Me hubiera gustado decir que los héroes tenían todo bajo control cuando llegué. Que los villanos estaban sitiados, y que, como en los simulacros y entrenamientos, los héroes se habían coordinado excelente para volver a encerrarlos. Pero sin duda me convertiría en Pinocho si me atreviera a siquiera pensarlo.
Los villanos estaban dispersos, no parecía que quisieran huir. Esto había sido planeado, a juzgar por las sonrisas en su rostro, se estaba consumando al fin su plan. Y cuando lo vi, con esa asquerosa cara de satisfacción, supe quién había sido el responsable. Shigaraki sonreía como si le hubieran dado un juguete nuevo; teníamos que detenerlo. Había oficiales de la prisión, tenía que averiguar más.
Decidido y sin bajar a guardia, me acerqué a uno, mientras cumplía con mi perímetro.
-¿Qué está pasando?- me miró como si fuera lo obvio; mal momento para ser sarcástico. -Me refiero, ¿cómo se escapó?- su mirada cambió a una apenada. Cuando iba a responderme, un escalofrío y una gota de sudor helada me recorrieron la espalda, y sólo un segundo después, me vi bloqueando un ataque a Deku. -¡Cuidado!- grité a la par que quitaba a mi amigo de en medio, recibiendo el impacto de alguien a quien creí no ver de nuevo. Consciente de la amenaza, activé el modo Unbreakable sólo en mis brazos, mirando a Re-Destro con mucha ira.
-¡Ríndete, Red Riot!- sonó más a "te mataré si no lo haces" antes a un "no quiero luchar", pero, ¿quién se fijaba? Tal vez aquel hombre tan diplomático sólo me dedicaba una advertencia de paz. -¡Nunca podrás contra mí!- de acuerdo, fui optimista. Muy optimista. Me lanzó un golpe directo que milagrosamente pude bloquear. Era más rápido que la última vez. Con ese golpe logró romper mi piel endurecida, de la cual sin duda se hizo un chorrero de sangre. No diré que dolía, porque las terminaciones nerviosas también se habían endurecido. Oh, pero cuando esto acabara estaría molido. Re-Destro estaba en lo cierto, yo jamás podría contra él... solo. Con una sonrisa victoriosa, grité con fuerza:
-¡Nunca te dejaré libre, bastardo!- Bakugou y yo teníamos una técnica infalible para vencerlo; una técnica que nadie más que nosotros conocía. Ataque combinado: Murder Shield. -¡Dynamight, ahora!- mi mejor amigo no se hizo del rogar. Mientras la explosión, impresionante y enorme, descendía de lo alto, distrayendo a Re-Destro, yo di un golpe mortal directo al pecho del villano: mi puño endurecido podía atravesar cualquier cosa, y ese imbécil no sería la excepción. Expandí mi técnica a todo mi cuerpo para protegerme de la explosión, y todo se volvió silencio en cuanto sentí la sangre del villano bañar mi brazo entero.
-¡Muere!- gritamos al unísono, mientras una nube de humo se disipaba al momento de la explosión. Bakugou aterrizó a mi lado, ambos agotados por el esfuerzo.
–Ese bastardo estará en el infierno– sonreí por sus palabras. Nunca nadie había podido contra nosotros, y ese villano no sería la excepción. En el momento en que íbamos a chocar los puños, una risa nos sacó de nuestra aparente victoria.
–Ustedes los héroes no saben que la voluntad lo es todo– dijo Re-Destro con desdén; estaba malherido, su boca, nariz y oídos sangraban, mientras que en su pecho la herida seguía causando estragos. El impacto de la explosión en su espalda tampoco era algo fácil de llevar, poco más y moriría desangrado si seguía moviéndose. –¡Ahora les mostraré mi verdadero poder!– su voz ahora mucho más fuerte que un grito común resonó en mis oídos y me hizo dudar por un microsegundo.
Aunque, si hubiera reaccionado aún más lento, Katsuki estaría muerto: de nuevo y como pude, activé con más fuerza mi técnica Unbreakable y me puse en medio de los dos. El impacto fue tan potente que me hizo vibrar hasta los dientes. Aún con la técnica activa, me dolió mucho para que fuera algo tan simple. Mi mente iba a mil por hora tratando de descubrir este patrón que llevaban los villanos. Tuve un par de segundos para observar que todos los fugitivos eran más poderosos que cuando los habíamos vencido por primera vez, y mi memoria me llevó hasta el rescate de Eri. Kai Chisaki, Overhaul había usado a esa niña para generar un "antídoto" que libraría a la humanidad de los quirks. Sin embargo también había creado un potenciador de dones. Había sido testigo del poder de uno de ellos, así que no pensaba perder más tiempo.
