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Lionel se había quedado solo, estuvo de pie afuera de su mansión por unos pocos minutos, suspiro y regreso al interior del lugar.

Se quedo unos segundos en silencio, manteniendo su espalda recargada en la puerta, mirando algún punto fijo, nuevamente se encontraba solo.

Volvió a estar en marcha y dirigirse a la cocina, ahora tendría que lidiar solo con aquellos cotidianos antojos debido a la cinta.

Volvió a estar en marcha y dirigirse a la cocina, ahora tendría que lidiar solo con aquellos cotidianos antojos debido a la cinta

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Flash back

Meses antes

Aún no empezaba el mundial; sin embargo, Messi, aun con tiempo libre, gozaba de ser activo sexualmente, estando con la mayor cantidad que omegas posibles y pasar un buen rato con ellos, o inclusive dado que sea al mismo tiempo.

El tipo de alfa sin control que únicamente le gustaba fornicar con cualquier chico omega, inclusive fuese uno de sus compañeros más jóvenes, tratándose de Julián Álvarez, otro delantero de su equipo.

Era perfecto ante los ojos del alfa, era atractivo, atlético, haciendo que tuviera un buen cuerpo delgado, pero en buena forma.

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Aquel día, después de un entrenamiento únicamente quedaba su menor y él en los vestidores, el omega estaba a espaldas del alfa que mantuvo una mirada carnal en su cuerpo, repasando sus curvas con su penetrante mirada.

Cuando ya acordaba, el alfa estaba detrás de él, rodeando su cuerpo con sus brazos.
-Lio..~-Escucho la suave vos de su menor cerca de su oído, el cuerpo entre sus manos se giró hacia él, rodeando su cuello con sus brazos, peinando su cabello con sus dedos.

Ambos se quedaron mirando los labios de los ajenos, empezado un fugaz beso, uniendo sus bocas con desesperación, introduciendo sus lenguas en la cavidad bucal del ajeno.

Lionel sostuvo los muslos de Julián, sentándolo sobre la gran mesa en medio de los vestidores, interponiendo su cuerpo entre ellas, restregando ambas erecciones, Messi sentía que el cualquier punto se vendría, tomo las orillas de los pantalonsillos y la ropa interior para el omega y retirarla por completo, haciendo lo mismo con la propia y dejar caer a sus pies, sosteniendo en una de sus manos la dura hombría.

Volviendo a hundir sus labios en los del omega que seguía entregándose a su mayor de forma gustosa, manteniendo sus piernas abiertas para él.

Introdujo sus manos dentro de la camisa del alfa, atrayéndolo más a él y sentir el glande del miembro pegarse a su recto lubricado de forma natural debido a la excitación que le brindaba.

Empezando con el acto, Julián se recostó sobre la dura mesa, abriendo ligeramente sus labios para dejar salir los agudos gemidos ante el imponente miembro, siendo introducido en su interior, siéndole más fácil por la lubricación de forma constante por parte del menor.

Fuera de canchaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora