¡ cap 21 !

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Miró a Iván dormir plácidamente junto a él y su interior se removió con añoranza. Su lobo comenzó a olfatear la esencia a alfa con desespero, como si fuera un aroma divino proveniente de los mismos ángeles.

Se sentó con algo de dificultad, tomando una camisa y colocándosela con poco esfuerzo. Removió a Iván un par de veces hasta que lo tuvo gruñendo en una queja, y casi ríe por ello de no ser por las preguntas que tenía en mente.

—Tenemos que hablar. Ahora.

Iván suspiró y abrió los ojos, acomodándose en la cama con algo de pereza. Seguía adormilado cuando Rodrigo salió de la cama y comenzó a vestirse de pie, ignorando la mirada del delta sobre la marca que posaba sobre su cuello.

El omega permaneció parado junto a la cama, esperando sus declaraciones con una expresión neutral. Iván tragó saliva en seco y se pasó las manos por el rostro, intimidado por la amenaza en los ojos del más bajo.

—Soy un delta.

—¿Y por qué no me habías dicho antes?

El más alto se sintió peor cuando la bonita voz de Rodrigo se inundó en molestia y tristeza, como si realmente estuviera harto de él. Empezó a jugar con sus dedos sobre la sábana, aún demasiado adormecido como para contestar con avidez.

—Necesitaba un lugar y yo... Pensé que me...

—¿Pensaste que te rechazaría? —Rodrigo colocó sus manos sobre su cintura, en una pose defensiva. Se sentía terriblemente enojado—. Por mi salud, lo habría hecho. Pero pasaste de ello incluso cuando lo sabías, ¿No?

Iván bajó la mirada, reconociendo su cometido.

—Actué como un egoísta...

—No sé si realmente pueda confiar en ti —escupió Rodrigo caminando hacia la puerta de la habitación, alterando los nervios de Iván al verlo con intenciones de abandonarlo—. No sé qué otras cosas ocultas.

—Rodrigo...

Con rapidez, Iván se levantó para detener su paso y pedirle que se quedara con él; pero al ver la mirada fría y lastimada en los bonitos orbes avellanados, se detuvo en seco. El omega lo observaba con recelo, transmitiéndole a través de la marca todas las sensaciones angustiantes que inundaban su pecho.

—Qué decepción —susurró, casi sin quererlo, apartando la mirada del delta y continuando con su camino—. No puedo creer que mi predestinado hiciera esto.

A Iván le sentó como un balde de agua fría cayendo sobre su cabeza.

Rodrigo abandonó el apartamento después de guardar algo de ropa en una mochila. Iván no hizo nada para detenerlo, entendiendo que necesitaba alejarse para ordenar las cosas en su cabeza.

Al fin y al cabo, él también lo necesitaba. Tenía los sentimientos a flor de piel y muchos artículos que leer para su próximo examen, así que se clavó en su asiento de estudio, intentando olvidar el malestar por terminar en aquella situación con el omega.

En su interior, los sentimientos de la marca se le transmitían fácilmente. Empeoraron su propio pesar, intensificándolo, impidiéndole la labor de concentrarse en sus estudios y logrando sacarle algunas lágrimas de frustración.

La habitación se inundó de un olor amargo, mucho más agrio que el del vinagre. Un delta triste y desconsolado se dejó llevar por el dolor y se clavó en la cama, esperando a que el dulce omega le perdonase y le diera otra oportunidad de hacer las cosas bien.

Estaba jodido.

𝗩𝗜𝗡𝗘𝗚𝗔𝗥 𝗦𝗠𝗘𝗟𝗟 «Cᴀʀʀᴇ x Sᴘʀᴇᴇɴ» omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora