Capítulo 3

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-¿Es en serio? Teníamos un trato maldito...

-Y aun lo tenemos amigo mío- dijo Inglaterra- Pero necesito que te tranquilices

Rusia estaba que echaba humo, hace unos momentos había llegado a Alemania, después de la pelea con su hermana menor, decidió que ir a la fiesta de compromiso de su compañero no sería tan malo, en menos de dos horas tenía su jet preparado y las maletas con todo lo necesario. Llego a su destino en menos de una hora y media, fue llevado al Hotel Steymann, en donde se hospedaría en esa semana antes del gran día.

El ruso no estaba nada contento con todo esto, odiaba que lo pusieran en un hotel de mala muerte ¿Acaso Alemania no sabía los gustos de su amigo? Para arreglar estas cosas le bastaban con una llamada al alemán y asunto resuelto. Pero se llevó una sorpresa al saber quién contesto fue en realidad Inglaterra y el que convenció al alemán de ponerlo en ese hotel de segunda

-Es parte del plan- dijo son suma tranquilidad el inglés- Además, velo como un favor, podrías quedar traumado como tu servidor. No es bonito ese asunto, más si eres soltero

-Estas casado con Francia...

-Pero no está aquí- le dijo- Así que estoy solo por el momento. Como sea, debes acoplarte y no seguir quejándote por lo que resta del día, por lo menos hasta que ya tengas en tus redes a uno de esos inútiles.

-Te odio Imbécil

-Yo también te quiero amigo. ¡Hasta la noche!- el inglés corto la llamada, dejando a un serio ruso que solo bajaba hacia el vestíbulo puesto que faltaban algunos minutos para que pasara su chofer para llevarlo a la fiesta. Tenía un millón de problemas que resolver, no era fácil tratar con los países cuando hay problemas políticos o comerciales de por medio. Había tenido que lidiar con Ucrania y ahora llegara a la fiesta como un casanova para conseguir que Inglaterra fuera alguien dentro del contexto mundial. Había sentido en más de una ocasión que todo esto sería un poco complejo pero al ver la dedicación de su socio, habría probabilidades de que no funcionara o saliera como se había planeado anteriormente.

Afortunadamente, había logrado contenerse. Con quien iba a desahogarse seria con una gran botella de Vodka y mucho tabaco Inglaterra le había hecho creer que le trabajo sería más fácil. Ya no importaba la situación actual.

Aun así, había logrado contenerse de romper todo el trato. Quería hacer a USA morder el polvo y dejar marcado en él un amor que jamás podría recuperar.

Bajo del ascensor con mirada seria y cansada, camino hasta el lobby se sentó en el sillón blanco que daba un toque tranquilo al espacio. Dirigió su mirada hacia el techo, estaba lleno de musgo pero no tan llamativo para captar la atención, dio a entender la falta de mantenimiento al lugar, además del calor que se empezaba a sentir en todos sus sentidos.

Había odio que los hoteles de este tipo era los que daban el mejor servicio al cliente, pero le pareció de manera irónica la falta de implementación, algo raro para la zona alemana, no le parecía que le estuvieran ofreciendo un trato adecuado ¿Acaso no sabían quién era?

Lo único que le parecía adecuado, he incluso bonito, fue el candelabro de cristal que colgaba y se movía como péndulo. "Sería bueno tener uno en casa", pensó, le recordaba mucho a su abuelo. Estaba mirando a los alrededores cuando noto algunos gritos por parte de uno de los clientes del hotel. Genial, además de este asqueroso hotel, tenía que aguantar a personas escandalosas.

Harto del ambiente decidió salir sin embargo se quedó mudo al ver como un extranjero maldecía por teléfono, quejándose a diestra y siniestra de las estupideces de la persona en cuestión. El ruso, un tanto curioso ante la escena decidió acercarse, se sorprendió al ver que era nada más y nada menos que México.

"Solamente a ti..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora