-Ito, por favor escúchame- pedí por onceava vez en un lapso de quince minutos. -No es lo que tú estás pensando, ella está aquí para ayudar- la tomé de los hombros cuando pensaba irse.
-Vete-al-infierno- repitió con enojo. Frustrado, suspiré y me senté en la cama. Hathor estaba en la puerta de la entrada, yo había subido para tratar de hacer que mi esposa escuchara, pero a cada razón que le daba, ella adoptaba la actitud de Bakugou. Cada vez más frustrado, caminé hacia la puerta.
-Bien, como quieras- hablé con cansancio, saliendo del lugar. Cuando llegué hasta Hathor, que no se había movido de donde la había dejado, negué con la cabeza. -No escuchará, será mejor que te saque de la ciudad antes de que otra cosa suceda- ella frunció sus labios.
-Quiero ayudarte, Kirishima- dijo convencida. -Te traje muchos problemas, te lo debo- la miré con cansancio. -Sé que he actuado mal, y sé que pude haber destrozado tu matrimonio, pero jamás fue intención mía, sólo seguía órdenes, no hace falta que te explique todo de nuevo- se acercó un poco a mí, aunque manteniéndose a una distancia prudente. -Tu familia corre mucho peligro, quiero ayudarte a salvarlas, ninguno de ustedes merece lo que está pasando- desvié la mirada, suspirando.
-Las cosas son así: mi familia está en riesgo, sí, pero tú también. No puedes hacer como si fueras una heroína sólo porque quieres fastidiar a ese imbécil- sus ojos brillaron dolidos.
-No lo entiendes, ¿verdad?- sonrió con ironía. -Kirishima, ellos te quieren arrebatar todo, quieren a Ito, quieren a Natsuki, y a ti te quieren muerto- la miré a los ojos, estaba desesperada. -Tienes todo, estás sacrificando demasiado, si caes en su juego, morirás antes de darte cuenta, y ellos tendrán lo que tú tienes- su advertencia me hizo recordar las palabras de mi esposa. ¿Qué estás dispuesto a perder? Conocía de sobra la respuesta, pero no quería admitirlo, porque era darle el gane a ellos.
-Hathor, sólo quiero acabar con esto, estoy cansado, todo se está yendo al infierno, y ahora todos piensan que tuve sexo contigo, estoy solo, no puedes ayudarme con eso- poco a poco, lágrimas fueron formándose en mis ojos ante mis propias palabras. Estaba solo. Hathor me miraba con arrepentimiento al realizar el daño que había causado, junto con sus antiguos cómplices.
-Kirishima, yo...-
-No estás solo- la voz de mi esposa nos interrumpió, haciéndonos a ambos voltear a verla: estaba sentada en las escaleras, mirándome con una expresión que no supe descifrar. Pasó su mirada a Hathor, quién la veía con sorpresa y vergüenza reflejadas en los ojos. -Cuéntame todo, no quiero mentiras, o te meteré yo misma hasta la habitación de la inyección letal- los ojos de Ito eran un espectáculo, la miraba con amenaza, enojo, pero también con la disposición de escucharla. El café de su mirada chocaba violentamente con el verde esmeralda de los ojos de Hathor, mezclándose en una gama de colores inigualable.
-Sí- dijo Hathor, antes de dar un paso hacia ella, aunque sin intención de acercarse a ninguno de los dos. -Alguien quiere matar a Kirishima- Ito pasó su mirada a mí, manteniendo sus ojos inexpresivos. -Su nombre es un misterio, Toga y un sujeto llamado Reiko son sus cómplices, pero solo Reiko ha hecho movimientos, de Toga no sé nada- Ito escuchaba con atención, pero sin creerle nada. -Yo era parte del plan para matar a Kirishima, pero cuando me di cuenta de que estaba haciendo mal, decidí soltar la información, Reiko se enteró gracias a un tipo llamado Kibutsa, quién había estado enviando a Kirishima a completar misiones peligrosas, supongo que eran planes para matarlo también, o quizás mantenerlo ocupado- pasó saliva -; el coma no fue un accidente, Ito- mi esposa abrió los ojos un poco más atenta, con confusión, frunciendo el ceño para después mirarme a mí. Guardé silencio y asentí con la cabeza, señalando después a Hathor con la mirada. -No sé mucho al respecto, sólo sé que no fue con la intención de lastimarte porque tú eres a quien quiere- la expresión que puso mi esposa fue una de total sorpresa.
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Color negro
FanfictionKirishima Eijirou, con sólo quince años encontró al amor de su vida: una estudiante de intercambio en la UA se convertiría en su motivo para vivir, y para ser un héroe inquebrantable.