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La luz que inundaba me forzó a salir de aquel cómodo sueño en el que me encontraba, abrí mis ojos poco a poco entrecerrandolos al mismo tiempo debido a la luz que entraba al lugar.
Habíamos encontrado un refugio muy cómodo, después de lo que pasó ayer... No lo sé, estoy confundido.
Miré el rostro de Elisa quien aún dormía cómodamente entre mis brazos, estrechando su cuerpo desnudo con el mío, acaricié una de sus mejillas con las yemas de mis dedos mirando la tranquilidad con la que dormía.
Lo supe desde el primer momento, ella cambiaría mi vida y no podría resistirme a ello, decía estar confundido pero realmente ya sabía muy bien lo que sentía, solo que no quería aceptarlo.
Me gustas, Elisa.
Ella poco a poco fue abriendo sus ojos frunciendo el ceño segundos después por la luz que chocaba contra los mismos, me miró y me dedicó una hermosa sonrisa que hizo que yo sonriera de la misma manera.
— Buen día, conejita. -Hablé en un tono bajo y algo ronco, aún estaba soñoliento-
— Buen día, pelos tiesos. -Dijo en un susurro para luego soltar una pequeña risa, por mi parte solo la miré burlón.
— Tenemos que buscar algo de desayunar, me cago de hambre. -Soltó sin más haciendo que diese una risa ahogada por como se expresó, eso era algo que me encantaba de ella.
No le importaba ser delicada o "femenina" no le importaban esas trivialidades.
— Si, ve vistiendote, yo me quedaré un rato más aquí.
Ella asintió y se levantó no sin antes dejar un beso en mis labios, dejó la manta que cubría su desnuda piel en la cama y tomó sus prendas colocándoselas una por una.
Era simplemente hermosa, se me hacía imposible apartar la vista de aquella diosa que se encontraba frente a mi, ella al notar mi insistente mirada giró su rostro hacia mi.
— Dios, ¿Qué tanto miras?
— Disfruto de la vista. -Respondí lo mismo de siempre, aquella frase se había vuelto una costumbre entre nosotros, ella me miró con una sonrisa y giró sus ojos divertida.
Con mucho pesar me levanté y me puse un pantalón común negro, una camisa del mismo color y una sudadera blanca.
Ella había ido de "compras" ayer, traía puesta una falda deportiva blanca, una camiseta hancha que le llegaba casi a la mitad de la falda, bajo de la misma traía un top negro mangas largas y cuello alto que sobresalían de la camiseta, sus botas no cambiaron.
