Capítulo 15

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Mientras iba a la pista de baile y se le acercaba a Rusia para bailar, México se dio cuenta de que aquello era muy peligroso. Pero también muy agradable. El cuarteto de cuerda comenzó a tocar una pieza y el ruso colocó las manos en su cintura. Podía sentir lo cerca que estaban esos fuertes dedos de su trasero. Siento un escalofrío en la parte de su espalda, aún tenía marcado ese momento que le dejó un mal sabor de boca y echo la cabeza hacia atrás para sonreírle.

-No pensé que te gustará bailar

-No suele gustarme, pero me pareció una pena echar a perder las circunstancias.

-¿A qué te refieres?

-A esta música, a la fiesta... A tu bello traje

México sentía que su estomago se encogía por completo.

-¿Pero qué dices?

Rusia lo atrajo hacia su cuerpo y contuvo el aliento. Tenía que ser franco, la sensación era increíble.

-No me gusta, me encanta...- le susurró al oído. El tricolor no pudo evitar estremecerse.

No entendía lo que estaba pasando en ese momento, aquello ya no formaba parte del plan, no estaban coqueteando para que los vieran juntos y felices. Lo de esa noche le parecía demasiado real y demasiado intenso.

Y él no sabía lo que quería, si tenía en cuenta que si seguían con este ambiente pasaría lo de hace unas semanas, y para ser honesto consigo mismo, no lo quería. Ah pesar de perdonar al más alto, tenía un montón de razones por las cuales podía negarse, las tres primordiales eran su credo:

1. Volver a sentir el dolor tanto físico como emocional

2. Darse una oportunidad para experimentar nuevas cosas

3. Salir herido

Rusia lo abrazo aun con más fuerza contra él, y después de dudar un segundo, apoyo su mejilla en su hombro. La verdad no sabía si en realidad todo esto era un sueño o una horrible pesadilla, pero tenía una sensación de tranquilidad al saber que el ruso lo tomara por primera vez en sus brazos. Era reconfortarle y su tentadora garganta estaba cerca de sus labios que no le habría costado nada besarlo, pero tenía que ser realista. No podría hacerlo.

No debía.

No iba hacer algo tan estúpido, dejarse llevarse por las emociones de manera inconsciente, aun así le gustaba saber que tenía esa posibilidad.

Siguieron bailando lentamente al ritmo de la maravillosa música. Era increíble sentir las manos de Rusia en su cadera. No quería que llegara el final, sabía que en esos precisos momentos no se cansaría de estar así con él, entre sus brazos y dejando que lo embriagara su cálido y masculino aroma.

Por primera vez en su vida, se sentía seguro, cuidado y querido

México sabía que era ridículo sentirse así, pero lo cierto era que había compartido más de sí mismo con el ruso que cualquier otra persona. Le daba calma a su corazón que aún seguía presente aquel pequeñito que le dedicaba dulces sonrisas sinceras antes que le pegara el concepto de la cruda guerra.

Un evento del cual jamás se recuperó. Y sentía más cosas por el de lo que había sentido por ningún otro país.

Cuandotermino la música las parejas comenzaron a abandonar la pista de baile, duranteunos minutos, ninguno de los dos se movió. Siguieron moviéndose al compás de lamúsica que ya no sonaba. Después Rusia se echó hacia atrás y, cuando México se arriesgóa mirarlo a los ojos, vio que había un deseo casi primitivo en su mirada. Susojos ardían en llamas y el corazón le dio un vuelco, sintió que se la acelerabael pulso cuando el más alto tomo su mano y sin decir nada lo saco de la pistade baile y del salón

"Solamente a ti..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora