Into the unknown ⇝ Peter Parker & Harry J. Potter ✔

13

Una boda. Bill, el hermano mayor de los Weasley y Fleur, una hermosa chica francesa iban a contraer matrimonio. Rose estaba auténticamente confundida, ¿como podrían celebrar una boda cuando el mundo mágico estaba colapsando? Bueno, probablemente es algo que ella misma haría si su mundo estuviera a punto de colapsar y quisiera pasar sus últimos momentos con la persona que más amaba.

Sinceramente deseaba que Bill y Fleur fueran muy felices en esa oscuridad que los comenzaba a rodear.

Aunque aún no tenía nada qué ponerse para el evento. Tanto Ginny como Hermione le habían ofrecido alguno de sus vestidos pero en realidad el estilo de esas chicas no era para nada parecido al de ella. Tal vez era el hecho de que estaba en el pasado y la moda era muy diferente en el futuro y estaba acostumbrada a eso. Además, en casa tenía un gran armario lleno de ropa de diversas formas y colores que su padre le había regalado a lo largo de los años.

Aún así, tomó uno de los vestidos que Ginny le ofreció y lo modificó a su propio gusto. Era otra forma de distraer un poco su mente de los prototipos en los que estaba trabajando y de todo el drama en general. La pelirroja dijo que no tenía problema en que hiciera lo que quisiera con aquel vestido, por lo que Rose se tomó todas las libertades.

Era un vestido azul claro. Cuando lo tomó de las cosas de Ginny era largo pero luego de algunos recortes y un par de pequeños retoques quedó perfecto. Al menos le gustaba a Rose y cuando se lo probó y se miró al espejo, realmente quedó encantada con el resultado final. No había quedado tan mal pero le hubiera gustado otra cosa.

Dejó su cabello suelto y tomó prestados algunos de los productos de maquillaje de Hermione y finalmente salió de la habitación para ir a ayudar a los demás. A veces ella le ayudaba a su padre a organizar sus fiestas, por lo que tenía cierta experiencia y no lo pensó dos veces cuando se ofreció a dar ideas de la decoración y la distribución de las mesas.

Estaba bajando las últimas escaleras cuando vio a Harry, él también la había visto. Rose le dirigió una corta sonrisa y un saludo con la mano antes de dirigirse hacia él.

—Luces hermosa, Rose —halagó Harry con una sonrisa torpe.

Las mejillas de la chica se calentaron.

—Gracias, era un vestido de Ginny pero dijo que me lo podía quedar y sólo le hice algunos arreglos.

Harry rió por lo bajo.

—Es bueno saberlo.

—Yo... iré a ayudar afuera —dijo de pronto, con los nervios brotando por su piel. Desvió la mirada y pasó junto a Harry sin decir nada más.

Potter la miró con el ceño fruncido. Toda la semana había sido igual que siempre pero en los últimos dos días, Rose se había comportado bastante extraño. Ya hablaría con ella después.

Rose llegó al jardín, donde habían terminado de poner la carpa y comenzaban a poner las mesas justo como Rose se los había dicho. Ella misma no entendía por qué de pronto se sentía tan nerviosa estando cerca de Harry, pero no había podido tener una conversación de más de cinco minutos sin querer salir corriendo al primer momento.

Al menos ayudar con la organización de la fiesta le ayudaba a no pensar en ello.

Fue sin duda alguna una ceremonia hermosa, Fleur usaba el vestido de novia más hermoso que Rose hubiera visto jamás. La rubia lo lucía de una manera increíble y no sólo eso, ella parecía más que feliz de casarse con el hombre de sus sueños.

Rose no podía estar más contenta que en ese momento, viendo la felicidad de los demás. ¿Ella algún día se casaría? ¿Se casaría con Peter? ¿Formaría alguna vez su propia familia? Bueno, sólo tenía diecisiete años, aún había mucho tiempo para pensar en ello y no había necesidad de apresurarse a nada.

Harry se acercó a ella durante la fiesta y le ofreció una copa. Ella lo tomó gustosa y bebió el contenido de un solo trago. No era alcohol, pero en ese momento le hubiera encantado un buen shot de tequila o tal vez un poco de vodka.

—¿Quieres bailar? —le preguntó Roselyn a Harry que seguía a su lado.

El azabache tenía una mirada de pánico.

—Soy muy malo bailando.

Ella se encogió de hombros.

—No te preocupes por eso. Lo importante está en divertirse.

Harry sonrió mientras tomaba la mano de la chica y ambos se dirigían a la pista junto a los demás invitados. Sus pasos en realidad no tenían sentido, pero a ninguno de los dos les importaba en ese momento. Estaban pasándola muy bien y era lo único que importaba.

Sin embargo, ese agradable momento se esfumó por completo cuando una extraña bola azul se acercó, dando alerta de que el ministerio había sido tomado por los mortífagos. Fue un completo caos en un abrir y cerrar los ojos pues los habían comenzado a atacar.

Harry tomó con fuerza la mano de Rose mientras trataban de escabullirse entre la multitud. Potter quería pelear pero de pronto se encontraron con Remus, quien les dijo que debían irse. Harry lo hizo a regañadientes, encontrándose con Hermione y Ron.

Los cuatro hicieron una aparición en cuanto sus manos se tocaron y casi son arrollados por un autobús de Londres. Roselyn sentía su respiración acelerada pero no fue capaz de controlarla hasta después de un largo momento.

Todos se sentían acelerados y preocupados, temerosos de que alguien los estuviera siguiendo. Pero se detuvieron junto a un callejón, donde Hermione les explicó que había hecho una maleta en caso de que algo así pudiera ocurrir. Los otros tres se sorprendieron bastante cuando la chica les comenzó a dar ropa para que se cambiaran. Al menos de esa forma estarían más cómodos y con menos frío.

—Rose, guardé todas tus piezas y el celular en la mochila por si las llegas a necesitar.

Se sintió aliviada y muy agradecida.

—Muchas gracias, Hermione. De verdad.

Ella negó con una sonrisa y entonces comenzaron a caminar rumbo a una cafetería. Debían planear su siguiente movimiento, idear alguna clase de plan. Pero en ese momento, no tenían ni la más remota idea de por dónde comenzar.

Fue peor aún cuando en aquella cafetería los atacaron un par de hombres. Rose comenzaba a odiar esto. Extrañaba su vida tranquila y sin estar al borde de la muerte cada día. Pero fue algo que no dijo en voz alta.

Al final de la noche, los cuatro entraron a una casa, Harry le explicó a Rose que era la casa de su padrino que había muerto un par de años atrás. Al menos tendrían un lugar dónde pasar la noche.

Rose y Hermione se acomodaron en un sillón cada una y los chicos colocaron algunas cobijas en el suelo para pasar la noche. Pese a lo incómodo que era, los cuatro durmieron profundamente luego de esa larga noche y con la certeza de que estarían completamente seguros en ese lugar.

ITU si back baby ✨