20.Dolor del pasado

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Maya

- ¿Qué te sucede? ¿Desde cuándo bebes así?

Dejó a un lado su botella de whisky y me miró sin ánimos.

-Lo busque y dijo que no quiere volver a relacionarse conmigo.

-Es por mí, ¿cierto?

-No...

- ¿Realmente te llegue a gustar en el pasado?

-Sí, pero tú te fijaste en Hades y me hice aún lado.

-Esto sería incomodo si siguieras teniendo sentimientos por mí, pero como no los tienes... bueno. Prácticamente para todos soy una perra que dejo plantado en el altar a su ex prometido para irse con él mejor amigo.

-Tú... ¿aún tienes sentimientos por Hades?

-No, lo único que me importa es acabar con todo esto – bebí un sorbo de mi copa.

- ¿Crees que podemos con esto?

-La verdad... dudo salir viva de esto.

-Temes que Carmesí te patee el trasero.

Hice una mueca y de pronto nuestros móviles sonaron al mismo tiempo era un comunicado acerca que debíamos ir a investigar a un lugar porque estaban sucediendo cosas extrañas. Quise ir sola a revisar el lugar porque Marcos había bebido, pero él insistió en ir a pesar de que le insiste que no era necesario. Al llegar nos escondimos entre las sombras con una distancia determinada, unos minutos después llegaron unos camiones y había personas armadas lo cual llamo nuestra atención, lo más extraño de todo es que este lugar era una perrera, pero no había perros por ningún lado. Marcos y yo decidimos separarnos.

Cuando ya estaba lo suficiente cerca me escondí detrás de un auto tratando de ver que rayaos escondían, alrededor de cinco hombres bajaron del camión con unas cajas con el logo de una flor, Carmesí. Por lo que se está relacionado a la trata de personas y drogas, lo que sabíamos era muy poco y en todo este tiempo no habíamos logrado encontrar la puerta de entrada. Cuatro hombros de gran volumen movieron uno de los contadores y había una entrada bajo tierra, dude mucho en ir y averiguar, o quedarme y no arriesgarme. Mi curiosidad y mi sed de venganza era mucho más grande, ya no tenía nada que perder.

Empecé a acercarme sigilosamente con el arma en mis manos en caso de una emergencia, había dos hombres armados cuidando la entrada. Miré hacia todos lados tratando de encontrar alguna cosa para distraerlos y así poder entrar. Hasta que encontré una pequeña roca y la lance hacia donde estaba el camión, ambos fueron a revisar y cuando estaba preparándome para correr sentí con alguien me tomó la muñeca y me arrincono sobre el suelo mientras me cubría la boca.

Entre en pánico y mi ritmo cardiaco se aceleró.

-Quita, te soltaré, pero si dices algo haré que te persigan los perros – me ordena.

Asentí.

Él quito la mano de mi boca y lo empuje.

- ¿Qué mierda haces aquí? – pregunte en voz baja.

-Lo mismo quiero saber yo.

Al escuchar unos pasos acercándose a nosotros nos volvimos a esconder.

-Qué extraño, pese que había escuchado algo.

-Seguro fue tu imaginación.

-Seguro, estoy muriendo de los nervios y todo es por esa perra.

-La ex prometida del hijo del señor Howard... debimos matarla.

-Pensé que moriría y la dejábamos abandonada en esa cabaña.

Malditos, voy a matarlos.

-Es increíble cómo se repuso después de todo lo que le hicimos todos.

UN DÍA DE OTOÑO  (en proceso )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora