(-Fin-)

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Takemichi y Mikey volvían a casa entre risas, atravesando aquel maizal dorado que se extendía hasta el horizonte

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Takemichi y Mikey volvían a casa entre risas, atravesando aquel maizal dorado que se extendía hasta el horizonte. Corrían libremente, como si regresaran a aquellos días en los que el mundo era más sencillo. Takemichi avanzaba con agilidad, riendo a carcajadas, creyendo por un instante que podría vencer al mismísimo demonio en aquella carrera inocente.

Pero justo cuando estaba por alcanzar la victoria, los brazos fuertes de Mikey lo envolvieron desde atrás, atrapándolo contra su cuerpo.

Takemichi-¡No!-gritó entre risas, sintiendo su corazón latir con fuerza.

Manjiro-¿En serio creías que podrías escapar de mí?-susurró con voz ronca, hundiendo el rostro en el cuello de Takemichi, dejando suaves besos que le erizaban la piel. Sus manos descendieron con atrevimiento hasta apretar sus curvas.

Takemichi-Casi lo logro-se quejó juguetonamente, fingiendo indignación.

Manjiro-Claro, claro-contestó con una sonrisa burlona, pero de repente su expresión se volvió fría, seria. Miraba con agudeza hacia la casa.

Takemichi-¿Pasa algo?-
preguntó preocupado al notar el cambio en su semblante.

Manjiro-Creo que están planeando un exorcismo-Su voz sonó tensa, oscura, cargada de ira.

Takemichi sintió una punzada en el pecho y su rostro se endureció al instante.

Takemichi-Estoy harto-dijo con enfado mientras avanzaba hacia la casa-¡Esta vez me van a escuchar!

Entró bruscamente, sorprendiéndose al encontrar la casa convertida en un santuario improvisado, llena de velas, crucifijos y dibujos rituales en el suelo. El peluche familiar descansaba inquietantemente en el centro de un símbolo.

Takemichi-¿Qué demonios es esto...?-se acercó cautelosamente.

Kaoko-¡No lo toques!-ordenó una voz firme a sus espaldas, haciendo que Takemichi se sobresaltara y se apartara instintivamente.

Chifuyu-Ese peluche será la prisión del demonio.

Takemichi-Chifuyu...-Sus ojos recorrieron rápidamente el salón, notando cómo todos se agrupaban nerviosamente a un lado, excepto Draken y el cura Kaoko.

Kaoko-Pronto estarás libre, hijo-afirmó mientras se acercaba con determinación.
Antes de poder reaccionar, sintió que lo sujetaban con fuerza contra el suelo.

Takemichi-¡No! ¡Basta! ¡Escúchenme! ¡Yo quiero estar con él!-Su voz se rompió mientras luchaba desesperadamente.

Chifuyu-¡Es por tu bien!

Takemichi-¡Nunca os a importado lo que yo quería!-gritaba con lágrimas en los ojos-¡Manjiro!-Un frío glacial invadió el salón.

Manjiro-De valientes está lleno el cementerio...-su voz resonó desde todas partes.

Los crucifijos comenzaron a girar en el aire, atacando violentamente, clavándose en las paredes y muebles. La sangre empezó a brotar cuando Kazutora cayó herido. Yuzuha gritaba aterrorizada, tapándose la cabeza.

Cuchillos flotaron desde la cocina, apuntando como dardos mortales. Draken protegió al sacerdote con su cuerpo justo a tiempo.

En medio del caos, Takemichi intentó escapar, pero un golpe en su cabeza lo dejó inconsciente.

Mierda...

Tranquilo, yo me encargo...Escucho el susurro de la voz de Manjiro.

Cuando despertó, la visión que tuvo lo dejó sin aliento: todos estaban crucificados, clavados cruelmente contra las paredes. La casa parecía una macabra galería del sufrimiento.

¿Estoy soñando?

Takemichi recogió el peluche con las manos temblorosas, y lágrimas deslizandose por sus mejillas, sintiendo un doloroso vacío en su interior. Sus amigos habían pagado con sus vidas la arrogancia y la ignorancia.

Llevaba demasiado tiempo viviendo prisionero en su propia piel...

Estaba cansado de vivir con un nudo constante en el alma.

Takemichi sintió un nudo en la garganta, apretando los puños con impotencia mientras miraba los cuerpos que yacían frente a él. Una profunda tristeza invadió su corazón al reconocer el rostro inmóvil de Chifuyu, el primo que siempre había estado a su lado en los momentos más difíciles. La angustia comenzó a crecer en su pecho, oprimiéndolo sin piedad.

Las cosas no tenían que haber terminado así...

¿Por qué tuvisteis que ser tan egoístas?

¿Por qué nadie se detuvo a escuchar lo que realmente sentía?

Su mente comenzó a recordar los momentos felices con su primo, cada sonrisa, cada abrazo, cada palabra de apoyo que ahora quedaba reducida a un doloroso silencio.

Chifuyu... eras mi familia, siempre estuviste ahí cuando nadie más lo estaba...las lágrimas resbalaron por sus mejillas, mezcladas con frustración y rabia. Pero ahora ya no estás, ya nunca volverás a estar.

La desesperación lo consumía lentamente, deseaba volver atrás en el tiempo para enfrentar a su primo, para encararlo y decirle todo lo que llevaba en el pecho, para gritarle que debió haberle dicho la verdad desde el principio.

¡¿Por qué no me dijiste la verdad, Chifuyu?!

¡Podríamos haber seguido juntos, ambos con vida!

¡Todo sería distinto si tan solo hubieras confiado en mí!

Pero ahora solo había silencio, un silencio pesado y cruel que lo abrazaba como un frío recuerdo de lo que pudo haber sido y ya jamás sería.

Caminó lentamente hacia la puerta, donde Mikey estaba sentado, observando tranquilamente la noche caer.

Manjiro-Tus padres eran cazadores de demonios-La confesión hizo temblar a Takemichi- Intentaron destruirme separándote de mí. Cuando desapareciste, pensé que me habías abandonado. Te odié... pero también te amé tanto que casi pierdo mi propia existencia.

Takemichi-Perdóname por haber sido un cobarde, por no luchar más por nosotros... Pero ahora solo creo en ti, Manjiro. Solo confío en lo que tú me digas.
-Manjiro lo miró, su expresión suavizándose lentamente.

Manjiro-Eres demasiado bueno para este mundo podrido. Me arrepiento de haberte hecho daño-
Takemichi acarició su mejilla con ternura.

Takemichi-Te amaré eternamente... aunque duela. Te elegiría en mil vidas más.

Sus labios se unieron en un beso profundo, cálido y lleno de amor. Un beso capaz de ahuyentar demonios, de sellar heridas y encerrar sus pecados más oscuros.

Cuéntame una historia con final feliz mientras encierro mis demonios...

Evil  [MikeTake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora