Al límite

• Capitulo 17: "Navidad en familia"

SIDNEY SMITH:

Ya era navidad. O mejor dicho, noche buena. Estaba junto a Pablo y Flo, mientras que Amanda y Luke se tardaban en llegar. Pronto llegarían las doce y era la hora de los regalos.

Mi regalo no era el mejor, más bien era el peor regalo del mundo, pero lo había hecho con el corazón.

Me acerqué al balcón, donde Pablo estaba con su vaso de agua mirando las estrellas. Sonreí, acercándome a su lado y apoyándome en la baranda.

— ¿Cómo estás pasando noche buena, Gavito?

Pablo sonrió, mirándome a los ojos.

— Te ves hermosa con ese vestido, Sidney. Resalta tus ojos marrones.

Cubrí mi cara con mis dos manos, algo avergonzada. Estaba roja de la vergüenza, siempre hacía que me ponga nerviosa con pequeñas palabras.

Decidi usar un vestido algo resaltador. Es una imponente columna ceñida a mi cuerpo en color dorado elaborada en una malla rebordada con pequeñas lentejuelas. Lleva un escote con la forma de "V". Su falda tiene una amplia abertura que se desprende desde la cadera. Tenía una cola larga y unos pendientes en mis orejas.

— Tú también te ves guapo, mi príncipe — Sonreí, mirándolo. Noté sus nervios, ya que apartó la mirada instantáneamente.

Nos quedamos en silencio un momento, mirando las vistas de la gran Barcelona. No había mucha gente, puesto que la mayoría estaba en sus casas esperando que sean las doce para entregar los regalos y brindar por una nueva navidad.

Esta sería la primera navidad sin mi familia.

Creí que estaría peor, pero una parte de mi sentía que ellos también lo festejaban. En el cielo, bailando sin cesar. Con una gran felicidad, sin dolor y sin lágrimas.

Los imaginaba así de felices. Eso me hacía feliz a mi, aunque estaba segura de que el cielo no se veía de ese modo.

— ¿Cómo estás? — La voz de Pablo sonaba más leve. La pregunta era una de verdad, no una simple pregunta sin respuesta.

Lo miré, sonriendo a medias.

— Contigo aquí, estoy bien.

Pablo me miró con una sonrisa en sus labios, de oreja a oreja. Me acerqué un poco a él, chocando nuestros hombros.

— Me alegra pasar navidad contigo. Este año creí que seria diferente.

Suspiré, recordando los momentos en Junio.

— Yo también — Entrelacé su mano con la mía y miré al cielo —. Este año fue..Doloroso pero sorprendente a la vez. Me ha enseñado muchas cosas buenas y malas — Lo miré a los ojos —. Y también me ha enseñado a perdonar y dar una nueva oportunidad. Simplemente a amar de nuevo, a aprender y conocer a mejores personas. Estoy feliz de este año y espero con ansias al siguiente.

Pablo me miró con una sonrisa y apoyé mi cabeza en su hombro, dejándome llevar por el momento. Nuestras manos seguían entrelazadas, estando mutuamente tranquilos. Sentía una brisa de tranquilidad en nuestro balcón, la mentalidad de que poco a poco se acerca navidad.

La puerta se abrió de golpe, haciendo que un gordo y gigante papá Noel entre por la entrada.

Miré a Pablo confusa, buscando algún contexto. Pero él estaba incluso más confundido que yo. Comencé a reírme, mirando a aquel extraño.

— ¡Jo-Jo-Jo! ¡Feliz navidad a vosotros! — El papá noel dejaba algunos regalos debajo de nuestro árbol pequeño. Su grande bigote no dejaba ver su rostro, llevaba gafas de color negro y algunas lentejuelas en su cinturón negro.