Roselyn Stark abre por accidente un portal en el laboratorio de su padre. Pietro Maximoff la reta a entrar y pese a que Peter Parker le dice que es una mala idea, ella lo atraviesa.
Sin embargo, en cuanto lo cruza, queda atrapada en otra dimensión...
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Peter miraba fijamente su libreta que tenía escrita una muy extensa ecuación, aunque no tenía nada que ver con la clase en la que estaban. El chico tenía la cabeza en otro lugar, hacía miles de cálculos mentales pero lo había hecho las últimas tres semanas que para este momento ya no podía pensar claramente. La cabeza le dolía pero no podía parar de pensar en alguna solución para el problema que había puesto Lang. Necesitaban números y Peter era muy bueno con los números, sin embargo, no encontraba la manera de resolverlo esa ecuación. Ya se había acabado dos libretas y esta era la tercera, que sólo le quedaban un par de páginas en blanco.
Sintió que alguien le daba un codazo y miró a su izquierda, encontrándose con la mirada de Ned. Él le dirigió una mirada que no comprendió y sólo frunció el ceño.
—Peter —miró al frente, su profesor le había hecho una pregunta que no había escuchado— ¿sabes cuál es la respuesta?
Él lo miró fijamente. No tenía ni idea de en qué clase estaba si quiera.
—Lo siento, no lo sé —murmuró.
El profesor negó bastante decepcionado.
—Pon atención, Parker.
—Lo haré.
Tony lo había mandado a la escuela. Peter no quería eso, no quería estar lejos de aquella máquina que lo llevaría a Rose pero Stark le puso la condición de que debía ir a la escuela para dejarlo ayudar o de lo contrario, no le dejaría respirar cerca de esa máquina.
Entonces, a regañadientes regresó a la escuela. Pero estaba más que distraído, pensando en posibles soluciones pero ya todos habían pensado en lo mismo que él.
—Oye —le habló Ned en un susurro— ¿estás bien?
Se limitó a asentir y tratar de poner atención a la clase. No lo logró y nunca supo de qué fue su clase.
Cuando la campana sonó, suspiró aliviado de que al menos ya estaban a la mitad del día y en cuanto terminaran todas sus clases, iría rumbo a la base de los vengadores. Era pesado estar yendo y viniendo todos los días, antes sólo lo hacía los fines de semana, pero se obligaba a sí mismo a soportar los largos viajes de un lado a otro.
Caminó junto a Ned, quien le estaba hablando de algo que no logró entender y poco después se les unió MJ, que miró fijamente a Peter, quien no se había percatado de su presencia.
—¿Está bien? —le preguntó a Ned.
—Ha estado actuando muy raro estos días. Parece que tiene la cabeza en otro lado.
Entraron a la cafetería, donde los tres tomaron asiento. MJ llamó la atención de Peter y este la miró por primera vez.
—Hola —la saludó con una sonrisa— ¿cómo estás?
—Yo debería preguntar lo mismo. Pareces más raro de lo normal.