Y tampoco era como que pudiera hacerlo. Re-Destro volvió a atacar, esta vez con más fuerza, pero no contra mí. En la posición en la que me encontraba, era imposible para él hacerme tambalear, pero Bakugou estaba indefenso. Él era la lanza, yo era el escudo.
–¡Dynamigh!– Al momento en que el nuevo golpe impactó en mi costado, sentí cómo la piel volvía a romperse, y la sangre brotaba como si de una fuente se tratase. Aturdido y desorientado, miré a todos lados. La herida no me dejaba respirar, pero sabía que Re-Destro se encontraba en peores condiciones, así que no tardaría mucho en ceder. Sólo tenía que distraerlo un poco más... Lo busqué con la mirada, tratando de guardar la fuerza que me quedaba para un ataque sorpresa. No tardé mucho en mirarlo acercarse: tenía los ojos inyectados en sangre, su sonrisa torcida daba a entender que tenía la mandíbula rota y su respiración delataba el esfuerzo que hacía por mantenerse en pie.
–Muere ya...– me dijo en un susurro, que debido al ruido y aturdimiento, además de una cortina de polvo por las batallas alternas, no pude escuchar, de no haber podido leer sus labios.
La burla se hizo presente en mi cabeza, y sonreí con arrogancia, endureciendo mi puño, listo para golpearlo de nuevo en cuanto estuviera más cerca. Me tomó del cuello, y se acercó lo suficiente a mi rostro. El aire me faltaba, me dolían los brazos y el costado, y todo se volvía cada vez más oscuro.
Eijirou.
La voz de Ito en mi cabeza, junto con su risa me hicieron abrir los ojos, y un arranque de adrenalina me hizo reaccionar.
–No hoy, bastardo inútil– hablé como pude, y en medio de un grito lleno de enojo, golpeé la mandíbula rota del villano, impactando mi puño endurecido. Puso los ojos en blanco, y sin decir nada más, cayó hacia atrás inconsciente pero vivo, soltándome en el proceso. El estruendo fue grande, pues me dolieron los oídos. Traté de ponerme en pie, buscar a Bakugou, pero la adrenalina había abandonado mi cuerpo, así que caí de rodillas, consciente, pero a punto de desmayarme.
–¡Kirishima! ¿Dónde estás?– la voz de Bakugou me hizo buscarlo con la mirada. Estaba seguro de que había perdido mucha sangre, puntos amarillos y rojos nublaban mi vista, y el dolor se hacía cada vez más presente; poco a poco iba cediendo el modo Unbreakable, y todo me daba vueltas. Mi familia me esperaba, no podía dejarme morir aquí. Mi familia...
–Ito...– la llamé, deseaba verla, que me sonriera. Incluso que se burlara de mí, no importaba, quería sentir su calor. Y mi bebé... –Natsuki...– sentir el movimiento de mi niña, eso quería. Añoraba a mi familia. –Lo prometí...– traté de levantarme. Terrible error, todo mi cuerpo se paralizó de dolor y perdí el equilibrio. Cerré los ojos con fuerza esperando el impacto, pero fue más suave de lo que creí. Abrí los ojos y me encontré con la mirada carmesí furiosa de mi mejor amigo.
-Idiota, ¿por qué te metiste?- la voz de alivio era evidente, pero estaba enojado conmigo. Era cierto que había sido imprudente, y el dolor en todo mi cuerpo a cada paso que Katsuki daba era una tortura. -¿Qué no recuerdas que tu familia te espera?- ese regaño suyo me hizo sonreír un poco. Mi familia. Estaba imposibilitado para responderle, pero él lo sabía. Y también ambos sabíamos que no me arrepentía de haberlo salvado.
Los héroes habíamos librado la batalla, y gracias al cielo no habían bajas. Nadie había muerto, todos los villanos fueron inmovilizados por varios héroes, y la ayuda médica estaba llegando. Eri venía con ellos.
Estaba ganando algo de tranquilidad, cuando escuché a un reportero:
-¿Familia? ¡Dígannos lo que saben!- exigieron, y pronto todos los medios estaban rodeándonos como polillas a la luz. El pánico me recorrió, y no pude hacer nada más que negar, y mirar a mi hermano con desesperación. -¿Es cierto que el héroe Red Riot tiene novia? ¿Es acaso la heroína Kitty?- Bakugou me miró a los ojos, ambos maquinábamos un plan tan rápido como podíamos. Sin éxito, sólo alcancé a murmurar:
-Maldición-
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Color negro
FanfictionKirishima Eijirou, con sólo quince años encontró al amor de su vida: una estudiante de intercambio en la UA se convertiría en su motivo para vivir, y para ser un héroe inquebrantable.