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Guillermo se despertó antes que Lionel, que ya era una costumbre, dejo un beso en su mejilla, levantándose de la cama, colocándose unos pantalones. Salió de la habitación, pero se detuvo al pisar algo, se inclinó a tomar el objeto, un espejo, maldito. Bajo las escaleras para dirigirse a la cocina, empezando a preparar un desayuno para Luci, Leo y para él. Pero su tranquilidad fue rota al sentir unas manos tocar su abdomen, junto a un bulto apegarse a su trasero, se giró de forma brusca a ver a Robert, que lo miraba con una sonrisa.

- Creí haberte dejado en claro que no quería que te acercaras a mí. - cruzo los brazos por debajo de su pecho, manteniendo una expresión seria.

- Pero dime, ¿cómo tuviste idea que era yo?, puedo asegurar que hace lo mismo. - mantuvo una sonrisa en su rostro, recargándose sobre la barra.
-Eres tan idiota tomo te ves. Uno. Leo es más bajo. Dos. Está en cinta con siete meses, su pancita es más notable que tu miserable pene. Tres. Las manitas de Lionel son pequeñas y no se sienten tan frías y ásperas como las tuyas.
Con eso había borrado la sonrisa del rostro del polaco, quien rodó los ojos, pero mantenía su vista en el torso desnudo de Guillermo, su cuello tenía marcas a su alrededor y su espalda estaba arañada, no debía recalcar que los había escuchado. Pensaba en responderle al alfa dominante, pero la voz chillona de la pequeña llamo la atención de ambos

-PAPI, papito le está hablando. -bajo las escaleras con varias muñecas entre sus bracitos, bajando escalón por escalón.

-Luci, tu desayuno ya te lo dejé en tu mesita, yo iré con papito, ¿sí? - la pequeña asintió, dirigiéndose a la sala, en donde ya tenía una pequeña mesa de té en donde ella desayunaba por cuenta propia. -No quiero ver que te acerques a mi hija, ¿entendiste?

Se alejó al polaco para dirigirse rápidamente a la habitación que compartía con el argentino, aprovechando para ponerse una camiseta al ya sentirse demasiado acosado por el polaco cada que lo miraba sin camiseta, dirigiéndose al alfa que acababa de despertar.

- Mi cielo, ¿pasa algo?, Luci me dijo que me hablabas. - el menor asintió, acercando una de sus manos a sostener la del mexicano.

-Ujum.., me duele mucho el pecho, y ya estoy lactando. - Formo un puchero mientras ocultaba su rostro en el pecho de Guillermo, que lo pensó un poco, pero sabía de que se trataba, tal vez el dolor era normal porque crecieron de cierta forma repentina al tener que acumular leche para cuando el cachorro naciera, porque la camisa que tenía puesta ya estaba manchada.

-Únicamente debes de masajearlos de forma constante, mi amor, y así no te dolerán, pero ya sabes que te puedo ayudar más tarde. - aprovecho que las mejillas de Lionel estaban rojas a guiñarle un ojo para sonrojarlo más. - Ve a bañarte en lo que yo voy a ver a Luci, ¿si?

Messi asintió mientras se levantaba de la cama para buscar ropa, por más que Ochoa quisiera seguir con el alfa, debía de ver a su hija, no tenía confianza al dejarla con el polaco.

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Leo ya había terminado de bañarse, siendo ayudado por Ochoa para bajar, pero también había aparecido Robert, después de que Guillermo bajara, no lo miro por toda la planta baja, pero los tres alfas estaban en la cocina, donde Leo empezó a hacer su desayuno para ayudar a Memo, que no los había podido terminar antes, pero estaba pendiente de Robert.
Que una vez salió de la cocina, Guillermo aprovecho para abrazar por la cintura a su alfa, dejando un par de besos en su cuello mientras este seguía cocinando, sintió las grandes manos de Francisco, acariciar su vientre, mientras recargaba su mentón en el hombro de Leo.
-¿Sabías que eres muy chiquito y bonito?, que ya me duele la espalda. - Otra burla hacia su altura por parte del mexicano, que hizo que diera un zape en su nuca, terminando por hacer su desayuno, ambos se separaron.
-Yo me voy, porque ya tengo una cita. - dejo un beso en la mejilla de Memo, alejándose para ir a la sala, porque anteriormente Luci le dio la petición de que comiera con ella en su mesita de fiesta.

Ahora estaba solo en la cocina, terminando de hacer su desayuno hasta escuchar al polaco.
-Vamos Guillermo, solo di que me extrañas, no olvidas las veces que me abrazabas y besabas mi cuello.
-Eres un imbécil. -Gruño mientras se acercaba al otro alfa, que realmente no le había importado mucho, pero su cuerpo empezó a temblar por la cercanía del alfa dominante que lo acorralo a la barra. - Ya déjame tranquilo y olvida eso.

Había posado ambas de sus manos a la barra, cerrándole el paso al menor, sin embargo, uno de sus costados empezó a doler como nunca, haciendo que se alejara al instante, percatándose de que Robert tenía un cuchillo quien rápidamente lo limpio con un paño húmedo, ese bastardo se lo encajo, la sangre no había tardado en manchar su camisa, cubriendo su herida.
-Mierd- -Lionel había regresado, le salvo, y por la camiseta blanca que llevaba puesta Ochoa, se percató de la herida.

-JODER, Francisco, ¿qué paso? - Realmente no tenía intensiones de escucharlo, solo de curarlo, tomando nuevamente el botiquín para cubrir a herida y detener el sangrado, felizmente no fue profundo el corte.
-Vos deberías de cambiarte, Guille. - dejo un beso en su mejilla, haciendo que lo piense un poco, pero miro al polaco, que tenía pensado ir a la sala.
-Mejor que vaya Robert, al cabo sabe donde es.

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Robert había aceptado a ir por una camisa, en lo que Lionel ayudaba a Ochoa con su herida "accidental" que no había llegado tan profundo.
Observó la habitación de los alfas, acercándose a la cama desordenada, que ya se notaban ciertos fluidos, gruño en bajo y se acercó a uno de los cajones a buscar una de las camisetas, sostuvo una entre sus manos a alzarla y hundir su rostro en ella, olfateándolo.
-¿Qué mierda crees que haces?
Ya había entrado el mexicano, mirando con su ceño fruncido al menor que aún sostenía una de sus camisas, se acercó para tomar otra camisa y apartarse.
-Hacia lo que me pediste.
- Buscar una camiseta, no husmear.

Le dio la espalda al polaco, para quitar su camisa manchada.
-¿Te molestaría irte muy a la verga? - Cruzo sus brazos para ver molesto al otro alfa que seguía en la habitación, quien lo pensó un poco, sin embargo, se negó.
Ochoa ya estaba harto del alfa desde que había llegado, sostuvo sus hombros para apegarlo a una de las paredes, acorralando su cuerpo al muro.
-¿Qué mierda tengo que hacer para que me dejes en paz?, ¿mh? - Miro fijamente al polaco, quien formo una sonrisa.
-Quiero que vuelvas conmigo. - Sostuvo las mejillas de Guillermo para acercar su anatomía a la del mayor, juntando sus labios con los de Ochoa.

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NOTA:
BUENAS, BUENAAS, ¿cómo andan?, yo no se que decirles, solo que ya estamos cerca del final. :(
Pero aun pienso en hacer otra historia con mini historias Mechoa, si les parece buena idea, pues se les lee en los comentarios, se les ama. <3

Fuera de canchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora