• Capitulo 13: "Romeo y Julieta"

6K 211 159
                                    


PABLO GAVI:

Sidney se iría en diciembre. Mismo mes donde se jugaria el mundial. Sólo..esperaba que ella se quede conmigo. Que me aliente. Que aliente a su país. Pagaría la jodida entrada si ella se quedara, porque se jugaría en otro país y sé que es difícil en estos momentos. Pero me gustaría que este ella allí, apoyándome con mi camiseta.

Daría lo que fuera con verla con mi camiseta puesta.

Solo había pasado un mes y ella ya quería irse. Aunque también sería por trabajo. ¿Pero por que simplemente no pued quedarse? Lo tiene todo aquí. Familia, amigos..Yo. Ella puede modelar aquí. Con un poco de trabajo extra puede conseguirlo. La ayudaría, si fuera necesario. Es inteligente y profesional, siempre lo ha sido. Puede conseguir trabajo rápido, solo debe..Tener paciencia y esperanza.

Se que es difícil. Casi todo el año ha pasado en Los Ángeles, tiene amigos allí y un buen trabajo donde le pagan fenomenal. Pero, aquí tiene todo y mucho más. Debería quedarse.

Pero no quiere.

Y debo respetar eso.

Aunque me duela, porque verla lejos y sin saber nada de ella dolía. Y dolía mucho, joder.

— Hemos llegado, hijo — La voz de mi madre sonó en el salón. Salí de mi habitación para notar que cargaba bolsas de compras —. ¿Pablo?

— Estoy aquí — bajé las escaleras, sonriendo a medias —. ¿Dónde habeis estado?

Aurora guió su mirada hacia la cocina. Luego me miró, enarcando una ceja.

Oh, oh.

Ya se había dado cuenta.

— ¿Has hecho Paella? — Me apuntó con el dedo. Mamá me miraba confusa —. Responde.

— Si — Rasqué mi nuca, nervioso —. ¿Qué tiene?

La mirada de Aurora fue asesina. Mamá se echó a reír.

— Tú nunca haces Paella a excepción de.. — Comenzó a pensar, curiosa. Pero luego formó una sonrisa de oreja a oreja en sus labios —. Guarro. ¿Ha venido Sidney aquí?

Suspiré y sonreí, recordando. Mamá abrió los ojos como plato y Aurora comenzó a chillar.

— ¿Habeis estado solos? — Asentí, ella puso una mueca —. Espera..

— Yo la he invitado.

Aurora chilló de emoción nuevamente, Mamá me miraba orgullosa.

Eso, eso.

— Dios mio, la estas conquistando — Me dió palmaditas en el hombro y sonrío —. Dime que lo has hecho bien.

— Por supuesto que si. ¿Dudas de ello?

Se encogió de hombros.

— Quizá. Quieres hacer la comida rápido y a veces se te quema.

¿En serio pensaban tan mal de mi?

Cocinas fatal, tío.

Ya, pero esta vez me ha salido fenomenal. Le ha encantado.

No hicieron más preguntas y me senti algo aliviado. Realmente me gustaba hablar de Sidney, pero Mamá y Aurora me exigían mucho de que la conquiste. Ellas la quieren mucho.

Incluso más que tú.

La han querido como una hija más durante estos años. Siempre ha sido una más, de hecho. Me ha apoyado cuando Mamá y Papá se divorciaron o cuándo decidí comenzar mi carrera futbolista. Ahora entiendo por qué ellas la aceptaron rápido.

Al límite Donde viven las historias. Descúbrelo ahora