Ivy tomó el camino más largo esa tarde, condujo por un camino que iba al sur del centro de Stonehill, tras una maraña de sombrías calles alineadas con casas nuevas. Condujo dando vueltas y vueltas, sin ganas de hacer la vuelta final y e ir de cabeza hacia la cima. Había muchas cosas en qué pensar.
¿Por qué Justin estaba haciendo esto? ¿Sólo porque sentía lástima por ella? ¿Quería ser su amigo? ¿Quería más que amistad? Pero no fueron estas preguntas las que la mantuvieron conduciendo. Fue el lujo de recordar: cómo él había lucido saliendo del agua, con el brillo de las gotas cayendo de él, cómo la había tocado, suavemente, tan suavemente.
En casa, tendría que escuchar la historia de su madre acerca de la última ronda de esnobismo que Maggie le había mostrado; hablaría de los altibajos de la vida de Philip como un niño de tercer grado; encontraría una nueva manera de decir gracias por las cosas que Andrew seguía dándole; y caminaría sobre cáscaras de huevo alrededor de Gregory. Con todo eso, los momentos de la tarde se desvanecerían y se perderían para siempre.
En su mente, Ivy vio a Justin en cámara lenta, nadando en un círculo a su alrededor. Recordó la forma en que se habían sentido sus manos cuando él la ayudó a flotar, la forma en que había inclinado la cabeza hacia atrás lentamente en el agua. Ella se estremeció de placer, y un poco por el miedo.
—¡Ángel, no me dejes! —rezó. Esto era algo diferente a un flechazo. Era algo que podría sobrepasar a cualquier otro pensamiento y sentimiento. Tal vez debería echarme atrás ahora, pensó Ivy, antes de que lo tenga en mi cabeza. Voy a llamarlo esta noche. Pero entonces recordó cómo la había arrastrado a través del agua, con el rostro lleno de luz y risas.
Ivy no vio el coche que venía.
Ensimismada, respondiendo sólo a lo que estaba directamente frente a ella, no vio al coche oscuro saltarse la señal de stop hasta el último segundo. Pisó de golpe el freno. Ambos coches chirriaron e hicieron un trompo, y por un momento estuvieron una al lado del otro, tocándose ligeramente. Luego se alejaron. Dejado salir el aliento lentamente, Ivy se quedó parada en medio de la intersección. El otro conductor abrió la puerta. Un torrente de palabras de cuatro letras, llegaron hasta ella. Sin siquiera mirar en su dirección, Ivy subió su ventana y miró el cierre de la puerta. El griterío se detuvo de repente. Ivy se volvió para mirar con frialdad al conductor.
—¡Gregory!
Bajó la ventanilla. Tenía la piel pálida, excepto por el escarlata que cubría sus mejillas. Él la miró, luego miró alrededor a la intersección, sorprendido, como si estuviera tomándose un momento para reconocer dónde estaba y qué había pasado.
—¿Estás bien? —preguntó ella.
—Sí... sí. ¿Y tú?
—Bueno, estoy respirando de nuevo.
—Lo siento —dijo—. Yo... yo no estaba prestando atención, supongo. Y no sabía que eras tú, Ivy.
A pesar de que su ira se había calmado, aún parecía molesto.
—Está bien —dijo Ivy—. Yo conducía estando en las nubes, también..., miró por la ventana a la toalla mojada en su asiento delantero.
—¿Qué haces por aquí? —quiso saber él.
Se preguntó si quería hacer la conexión entre la toalla mojada, la natación y Justin. Pero ella ni siquiera le había dicho a Beth o Suzanne lo que estaba haciendo. Además, a Gregory no le incumbía.
—Necesitaba pensar en algo. Sé que suena loco, con todo el espacio que tenemos en casa, pero yo, la verdad...
—Necesitas otro espacio —terminó por ella—. Sé lo que es. ¿Vas a casa ahora?
—Sí.
—Sígueme —él le dirigió una breve sonrisa, torcida—. Detrás de mí, estarás más segura.
—¿Estás seguro de que estás bien? —le preguntó.
Sus ojos todavía parecían preocupados.
Él asintió con la cabeza, y luego regresó a su coche. Cuando llegaron a casa, Andrew entró en el camino de entrada después de ellos. Saludó a Ivy, a continuación, se dirigió a Gregory.
—Entonces, ¿cómo está tu madre? —Gregory se encogió de hombros.
—Igual que siempre.
—Me alegro de que fueras a visitarla hoy.
—Le di tus buenos deseos y tus saludos —dijo Gregory, con el rostro y la voz inexpresivos.
Andrew asintió con la cabeza y dio un paso alrededor de una caja de tizas de colores derramada. Se agachó para mirar lo que una vez había estado limpio, el hormigón blanco en el borde de su garaje.
—¿Hay algo nuevo con ella? ¿Algo que deba saber? —preguntó.
Estaba estudiando los dibujos de tiza realizados por Philip, por lo que no captó la pausa, no vio la emoción en la cara de Gregory la cual se fue tan rápido como había venido. Pero Ivy lo hizo.
—Nada nuevo —le dijo a su padre.
—Bien.
Ivy esperó hasta que la puerta se cerró detrás de Andrew.
—¿Quieres hablar de ello? —le preguntó a Gregory. Él giró en redondo, como si hubiera olvidado que estaba allí.
—¿Hablar de qué?
Ivy dudó y luego dijo
—Acabas de decirle a tu padre que todo está bien con tu mamá. Pero por la mirada en tu cara, en la intersección y hace un momento, cuando estaban hablando de ella, pensé que tal vez...
Gregory jugó con sus llaves.
—Tienes razón. Las cosas no están bien. Puede haber algún problema más delante.
—¿Con tu madre?
—No puedo hablar de eso. Mira, agradezco tu preocupación, puedo manejarlo solo. Si de verdad quieres ayudarme, entonces no digas nada a nadie, ¿de acuerdo?. No quiero que menciones nuestra pequeña conversación. Prométemelo —Sostuvo su mirada.
Ivy se encogió de hombros.
—Lo prometo —dijo—. Pero si cambias de opinión, ya sabes dónde encontrarme.
—En mitad de una intersección —dijo, dándole una de sus sonrisas irónicas, y luego entró.
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Kissed By An Angel - Elizabeth Chandler - Justin Bieber (Adaptación)
Novela JuvenilDespués de que él haya desaparecido, ¿Podrá protegerla el espíritu de su amor? ------------------------------------------------------ Autor: Elizabeth Chandler. Personajes originales: -Tristan Carruthers -Ivy Lyons Esta obra NO es de mi propiedad...