos, escucharlo decir su nombre con tal amor que era posible derretirse. Heeseung había pasado muchos años solo, en la oscuridad, lleno de odio y dolor, pero de un día para otro se dio cuenta de que tenía un sol. Se dio cuenta de que con solo verlo su vida dejaba de ser tan gris y triste.

Kim Sunoo, la única persona que lo veía de esa forma que lograba derretirlo, la única persona que le veía como un ser humano, él único que le cedió un pedazo de su corazón. Sunoo había confiado en él, le había mostrado cosas que jamás creyó ver, le entregó un pedazo de su alma y eso era jodidamente increíble para Lee.

Nunca creyó en la magia, desde pequeño le abrieron los ojos, pero cuando se trataba de él, cuando se trataba de Sunoo nada tenía sentido. Sentía que volaba y su pecho burbujeaba. Con Sunoo no era necesario mentir cada noche, mentir por su bienestar, porque Sunoo era aquello que le hacía bien.

Si toda su vida había sido una mentira, nada de lo que decía era realmente cierto, pero entre tanta falsedad había una realidad, la realidad más bella del mundo. Kim sunoo era la única verdad de su vida.

—¡Heeseung detente! — gritó Jay tomándole por los hombros, Heeseung maldecía por no poder abrir la puerta de su propio auto —. No puedes ir así sin más, no sabemos dónde está sunoo —Jay lo movió con fuerza para que entrara en razón.

—No me importa, llamaré a....a todo el mundo para que lo busque — dijo con el aliento faltándole. Realmente estaba pensando en marcarle a cada uno de sus empleados y obligarlos a salir a esa hora para buscar a su Sunoo.

—Heeseung... — murmuró jay, queriendo que entrara en razón.

—Yo...informaré a la policia...

—Heeseung.

—preguntaré en redes sociales...

—¡Heeseung maldita sea, reacciona! — Jay lo movió más fuerte, logrando que Heeseung rompiera en llanto frente a él.

Jay se separó lentamente, ojos bien abiertos. Heeseung, Lee Heeseung se encontraba llorando demasiado fuerte, demasiado desastroso, mientras repetía que no quería que le sucediera algo a Kim Sunoo.

Jay soltó el aliento retenido y se maldijo por gritarle a Heeseung. Era obvio que el mayor estaría completamente loco, si le había dicho que Sunoo estaba mal, en un lugar desconocido y que no respondía llamadas.