—Iván es muy respetuoso con mis cosas, y no lo he visto ser desordenado o sucio —comentó Rodrigo tranquilamente mientras paseaba por los pasillos de la universidad en compañía de su mejor amigo, ambos junto a otro, con sus mochilas al hombro. Tomás levantó una ceja.
—Hablas mucho de ese tal Iván . Ya quiero conocerlo —admitió dándole un codazo amistoso. Rodrigo sonrió en grande, recordando al más alto.
—Te va a encantar. Tiene una personalidad muy fresca y su rostro es muy... —se llevó una mano a la barbilla, buscando la palabra correcta para describir el aspecto del beta—, apreciable.
Tomás estiró una de las comisuras de la boca, bufando. Rodrigo lo observó adelantarse en la puerta de una cafetería cercana a la universidad, donde acostumbraban reunirse a comer algo entre los horarios de clase. Observaron a algunos otros universitarios conversar y comer, algunos con aspecto agotado.
—Interesante —comentó Tomás de vuelta. Iván asintió con la garganta y tomaron asiento en una de las mesas de madera, uno frente al otro. Dejaron la mochila a un lado y suspiraron al unísono.
—Lo invité a comer con nosotros hoy. Es nuevo, así que no debe tener muchos amigos —musitó suavemente, tomando la pequeña carta para ordenar mientras recogía las mangas de su suéter celeste—. No tardará en venir.
Tomás y Rodrigo observaron la cartilla mientras esperaban pacientemente a Iván. Bebían una ligera limonada y reían de bromas tontas cuando el dichoso beta llegó. Rodrigo se apresuró a moverse en su sitio para que tomara asiento a su lado.
—Tomás , él es Iván . Iván , él es Tomás , mi mejor amigo —los presentó alegremente, dirigiéndose especialmente al recién llegado—. Es beta, como tú. Así que puede que se lleven bien.
Iván cruzó miradas con el chico y se sonrieron brevemente, antes de estrechar su mano y tomar asiento junto a Rodrigo. El omega comenzó a hablar distraídamente antes de ser interrumpido por la presencia de la camarera, quien los saludó con una sonrisa.
Iván no sabía qué pedir, así que Rodrigo le recomendó lo mismo que ordenaba siempre. Pronto se sumieron en una conversación casual sobre las impresiones de Iván en su primer día de clases y lo tranquilo que era el lugar.
Pero, y aunque no se sentía excluido, Iván creía ser escrutado por el beta real. La mirada del chico pálido, de ojos pequeños y oscuros, era tan intimidante como la de un alfa. Como si supiera que en realidad no era beta, aunque no tenía forma de saberlo.
El aura de aquel chico era, en su opinión, el de una persona de carácter fuerte. Si no supiera de antemano que estaba frente a un beta, creería fervientemente que Tomás era un alfa.
Y parecía realmente cercano a Rodrigo; lo notaba cuando brevemente se desviaban del tema para hacer un chiste interno o recordar algún momento de sus vidas. Como compañeros de toda la vida.
Iván casi se pierde en la conversación que mantenían sus acompañantes cuando divisó un pequeño panquecillo frente a él. Rodrigo lo puso cuidadosamente en su plato ya vacío, con una sonrisa que convertía sus ojos en medias lunas.
Iván parpadeó un par de veces, mirándolo.
—Pero... Es tu...
—Está bien, es un pequeño regalo para ti.
El falso beta no pudo negarse a aquel gesto cuando los ojos brillantes y llenos de ilusión le rogaron que lo aceptara. Sonrió agradecido hacia el omega, aunque algo incómodo por la mirada fija de Tomás, y aceptó la magdalena con cubierta rosa alegremente.
Rodrigo era muy dulce. Casi tanto como el pequeño postre.
Y no estaba seguro de caerle bien a Tomás.
—TENGO LAS ENTRADAS PARA VER A ROBLEIS. 💘💘
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𝗩𝗜𝗡𝗘𝗚𝗔𝗥 𝗦𝗠𝗘𝗟𝗟 «Cᴀʀʀᴇ x Sᴘʀᴇᴇɴ» omegaverse
AléatoireRodrigo, un omega con muchos problemas de salud, necesita un compañero que le ayude a pagar la renta. Acepta a cualquier persona con la única condición de que no sea alfa. Iván, un delta que acaba de llegar a la ciudad, necesita un lugar donde vivir...