Capítulo 29

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Rusia no terminaba de creerse lo que había hecho hace unas horas atrás a ese hombre, miraba de un lado a otro, tratando de buscar una respuesta hacia sus acciones. Después de entrar al salón, la mayoría de los invitados estaban esperando a que el evento fuera a estar en sus inicios, pero al parecer su pequeño incidente fue escuchado por cada uno de ellos y al momento de entrar el salón era evidente el que todos habían sido espectadores. Su silencio era más claro. Tanto él como México solo desistieron de ver las miradas curiosas y fueron conducidos a su mesa, en donde poco a poco dejaron de tomarle importancia a la situación y empezaron a platicar con sus amigos y camaradas, ir a curiosear al bar y por supuesto, ir a ver a los novios antes del gran evento, aun así, no estaba tranquilo. No sabía que estaría pensando México al verlo de esa manera supuso que estaba horrorizado. La adrenalina corría por sus venas y se pasó las manos por el pelo, tratando de calmarse, pero no tardo en sentir nauseas.

-¿Estás bien?- le pregunto México en voz baja.

Apretó los labios, un sudor helado lo empapaba, pero trato de enderezarse. -Estoy bien.

-No te preocupes México, es algo normal en él. Solo fue cosa del momento- una voz fue la que logro que ambos salieran de su concentración, la mirada innata y molesta del ruso no se compraba con la sonrisa y la elegancia que Inglaterra emanaba mientras que Francia saludaba a la pareja con felicidad. -Como en todas las cosas, tal parece que nuestro buen amigo ruso, solo necesita pensar en otra cosa, ¿no crees?

-Querido, no seas así con él- hablo la francesa, quien en todo momento relucía su gran vestido azul marino, con encajes de terciopelo, que, hacia ver su excelente y delicada figura, esperado de una de las mujeres más bellas del mundo, sonrió con franqueza y dirigió su mirada al más alto- Necesita un respiro, no un regaño de tu parte. Tranquilo, él está bien.

-Así es

Pero no lo estaba. Era la primera vez en años que había estado a punto de sufrir un ataque cardiaco al momento de hacerle daño a alguien desconocido, aunque este tercero se lo mereciera por completo. Conforme avanzaba la plática entre ambas parejas, las náuseas se hicieron insoportables y claramente evidentes. No lo podía aguantar más.

-Disculpen- el ruso se encamino rápidamente al baño más cercano y sin importar el que empujara a algunos invitados, entro a uno de los cubículos, se inclinó y vomito. Mientras tanto, el mexicano se quedó inmóvil junto con Francia e Inglaterra, sin decir nada. Sin pensarlo dos veces, se disculpó con la pareja y salió corriendo hacia el sanitario, verifico que nadie se acercara, lo cerro con seguro y empezó a buscar por debajo los pies de quien fuese su pareja en la fiesta, hasta dar con él en el último cubículo, supuso por un momento, que le había caído mal los bocadillos que les ofrecieron hace unos momentos en el bar, intento articular alguna palabra, pero solo se escuchaban los espasmos de Rusia, así que decidió esperar.

Cuando termino, se recargo en la puerta de metal y suspiró con angustia, poco a poco se abría el cubículo y mostraba a Rusia con los ojos entrecerrados y en estado pálido. No sabía se tratar de confortarlo o hacerle las preguntas que le rodeaban por la cabeza, al final decidió no decirle nada, creía que necesitaba un tiempo para reponerse, pero parecía más dispuesto a encerrarse en el cubículo antes de salir así, pero México no se lo iba a permitir.

-Rusia- le dijo el mexicano en voz baja. - Tenemos que hablar.

El ruso de inmediato salió del cubículo y México lo miro con el corazón acelerado, lo miro con curiosidad, suponía que Rusia no quería decirle acerca de lo que le provocaba, pero no iba a dejar que se fuera sin que hablaran de lo que había sucedido hace unas horas.

-Lo se. - repuso por fin Rusia con resignación.

-No sé tú, pero yo estoy listo para asaltar el buffet- le dijo mientras le quitaba el seguro a la puerta, justo cuando sintió que los brazos del más alto lo acorralaron y sin más, le planto un profundo y cálido beso en los labios, que el mexicano no dudo en seguirle, dejando de lado que el sabor a vomito fuera impregnándose a pesar de que su acompañante se lavó la boca. Así, poco a poco la temperatura de sus cuerpos fuero aumentado, pero fueron capaces de controlar sus emociones, estaban en un lugar público, pero la complicidad era mutua, ambos se separaron y México lo miro, transmitiendo una calidez sutil, pero mortal. -Dime qué es lo que paso.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2023 ⏰

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