Capítulo 23

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Cuando Justin despertó sin sueño de su oscuridad, el sol estaba brillando a través de la ventana de Ivy. Sus sábanas habían sido levantadas y arregladas con un ligero tendido por encima. Ivy se había ido. 

Era la primera vez que Justin veía la luz del día desde el accidente. Fue hasta la ventana y se maravilló por los detalles del verano, los complicados diseños de las hojas, la forma en que el viento podía correr un dedo a través de la hierba y enviar una ola verde sobre el tope de la cresta. El viento. Aunque las cortinas se estaban moviendo, Justin no podía sentir su frío roce. Aunque el cuarto estaba lleno de rayos de sol, él no podía sentir su calor. 

Ella si podía. La gata estaba recostada sobre una camisa de Ivy arropada en una esquina soleada. 

―Aquí no hay mucha ropa sucia tirada para tí, ¿verdad? ―preguntó, pensando en la adicción de la gata por sus medias y sudaderas malolientes. La quietud de la casa lo hizo hablar en voz baja, aunque sabía que podía gritar lo suficientemente fuerte para... bueno, lo suficientemente fuerte para despertar a la muerte, y solo él lo oiría.  

La soledad era intensa. Justin temía permanecer así de solo por siempre, paseando y jamás siendo visto, jamás siendo escuchado, jamás ser reconocido como Justin. ¿Por qué lo había visto la anciana del hospital y después ella había muerto? ¿A dónde se había ido? 

La gente muerta va a cementerios, pensó mientras pasaba por el pasillo hacia las escaleras. Luego paró en seco. ¡Él tenía una tumba en alguna parte! Probablemente al lado de la de sus abuelos. Se apuró a bajar por las escaleras, curioso por ver que habían hecho con él. Tal vez podría encontrar a la anciana o cualquier otro muerto recientemente que pudiera darle sentido a todo esto.

Justin había visitado varias veces el Alto Cementerio Riverstone cuando era un niño pequeño. Nunca le había llegado a parecer un lugar triste, tal vez porque los terrenos de las tumbas de sus abuelos siempre habían inspirado a su padre para contarle a Justin interesantes y divertidas historias sobre ellos. Su madre había pasado el rato adornando y sembrando plantas. Justin había corrido y escalado rocas y dado amplios saltos sobre las tumbas, usando el cementerio como algún tipo de parque de juegos o una carrera de obstáculos. Pero eso parecía haber sido hace siglos. 

Ahora era extraño escabullirse por las altas puertas de hierro―puertas en las cuales él solía balancearse como un pequeño mono, como siempre decía su madre―, en búsqueda de su propia tumba. Cuál era la razón por la que se movía, memoria o instinto, no estaba seguro, pero encontró rápidamente el camino hacia el bajo sendero y alrededor de la curva marcada por tres pinos. Sabía que eran quince pasos más allá y se preparó a sí mismo para el shock de leer su propio nombre tallado en piedra al lado del de sus abuelos. 

Pero ni siquiera alcanzó a verlo. Estaba muy impresionado por la presencia de la chica que se había extendido y puesto como en casa sobre la tumba. 

―Discúlpame —dijo, sabiendo muy bien que la gente no lo escuchaba—. Estás recostada sobre mi tumba. 

Entonces ella miró hacia arriba, lo que le hizo preguntarse si estaba brillando de nuevo. La chica parecía de su misma edad y lucía vagamente familiar. 

―Debes de ser Justin ―dijo ella—. Sabía que te presentarías tarde o temprano. 

Justin la miró fijamente. 

―¿Eres él, cierto? ―dijo ella, levantándose, indicando su nombre con su dedo pulgar—. Recientemente muerto, ¿cierto? 

―Recientemente vivo ―dijo él. Había algo en su actitud que le hacía querer discutir con ella. 

Ella se encogió de hombros.

―Todo el mundo tiene su propio punto de vista. 

Él no podía superar el hecho de que ella lo podía escuchar.

Kissed By An Angel - Elizabeth Chandler - Justin Bieber (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora