Roselyn Stark abre por accidente un portal en el laboratorio de su padre. Pietro Maximoff la reta a entrar y pese a que Peter Parker le dice que es una mala idea, ella lo atraviesa.
Sin embargo, en cuanto lo cruza, queda atrapada en otra dimensión...
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Rose se acostó en su cama luego de salir del baño. Estaba cansada pero en realidad no tenía sueño. Sin embargo, tampoco recordaba la última vez que durmió.
Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que apenas podía procesarlo todo. Pensó en que no se había despedido de Remus y Tonks o de la señora y el señor Weasley. O de la profesora McGonagall o de Bill y Fleur.
Tal vez así era mejor. Sólo le dolería más el pecho y le habría sido complicado irse de ese maravilloso lugar.
Sin embargo, se sintió muy extraño estar en completa calma. Por primera vez en meses, no debía dormir en una cama incómoda a mitad del bosque ni beber agua hervida con hiervas para fingir que era té.
Sonrió ante los recuerdos. En realidad no fue tan malo. Excepto por la parte en que se habían quedado sin provisiones y casi mueren de hambre.
Un suave toque en su puerta la sacó de sus pensamientos. Miró en aquella dirección y decidió que no quería ponerse de pie.
—Adelante —habló lo suficientemente alto para que se escuchara del otro lado.
La puerta se abrió y vio la cabeza de Peter. Rose sonrió al verlo, parecía que también se había bañado y estaba usando ropa limpia. Pero Peter no entró solo, casi de inmediato vio la figura de Pietro detrás de él. Era un poco más alto que Peter.
Ambos hombres se adentraron a la habitación, cerrando la puerta tras ellos y tomando asiento en la cama de Rose.
Peter acarició con suavidad el rostro de la chica, quitando algunos mechones de cabello y luego inclinándose para dejar un beso en su frente.
Sí. Rose había extrañado mucho todo eso y no lo dudó dos veces antes de tomar a Peter de su camisa para jalarlo hacia ella y unir sus labios.
Ambos cerraron los ojos disfrutando del pequeño momento.
—Les recuerdo que sigo aquí —escucharon la voz de Pietro.
Rose dejó salir una risa antes de separarse de Peter y sentarse en la cama.
Entonces hubo silencio. No uno incómodo pero si uno bastante extraño. Todos querían decir algo pero no estaban seguros de por dónde comenzar o quién sería el primero en romper ese silencio.
¿Pero eran realmente necesarias las palabras? Se sentía la tensión en el aire, todos tenían una idea de lo que los otros pensaban y fue Pietro quien tuvo el valor suficiente para dar el primer paso.
Se inclinó un poco hacia Rose para tomarla de la barbilla y conectar sus labios con los de ella. Al principio la tomó por sorpresa pero las manos de Rose se dirigieron a los hombros de Pietro para sostenerse y acercarse más a él.
Peter estaba seguro de que jamás en toda su vida había visto algo tan caliente como eso.
Pietro y Rose se separaron con la respiración entrecortada pero Pietro no perdió el tiempo y unió sus labios con los de Peter casi de inmediato.
