Eros salió de ahí y fue hacia donde se encontraba su hermana, su mente era un caos, se sentía muy confundido, su pecho dolía tanto, pero también sentía mucho enojo e impotencia. Todos le había mentido, había sido tan idiota al no querer darse cuenta de la verdad, al llegar al departamento de su hermana entro como un loco desquiciado.
-Eros, ¿Dónde estabas? – preguntó ella.
- ¿Por qué? ¡¿Por qué me mentiste todos estos años?!
-No entiendo, ¿Qué quieres decir?
-Bae... es Delia – su mirada estaba llena de dolor y decepción – ¿Hasta cuándo pensaban en ocultármelo?
-Lo siento.
-Lo sientes – repitió, en un tono burlón – ¿crees que con un una maldita disculpas arreglaras algo?
- ¡¿Qué querías que hiciera?! ¡Tenía miedo! ¡Te perdí una vez y no quería perderte otra vez!
- ¿Qué quieres decir?
-El padre de Delia provoco en accidente en que murió Valeri y en el que supuestamente también falleciste tú también – confesó –pero tu sobreviviste y estuviste en coma, su padre me contacto y me amenazó, por aproveche que no recordabas nada para desaparecer y que nadie de nuestra familia corriera peligro.
-Aun así, yo tenía derecho de saber y tomar mis propias decisiones.
-Lo sé, pero me dejé dominar por el miedo... cuando los volvimos a reencontrar con ellos me sentí como una basura por ocultarles la verdad y muchas cuando supe que se pequeño era tu hijo.
- ¿Hijo? – repitió, conmocionado.
-Delia no te lo dijo, tú eres el padre de su hijo.
Eros no nada, solo tomó las llaves de su motocicleta y salió del departamento de su hermana, si su mente antes de encontraba un caos ahora era peor, subió a su moto y arranco a toda velocidad, por su mente paso aquel día que vio por primera vez. Se sentía tan enojado y adolorido, quería grita tan fuerte y golpear al algo hasta calmar el dolor de su pecho. También quería ver a su pequeño hijo y abrazarlos todos esos años de ausencia, decirle que nunca lo abandono y lo amaba desde antes de saber que era su hijo.
Bajó de su motocicleta y tocó el timbre de la casa, en cuanto las puertas se abrieron corrió y entro a la casa buscando al niño con la mirada.
-Eros, ¿Qué haces aquí?
- ¿Tienes algo más que confesarme?
-No es todo – respondió, secamente.
-Solo revelas lo que te convine.
-No sé qué quieres decir, peo ya te puedes ir – dijo, dándole la espalda.
- ¡¿Por qué no confesaste toda la verdad?! ¡Yo tenía todo el maldito derecho de saber la verdad! ¡Mírame a los ojos y atrévete a negarme que no es mi hijo! – gritó, lleno de ira y dolor.
-Es mi hijo – fue lo único que salió de su boca.
-Y mío también –dijo, entre dientes – Vas a seguir ocultándome que es mi hijo. ¿Por qué callaste?
Ella limpió las lágrimas de sus mejillas y se giró hacia él – ¿Por qué calle? – repitió, en un tono sarcástico-. Eres un maldito egoísta, desapareciste durante seis malditos años y regresaste sin recordar. ¿Qué esperabas? - golpeó su pecho- Ah, que fuera a ti y te dijera tenemos un hijo, cuando ya tienes tu vida hecha. ¿Cómo podría confesarte todo? ¿Cuándo es mi culpa todo lo malo que te ha pasado? Quería que vivieras una vida feliz, sin que tu vida corriera peligro.
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UN DÍA DE OTOÑO (en proceso )
Teen FictionUn día perdí al amor de mi vida, pensé que había muerto y todos mejieron que tenía que olvidarlo, que tenía que seguir con mi vida. Pero una parte de mi renunciaba a dejarlo ir. Seis años después... Un día de otoño él aparece de delante de mí, pero...