12. Dolor

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Unas semanas después

-Se puede.

Al reconocer la voz Delia se levantó rápidamente y corrió hacia lo brazo de su madre.

-Mamá, mamá... duele mucho, siento que estoy muriendo- lloró en el pecho de su madre.

-Mis pequeños han estado sufriendo mucho en mi ausencia, pero volví y todo cambiará.

-Quieres decir.

- ¿De verdad amas a ese joven? - preguntó, su madre.

-Sí, lo amo... y no poder tenerlo cerca duele, lo extraño tanto que sin él siento una sensación de vacío en mi pecho.

-Tu padre no le permitirá estar juntos, pero tenemos otra opción.

- ¿Cuál? – levanto la mirada hacia su madre.

-Huye junto a él y se feliz a su lado, no dejes que nada los separe.

-Papá no nos dejará en paz y me buscará por todos lados.

-No lo hará porque ustedes comenzaran una nueva vida juntos- su madre su sonrió y le entregó unos documentos- En este lugar pueden empezar una vida tranquila.

Los ojos de Delia se le llenaron de lágrimas y volvió a abrazar con más fuerza a su mamá.

-Mamá...

-Tienes que irte ahora, Eros y su familia te están esperando.

- ¿Su familia?, pero que hay de Heily y sus estudios.

-Tu hermano tomó la responsabilidad de cuidar de ella hasta que puedan enviarla con su familia. Pero ahora haz tu maleta... no debemos perder tiempo.

Delia asienta y rápidamente empezó a empacar su maleta, una vez lista se despidió de su madre y subió al auto que la esperaba fuera de su casa. Su corazón latía con fuerza, sus manos temblaban y durante todo el viaje no había parado de llorar. Al llegar al aeropuerto miró hacia atrás y su corazón se hizo añicos al tener que renunciar vida, su hermano, su madre y sus amigos, pero no podía soportar la idea de renunciar a Eros por el capricho de su padre. Sin volver a voltear hacia atrás Delia siguió su camino y se sentía ansiosa por volver a ver a lo Eros, lo extrañaba tanto y necesitaba sentir cuerpo, sus caricias, su aroma, escuchar su voz, ver sus ojos y su sonrisa.

Después de cinco horas de vuelo el temor se apoderó de ella, no sabía que decir o cómo actuar y el habían estaba a punto de aterrizar. Se preguntaba si Eros la estaría esperando o lo mejor no querría verla, miles de pensamientos pasaron por su cabeza mientras caminaba por los pasillos del aeropuerto totalmente desorientada.

-Disculpa, ¿necesita ayuda? – un hombre muy atractivo se acerca a ella.

-Eh, no... no.

- ¿Segura? ¿Por qué te ve bien? ¿Estuviste llorando en todo el vuelo?

Ella lo miró con asombro -Me viste.

-Compartimos asientos- le regalo una amable sonrisa.

Al verlo sonreír ella también sonrió- No te vi, lo siento.

-No hay problema, por cierto, soy Simón- extendió su mano hacia ella.

-Yo soy Eros su novio por el momento - dijo, agarrando su mano.

Delia se sorprendió al ver a Eros a su lado.

-Eres el que la hace llorar – soltó, sin dejarlo de mirar con dureza -. Mi abuela decía que un hombre te hace llorar ahora lo seguirá haciendo ahora en el futuro y no porque te quiera.

UN DÍA DE OTOÑO  (en proceso )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora