¡ cap 24 !

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Rodrigo no pudo ocultar su expresión de tristeza. Él no había pensado en la posibilidad de que el delta quisiera irse, o que tomara sus cosas y lo abandonara.

—¿Estás huyendo?

Iván suspiró, evitando mirar el rostro del más pequeño. Sabía que se sentiría peor si veía su mirada en conjunto con su tono de voz frágil.

—Es lo mejor, Rodrigo...

El omega calló por unos segundos. Justo cuando Iván iba a hablar nuevamente, la voz volvió a salir de su pecho.

—No quiero...

Iván parpadeó un par de veces—: ¿Perdón?

—¡No quiero! —Se sorprendió al ver al omega acercarse hasta él, mostrándole una expresión entre furiosa y triste. Casi infantil. Como un niño que hace un berrinche, en conjunto con pequeñas lágrimas en las esquinas de sus ojos irritados—. Hablemos, por favor, pero no te vayas...

El corazón del delta se derritió cuando los ojos verdes del omega se suavizaron, mostrando sus reales sentimientos con completa honestidad. Como si estuviera dejando su pequeño corazón expuesto al fuego, dándole el poder de abrigarlo o quemarlo.

Y él extendió su calor, enderezandose en el sofá y dejando a un lado su teléfono.

—¿De qué quieres hablar?

Rodrigo permaneció en silencio por unos largos segundos casi eternos y tomó asiento frente a él, en el suelo. El delta bajó del sofá y se sentó a su mismo nivel, mirándolo directamente a los ojos.

—¿Por qué eres un delta?

Iván sintió el arrepentimiento y la tristeza envolver su pecho con aquella pregunta. Prefería evitarla, puesto que hablar de ello era especialmente íntimo para él; pero estaba hablando de ello con Rodrigo, no cualquier persona, sino el omega que llevaba su marca y se robaba cada día un pedazo de su corazón.

Así que sacó el suyo también, a la intemperie; deseando que Rodrigo lo tomara entre sus pequeñas manos.

—Hace menos de un año perdí una apuesta en una junta con amigos... —comenzó a explicar con lentitud, recordando aquella noche de viernes en que su vida de alfa cambió—. Oh, eso fue tan estúpido... —se restregó el rostro con las manos antes de mirar al suelo, completamente avergonzado por lo que iba a contar—. Me retaron a mí y a mi hermano menor a pelear para demostrar nuestra fuerza. Siempre tuvimos nuestros roces al ser dos alfas viviendo bajo el mismo techo. Mi padre es omega y mi madre una beta, así que siempre luchábamos para conseguir el poder en nuestra casa, aunque siempre quedaban inconclusos los resultados...

Rodrigo escuchó atentamente cada palabra, frunciendo el ceño con concentración. Iván sonrió por ello, pero la misma fue desapareciendo a medida en que la historia iba avanzando.

—El caso es que... Esa noche estábamos tan ebrios que nos dejamos llevar por nuestros instintos, y me mordió. Yo estuve a punto de ganarle en la pelea, según mis amigos, pero él usó sus colmillos para ganar la batalla. Y me dejó su marca de alfa.

Rodrigo abrió los ojos con sorpresa. Jamás pensó que aquella sería la verdadera historia. Por su mente pasaron un montón de posibilidades, desde una ex pareja hasta un acto de rebeldía; jamás pensó que se tratara de un accidente.

—Cuando despertamos, mi lobo ya no respondía. Y... —Iván siguió después del silencio contrario, rascándose la nuca con vergüenza—, tuve muchos problemas con mi familia gracias a ello. Mi padre se enojó tanto que decidió dejar de mantenerme y apoyarme. Mi madre es la que mantiene contacto conmigo y me ayuda con el dinero, pero...

—¿Por eso viniste a EE.UU? ¿Por el problema con tu familia?

Iván asintió y Rodrigo lo miró con compasión, internamente sintiendo una profunda empatía con él. Al ser un hombre omega, él también había tenido que recurrir a sus propios medios sin un completo apoyo de sus padres.

—Mi hermano tampoco se ha librado de las consecuencias, en unos meses se vendrá a estudiar a EE.UU, cuando acabe el instituto. Planeo ayudarlo cuando esté aquí.

Rodrigo sonrió, comprendiendo un poco más al delta frente a él, teniendo empatía. De alguna forma, saber todo aquello le dio tranquilidad. Sentía que había derrumbado un muro invisible entre ellos dos, como si tuviera el pase para ser más cercano a él. De alguna forma aquello le hizo sentir feliz, y supo que Iván también lo sintió cuando le vió mostrarle una mirada cálida.

Ahora sólo tenía una pregunta...

¿El sometimiento del alfa tiene algo que ver con el descontrol de su omega?

𝗩𝗜𝗡𝗘𝗚𝗔𝗥 𝗦𝗠𝗘𝗟𝗟 «Cᴀʀʀᴇ x Sᴘʀᴇᴇɴ» omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora