—¿Que te pasó ahí? ¿Estás bien?
—Nada de que preocuparse.
Me quedé abrazando a mi amigo pues tenía bastante días sin verlo, era un gran alivio el ver qué seguía vivo. Cualquier dolor se me había olvidado en ese momento.
—Gracias por mantenerla a salvo.
—Me costo bastante...
Reí levemente rompiendo el abrazo con el azabache, debíamos irnos de aquí. No era un lugar seguro a decir verdad.
—Sabia que sobrevivirás.
—Quedan dos juegos. Los jugadores están en Shibuya.
Mire hacia el platinado observando su cabello moverse gracias al fuerte aire que había en esos momentos. ¿Cómo podía verse tan bien con cualquier cosa?
—¿Sabes? Haz cambiado mucho—burló Arisu pasando su mirada por mi hasta Chishiya.
—¿Si?
—Si. Estás menos quisquilloso.
—Porque no has pasado días enteros con el—murmuré cruzando mis brazos logrando ver una sonrisa en su rostro.
—Bueno, hemos pasado por muchas cosas—murmuró acercándose—¿Puedo contarles algo sobre mi que no sabe nadie?
Sabía que algo estaba mal con el.
Ambos asentimos viendo como tomaba fuerzas para hablar. Era más que obvio que su ego estaba herido al tener que contarnos algo.
Mi cuerpo se estremeció al oír un disparo, ya me estaba acostumbrando a esos ruidos. Sentí el aire abandonar mis pulmones al ver cómo Chishiya caía.
—¡Chishiya!
—¡Hola! ¡Cómo me alegra volver a verlos, carajo!—gire mi cuerpo observando a Niragi ¿Seguía vivo?
Cómo pude me acerque a Chishiya logrando divisar una mancha roja formarse en su chaqueta.
—No quisiste herirme a muerte ¿Verdad?
—No puedo terminar este asunto sin un acto de traición. Ahora empecemos—ordeno Niragi—Nuestro juego mortal.
Nos quedamos observando lo que quedaba del militar. Su idea era hacer un juego entre ellos tres. Forme una mueca al ver cómo tosia escupiendo sangre en el acto, al parecer aquella quemada proporcionada por cierto platinado no había sido suficiente para matarlo.
—No lo hagas, por favor—susurre viendo como Chishiya comenzaba a levantarse con cierta dificultad hacia la pistola que Niragi le había proporcionado—Chishiya...
—Suena interesante—me ignoro tomando el arma en manos—Únetenos, Arisu.
—¿Chishiya?
—Se que tú también me guardas rencor, es tu oportunidad para vengarte—propuso mirando a mi amigo—Juguemos entre los tres.
—¿Que dices?
—Tu también tienes un arma, apunta.
—¿Que haces, Shuntaro?—pregunte tratando de no acercarme.
—Escondete, detrás de ese auto—ordeno sin dejar de mirar al hombre que tenía enfrente—Hazlo.
Sin más remedio camine hasta quedar detrás del auto mientras continuaba escuchando la voz de Niragi ¿Es que nunca se cansaba?
Tape mis oídos al oír los disparos comenzar, logré ver cómo Arisu era el primero en esconderse. Unos disparos más bastaron para que Chishiya llegará a mi lado sin dejar de poner presión en su herida.
—¡Niragi! ¡Ya basta!—rogué comenzando a temblar, cómo pude coloque mi mano en la herida del peligris quién ya se estaba poniendo pálido.
—Yo hago lo que quiero, igual que ustedes.
—Deja esa arma—rogué sintiendo las lágrimas rodar por mis mejillas.
—Estoy bien—susurro pasando su mano por mi rostro manchando esta de sangre.
—Niragi. Tus palabras hicieron eco en mi, por poco me convences. Pero nunca más... Pienso volver a ser el egoísta que fui—mire a Arisu divisando cómo bajaba su escopeta—No cuenten conmigo, no apretare el gatillo contra ustedes.
—Bueno, se acaba de aguar la fiesta.
Suspire algo tranquila sin quitar mi mano de aquella herida del peligris que se encontraba sumido en sus pensamientos.
Cuando creí que todo había acabado Usagi apareció en el lugar confundida por vernos en tal estado.
—Cierto. Me había olvidado de ti—dijo Niragi para después comenzar a lanzar disparos hacia la mujer.
—¡No la metas a ella!—grite saliendo de mi escondite.
—Todo juego necesita una heroína para ser interesante.
—¡Esto es una locura!
—Cuando acabe contigo, los tres podremos volver a ser almas hermanas.
Obligada por un tirón en mi chamarra caí sentada nuevamente, todo paso tan rápido que únicamente oí dos disparos.
Al abrir mis ojos desee no hacerlo.
—¡Chishiya!
Caí de rodillas junto a el colocando mis manos en su nueva herida tratando de detener el sangrado.
—Chishiya ¿Por qué me salvaste?—pregunto Usagi alterada.
—Porque quería hacer algo impropio de mi. Tal vez sea culpa de las personas que conocí aquí ¿Verdad, _________?
—¿Que es lo que ibas a decirnos?
—No lo hagas hablar tanto, Arisu—pedí al ver cómo fruncía su entrecejo y hacia un esfuerzo para hablar.
—Esta bien—susurro tomando mi mano—Para mi, es de idiotas tomarse la vida tan en serio. Me gusta molestar a las personas que se esfuerzan, su buena voluntad me repugnaba. Pero creo que les tenía envidia. Ellos tenían algo que yo no, sentí que me dejaban en evidencia como la persona engreída y vulgar que soy. Les tenía miedo.
—Sabía que me tenías envidia—susurre mostrándole una sonrisa temblorosa acompañada de algunas lágrimas.
—Sabía que dirías eso, linda.
Asentí acercándome a su rostro depositar un beso en su mejilla. Miramos hacia el cielo cuando el sol que había desapareció gracias al dirigible del rey de picas.
—Ya viene.
—Hay que esconderlos debajo de los autos.
—¡No lo voy a dejar aquí!—hable sin querer soltar la mano de Chishiya—Prometiste que volveríamos juntos.
—Volveremos. Ve con Arisu.
—_________, hay que irnos...
Asentí al escuchar gritos acompañados de disparos, deposite un último beso en sus labios antes de comenzar a ayudarlo a esconderlo cómo había ordenado mi amigo.
—Cuídate.
—Volvere por ti.