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Su corazón latía a mil, sentía la sangre resbalar, alzo su mano a tomar la herida, los sonidos resonaban en su cabeza.

Dirigió su mano a su rostro, tenía sangré.
-Perdóname, Guillermo.
La bala había rosado su cráneo, haciendo un pequeño rasguño, apenas había reaccionado para echarse a un lado al escuchar en disparo, el cuerpo del asiático temblaba, aún estaba demasiado lejos, sería inútil acercarse nuevamente, tal vez no iría tan bien.
Se levantó del suelo a tomar uno de los cuchillos, aprovechando que Son intentaba volver a apuntarle, lanzó el objeto puntiagudo al omega, no pensaba matarlo, solo alejarlo, logro clavarlo en una de sus piernas, pero eso no hizo que soltara la pistola.

Debía buscar rápidamente a Messi, no sabía si Neymar ya se encontraba ahí, no dejaría que tocara a ninguno de los tres, Lucciana, el cachorro y a Lionel.

Debía buscar rápidamente a Messi, no sabía si Neymar ya se encontraba ahí, no dejaría que tocara a ninguno de los tres, Lucciana, el cachorro y a Lionel

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e dolía la cabeza, no tenía idea en donde podría ocultar a Lucciana, que seguía llorando mientras sostenía la mano de Lionel.
-Papito..,¿qué pasa?, ¿dónde está papi? -Limpio sus mejillas con una de sus pequeñas manitas, mientras intentaba seguir el paso del alfa, su cuerpo temblaba sin parar.

No sabía que responder le a la menor, su cuerpo había dejado de reaccionar al escuchar un disparo, se quedó estático, pronto empezaría a llorar, no tenía idea si Guillermo estaba bien, debía de volver.
No sin antes ocultar a Lucciana, nuevamente tuvo el control de su cuerpo, pero sus piernas temblaban.

Su cuerpo se sobresaltó al ser sostenido en unos brazos, rodearlo, y una mano cubrir su boca, pero se le fue fácil liberarse y dejar un fuerte golpe en la cara del que fuera que estuviera detrás de él.
-Pero- hey..
-¡Guillermo!
-¡Papi!
Francisco sobó su mejilla en donde había sido golpeado por el alfa, que rápidamente se preocupó al ver como sangre resbalaba por la mandíbula del mayor.
-Memo, ¿qué te a pasado? -sostuvo las mejillas del mexicano, que las apartó al instante.
-No tenemos tiempo, deben de ocultarse ahora, no quiero que les pase algo.
-Se dirigió a su hija para cargarla en uno de sus brazos, tomando una de más manos de Lionel.

Camino sobre las habitaciones, mirando a los lados antes de cruzar por los pasillos, su primera idea fueron las últimas habitaciones, se encontraban vacías y ya había tomado las llaves de las mismas, se adentró en uno de los cuartos, cerrando con cuidado la puerta detrás de él.

Camino al armario y lo abrió.
-Entren, la ropa de aquí los podrá cubrir.-Hizo un pequeño espacio para que la pequeña entrara y así lo hizo, abrazando sus piernitas.
-Memo, no te pienso dejarte y que a vos te pase algo.
-Yo tampoco quiero que te pase nada,... te lo pido, déjame salvarte esta vez..- Sostuvo las mejillas de Lionel, sus ojos ya estaban llenos de lágrimas, sostuvo las manos de Guillermo, no lo quería dejar.
-Ya lo hiciste una vez..
-Y lo volveré a hacer.- Por fin apego sus labios con los del menor, quien no tardo en corresponder el beso. Al fin accediendo a ocultarse.- No salgan hasta que escuchen a las patrullas, ¿bien?- Leo asintió mientras abrazaba a la menor.

Fuera de canchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora